lunes, 31 de mayo de 2010

DE LA PRIMAVERA AL OTOÑO

Fue una sorpresa abierta como una sonrisa amplia la de aquel día que se iniciaba. Caminaba yo fruncido el ceño de todas las mañanas calle abajo, cuando entre unos hierbajos que se esforzaban por crecer entre las losas grises de la acera, vi la llamada de un punto amarillo casi de oro, como un sol diminuto del que surgía la blancura de unos pétalos confiados y generosos. "Una flor", me dije. Me agaché para contemplarla cuando, de pronto, me iluminé por dentro y comprendí: "ya ha llegado la primavera", casi grité, mientras alguien que se cruzaba en mi camino, también con el ceño fruncido de sus mañanas, no pareció vibrar con la noticia y continuó con su paso resignado.

Ya no pude esperar y al paso más rápido que pude permitirme fui en pos del campo abierto, había que ver aquello en plena Naturaleza. Recorrí calles tristres, desiertas y amplias avenidas como desnudas porque aún no se habían enterado de la noticia y ofrecían el espectáculo de las retorcidas ramas de sus árboles, casi esqueletos que alzaban sus brazos a un cielo absorto. No me importó porque yo sí conocía la grata noticia, era el 21 de mazo, primavera y "mi" flor, la de mi calle, tan puntual, me lo avisó.

Sin embargo, la llegada a aquel campo que con timidez o con miedo parecía iniciarse, quizá por el empuje de la gran ciudad, no inducía al optimismo. La sequedad de un terreno endurecido apenas se aliviaba algún trecho con algún matorral incipiante. La primavera parecía aún más lejana que en mi calle. No obstante di algunos pasos y allá unos arbustos con alguna hierba a sus pies, sí tapizaba un espacio de la sequedad de aquella tierra tan parda. Para allá me encaminé y fueron unas hormigas en perfecta formación las que me recibieron aunque no me rindieron honores ni siquiera detuvieron su marcha. Sin embargo yo sí las presté atención y comprobé que la larga fila de su desfile, respetuosamente, bordeaba un pequeño montículo en el que, oh milagro, lucía ya la primavera: tres florecitas amarillas se ufanaban sin duda por cumplir con el calendario. Me senté en el suelo, casi acurrucado para contemplarlas a ellas y al desfile de las hormigas tan madrugadoras como ellas y tan cumplidoras con la estación. Eran, quise conformarme, ellas y las flores las gratas embajadoras que se adelantaban al verdadero estallido, sin duda esplendoroso de más flores y verdor.

Un buen rato estuve allí agachado. Al cabo, conformándome con esa esperanza, intenté ponerme de pie como si mis coyunturas fueran tan elásticas y rápidas de reacción como mi deseo. Vano intento y fue entonces cuando una voz que yo juraría nacida en mi propio interior pero que parecía elevarse hasta no sé que alturas, resonó dentro de mí como una gran verdad indiscutible: "Levántate con cuidado, me dijo, a ti ya no te sonríen los despertares primaverales, ya eres sólo un producto del triste otoño". Y con tan cruel realidad, todo cambió para mí. La ilusión, infantil sin duda que tenía y que tanto me alegraba, se esfumó en un instante y mientras me erguía, aceptémoslo con gran dificultad, me dio tiempo para como en una fea venganza, rechazar la que ya consideraba provocadora exhibición de aquellas pobres florecilas, cuyo otoño, les espeté, tan cercano estaba también para ellas. Y a las hormigas, al pasar -he de confesarlo- sé que descompuse su monótona formación y hasta dejé en el camino alguna víctima con mis pisadas.

