miércoles, 16 de enero de 2013

LIBERTAD SIN IRA

Libertad sin ira, pregonaba la canción que el ex-presidente Suárez aireó cuando se pudo dar el gran paso que nos alejó de la Dictadura, gracias que a Franco le llegó su hora "del descanso", digamos para parecer suaves. Pero llegó la democracia y la sensación de sentirse libres sigue oculta sin duda entre los pliegues de tanta ley, decreto y orden tajante, en las que se apoya la vigilante observación a cada uno de nostros, gracias a los modernos sintemas técnicos y a la aceptación -qué remedio- de ser tan solo, cada individuo, un número y nada más. Ahora un número y luego cuando nos haya llegado también la hora del descanso, ser únicamente una cierta humareda que el aire que sople en ese momento se encargará de hacer desparecer. La incineración, nuevo sistema de eliminación que se emplea cada vez más y que borra todo rastro de nuestra estancia en esta tierra. Y quizá no haya surgido la ira en su transcurso si hemos acertado a ocultarla tras la resignación. Es la única posibilidad que se nos brinda.

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