Y me volví pensando en las famosas "Cuatro estaciones", las de Vivaldi, el italiano que tan armoniosamente vió lo que sólo es, como mucho, la prórroga de una condena.

sábado, 29 de mayo de 2010

LA VERDAD SABIDA

Me abracé a mi cayado para sentirme y seguir recibiendo al tiempo que llega disfrazado de días por influjo del sol. Días que para distinguirlos los hemos bautizado: hoy es lunes en honor a la luna, mañana martes por aquel dios romano de la guerra, miércoles por Mercurio... y así en un rosario de tantos soles que alternan con las lunas que crecen y decrecen hasta desapaparecer, sin duda para que podamos añorarlas como una novedad esperada. Todo ello con la cierta presencia de los recuerdos como realidad única que forma nuestra personalidad y que ha ido dejando sus huellas que se pierden, unas en la lejanía junto a otras tan presentes que hasta duelen o alegran y a las que tendemos la mano para sentirlas, para atraerlas aunque apenas podemos rozarlas, porque esas huellas nuestras son, ya, los otros que también tienen que abrazarse a su propio cayado para esperar y sentir la brisa de su tiempo disfrazado de los días que les amanecen de continuo.

Y allá, más allá del sol, el Sol de la Verdad contemplándolo todo y esperando.

viernes, 28 de mayo de 2010

ALGUNOS HASTA APLAUDEN

Que las verdades escasean, se comprueba fácilmente. Pensaba yo el otro día en los distintos regímenes políticos que nos han zarandeado en los últimos tiempos y llegué a la conclusión de que su vigencia, en sus respectivos momentos, ha servido sobre todo para comprobar su fracaso. Sin ir más lejos la democracia por ejemplo tan cacareada, el menos malo de todos los sistemas políticos según se dice, resulta en la hora de ahora al menos, una negación de su propio concepto. Nacida allá en la Grecia clásica también con sus limitaciones todo hay que decirlo, al excluir a las mujeres, y a los esclavos por supuesto, y renacido con el liberalismo, nos llega en la actualidad con un calificativo que la condiciona y limita. Ahora es una democracia representativa, al fin no más que una ficción por la que el ciudadano se priva de intervenir en la organización de su entorno y queda a la espera de las órdenes del elegido, casi siempre en la práctica, un enfatuado personaje que siempre barre para casa e impone sus órdenes que casi nunca se parecen a lo que prometió para que fuera el preferido.

No hay solución a la vista, porque lo pasado fue peor. Fijémonos en el comunismo, el sistema que asoló medio mundo, pero que incomprensíblemente atrajo a pueblos enteros y a tantos intelectuales, y que todavía hoy permanece vigente en las desamuebladas cabezas de algunos. El mito inicial con el que nació, el de la comunidad de bienes, sirvió para que vía Marx con su ilusión de la dictaduara del proletariado, desembocara en el atroz comunismo ruso o en el chino, el de antes tan duro o el actual más disimulado, o llevara el desbarajuste a Cuba o terminara en el hermético y férreo de Corea del Norte.

Otro movimiento-solución acabaría con su iniciador colgado cabeza abajo por el pueblo que antes lo aclamaba. Me refiero al fascismo italiano que no se anduvo con hipocresías y se declaró dictatorial desde sus inicios en 1922 hasta 1945. La idea le nació Musolini en 1919. Había en Italia un descontento generalizado entre las clases medias y entre los campesinos y cierto ardor nacionalista. El fascio, haz de varas de álamo o abedul como emblema se impuso con facilidad y llegó el totalitarismo con un estilo que se extendería por Europa como algo nuevo y vigoroso, pero todo en exceso, en el fondo y en las formas tan exageradas.

En España se llamaría Falange, fundada por José Antonio y crecida entre los universitarios que adoptaban aires fascistas, empleaban la "dialéctica de los puños" y que al final acabaría mixtificada por la acción de Franco que la utilizó y la moldeó a su coinveniencia, hasta que apagó su influencia en la organización del Estado porque necesitó el buen hacer del Opus para levantar económicamente a España.

El lado peor de estos movimientos nacionalistas que surgieron desde Italia, se materializó con el socialismo alemán también denominado nazismo, triunfante a causa de la crisis de 1929 y abrazado por el pueblo ante la situación en que quedó Alemania después de la Guerra Europea. Hitler con su libro "Mi Lucha", recogía las ideas fascistas de Musolini, pero más acusadas, introduciendo el racismo y desembocando en un totalitarismo extremo que llevó, nada menos, a la Segunda Guerra Mundial.

Con lo que, señores, como ven no hay remedio a la vista, así que ante las duras soluciones que se han inventado para allanar los problemas de la sociedad, el comunismo por un lado y el fascismo por el otro, dos extremos que se igualan en lo concerniente a su dureza, no me queda más remedio que resignarme con lo que me toca hoy, este sistema que se finge del pueblo, ("demos", pueblo) y que constituye la gran mentira que tantos tragan. Y que algunos hasta la aplauden.

martes, 25 de mayo de 2010

RETRATOS DEL ALMA

Se ha dicho que los sinónimos no existen, que cada palabra tiene algún matiz que la hace única, puede ser, pero si no nos metemos en profundidades excesivas hay que aceptarlos porque convienen para dotar de alguna variedad y precisión al lenguaje. Me he encontrado con la palabra deslealtad y a bote pronto me he podido topar con casi veinte sinónimos que tomados en su conjunto con los matices que se quiera dar a cada uno, comprobamos que convergen, todas las veces, en un mismo sujeto. Y no digamos si nos fijamos en las palabras análogas, con ellas se puede conseguir el perfil exacto de cada individuo, su retrato importante, el del alma que, a veces, en contra de lo que dice el refrán no se refleja en la cara. Vean, es un juego lo que les propongo: si a la deslealtad citada la acompaño, usando esto de las analogías de, por ejemplo, la falsedad, el fingimiento, el disimulo, la mentira, el engaño, la vileza, la traición...y así podríamos seguir, ya resulta muy fácil adivinar quien es el sujeto al que le viene como anillo al dedo todos estos adjetivos que lo describen y casi lo señalan. ¿Quién es a ojos vistas falso, quién finge, quién engaña? ¿Ya lo han adivinado?. Efectívamente, nuestro presidente del Gobierno, el ZP que sufrimos porque desde hace seis años, habla y miente, habla y se contradice a sabiendas, y disimula mientras, cíninicamente, sonríe y sonríe. Así una vez y otra y otra.

Esto es cosa sabida y se ha hablado demasiado ello, pero en lo que a mi concierne faltaban los calificativos que aquí incluyo sin tacañería, todos juntos. Me he querido dar el gustazo. Además creo que eran necesarios ya que algunos todavía fingen ver a ZP agigantado, hasta el punto de que le han llegado a comparar con Maquiavelo nada menos; qué ignorancia, si el florentino, allá en el XVI derrochó habilidad que luego recogió para que lo comprobaramos en su obra "El Príncipe". Y a nuestro ZP lo que le falta es habilidad precisamente y le sobra vileza. Y ya que estamos de sinónimos y analogías, citemos junto a la vileza a la pillería, a la deshonestidad, a la indignidad, a la falta de vergüenza y a más que me callo por aburrimiento, que todos cuadran con la persona que miente y engaña sin consideración.

Pero aclaremos que no es él solo, el llamado Zapatero, el que se hace acreedor a tantos calificativos. Con el juego que les he brindado, si observamos bien el significado de cada palabra, comprobaremos que se las podemos enjaretar, con toda justicia, a otros muchos, Veamos de nuevo: viles, pillos, indignos, deshonestos y faltos de vergüenza son también todos los paniaguados zampabollos que, sin ideales, se amoldan a las desvergüenzas del presidente. Me refiero a los ministros que le siguen y que le aplauden afirme lo que afirme el jefe, niegue lo que niegue el jefe. Todos, desde la de los pelos, la Fernández, hasta la Viviana, esa que le gusta hablar de porquerías. Todos ellos seguidos, no los vamos a olvidar, de los demás chupones de su partido encabezados por la Pajín, campeona de la doblez y por supuesto, de los mandamás de los Sindicatos que con sus buenos sueldos y sus medidos pasos, a nadie engañan.

Y junto a tanta humillación y tanto deterioro que sufrimos, empezando por el propio Psoe, partido importante para el equilibrio de las fuerzas políticas y al que tanto desacreditan y ya que estamos de aclaraciones, no vamos a dejar de señalar otros perjuicios que padecemos, los que nos afectan tan claramente al bolsillo por ejemplo, y de los que tantos se aprovechan, desde los ayuntamientos con el cuento de sus contratas y subcontratas que encarecen tanto cualquier servicio y a tantos benefician, hasta el despilfarro innecesario de las autonomías, verdadera sangría buscada y aceptada por los partidos, principales beneficiados de tan tremenda dispersión.

Y acabo. Dejo para otro día un especial dedicado a Montilla. No le califico ahora porque en realidad se descalifica él sólo. Habrá otro también especial para el Senado ahora políglota, tan innecesario del que el andaluz renegado se ha aprovechado. Sin olvidar a la Justicia que ya no parece ciega de tan politizada como está y que también se merece nuestra especial atención.

Como ven esto es un no parar, se me van a acabar los sinónimos y las analogías. No sé si habrá para todos.

jueves, 20 de mayo de 2010

RIÑAS DE FAMILIA

Recordaba viendo estos días la cara de Evo Morales, el boliviano otra vez aquí entre nosotros, el mismo que nos confesó con orgullo, y no es para menos pienso, que él era indio lo que ya sabíamos con sólo mirarle, y al observar como, desde su cargo de presidente de Bolivia, y con la carga ideológica tan rompedora que exhibe y tan claramente reivindicativa y a veces, digámoslo, ofensiva para nosotros los españoles, recordaba yo decía, una batalla, la de Ayacucho, allá en su tierra que fue como la puntilla con la que nos obligaron a salir del continente americano. Y lo recordaba precisamente al ver su cara de indio porque se me hizo casi actualidad la tal batalla que se entabló, nada menos, en 1824. Un ejército, el realista, contra otro de los partidarios de la emancipación de España. Los defensores de la Monarquía española fueron ampliamente derrotados. Y ese ejército lo componían unos 8.500 bolivianos, indios en su mayoría, y tan sólo unos 500 españoles de la Península, con lo que el enfrentamiento armado podía muy bien calificarse de contienda civil. Y si analizamos los primeros movimientos de tendencia política que en América se iniciaron, se comprueba que no fueron originados por una afán de separación, aunque luego acabaran trayendo la independencia de aquellas tierras. Y Evo y los demás evos, lo deberían tener en cuenta para enjuiciar cabalmente todo el proceso histórico que les llevó a la situación actual de nuestros días que tanto lamentan, ya que nosotros se lo dejamos todo cuidado y ordenado, muy listo para que prosiguiera el progreso de sus bien trazadas ciudades, de sus campos en plena producción, de sus minas...

Ahora se cumplen los 200 años de la iniciación de aquellos acontecimientos. España ardía con la invasión francesa y se esforzaba en recuperar su independencia, mientras que en las Españas de más allá del Occéano, se agigantaba el temor. Napoleón era despreciado y temido también en aquellas orillas. Se observaba la situación europea y las posibles apetencias expansivas del Emperador. Había que organizarse para evitar lo que tanto temían. España se esforzaba levantada en armas y los españoles americanos, también con ardor defensivo, organizaron unas juntas que sirvieran para gobernarse ante el temor de que Francia aspirase a cruzar el Atlántico. Esas juntas defendían los derechos de su rey Fernando VII, exactamente como acontecía aquí en la Península.

Bien es verdad que luego, expulsados los franceses, la calimitosa, vergonzosa y tan perjudicial actitud de ese rey, el Deseado como se le calificó, que tantos desajustes, trastornos, luchas y desilusiones esparció por España, llevó también a que aquellas juntas creadas para defender sus derechos en América, se inclinaran hacia los conocidos movimientos de emancipación que pueden considerarse como una defensa lógica ante la situación triste a que nos llevó Fernando VII. Un ejemplo lo tenemos en el general San Martín, argentino, del Real Seminario de Nobles de Madrid y héroe en España en varias batallas, la de Bailén entre otras y en América, su tierra, en las de emancipación. Todo ello avivado por supuesto también, por las ideas filosófico-políticas que hacían vibrar asimismo a tantos europeos.

Habría que explicarle a ese Evo Morales que airea como un eco las ideológías que ensombrecen hoy, cada vez más, a tantos países de aquella orilla (recordemos a Chávez, a Castro desde luego y a otros que oscilan entre un Pinto y Valdemnoro político tan confuso) que sus compatriotas del pasado, tan indios como él, casi en su totalidad defendíeron hasta el final la españolidad de sus tierras y peleaban encuadrados en las filas reales, en aquella especie de guerra civil que se entabló y acabó en Ayacucho como decíamos. Hubo sí personajes cuya actitud lamentable y excesiva, la de Bolívar, por ejemplo, soldado que se enfrentó a su bandera con un odio que esparció entre sus seguidores y que ahora recoge un Chávez con claras aspiraciones a conseguir un caudillismo quizá similar al que intentó Bolívar, personaje al que trata de mitificar aún más ocultando la gran oposición armada que encontró el llamado Libertador entre las poblaciones indígenas de tantas zonas. Su triste final, abandonado, solo, viejo a pesar de su poca edad y enfermo, hasta morir en Santa Marta, no debería ser olvidado por el tal Chávez y sus imitadores.

Evo Morales, presidente electo de Bolivia es indio, sí y presume de ello dijimos, hace bien, pero me pregunto: ¿será él, acaso, descendiente de aquellos que no deseaban que los "libertara" el llamado Libertador y que se resistían hasta con las armas? No hay peor cosa que como pueblo negarse a sí mismos y buscar una personalidad inexistente sin atender o despreciando la propia historia. Los Bolívar y los que le han mitificado lo hacen. Bolívar dijo, más o menos, que un español por el hecho de serlo es siempre culpable, y un americano aunque sea culpable no lo es o algo muy por el estilo. Con frases como estas poco podemos esperar.

A pesar de todo, digamos esperanzados por último, que junto con el idioma y las costumbres comunes que tenemos, esos Evos Morales, aunque sean tan indios como presumen, se les reconoce en seguida como a alguien de la familia y si surgen diferencias y encontronazos, hay que dejarlas tan sólo, como las calificaba don José Zorrilla cuando estuvo en Méjico, en meras "riñas de familia". Conviene hacerlo.

La Historia nos ayuda a ver la realidad más claramente y muchos cuando se sinceran la ponen de manifiesto, tal Cristina Fernández, presidenta de la República Argentina,y ya que estamos con la Historia puntualicemos, de la antigua Gobernación del Río de la Plata, en el Virreinato del Perú que sorprendentemente nos estampó a la cara ciertas críticas a una institución nuestra como si de algo suyo se tratara, lo que no fue bonito. O cuando por el contrario, tan amablemente recordó en su discurso aquí en Madrid, en nombre de los demás presidentes hispanoamericanos a don Juan Carlos aún convaleciente, dijo: "Su Majestad ha sabido construir vínculos muy fuertes con todos nosotros y realmente lo sentimos un Rey muy próximo". Lo que digo, de la familia.

sábado, 15 de mayo de 2010

LOS FRENTES Y LAS URNAS

Observaba yo atónito como un grupo de gente, gentecilla posiblemente, jaleaba, besaba y abrazaba al hasta ahora juez Garzón una vez que el Tribunal Supremo le había imposibilitado para esa función durante un tiempo en espera de ser juzgado. Naturalmente en esas demostraciones histéricas y equivocadas ondeaba la bandera republicana, lo que retrata a todos ellos. En fin, parece ser que esas demostraciones de apoyo al llamado juez estrella comenzaron al figurar la Falange como uno de los demandantes, lo que no les otorga a esa gentecilla ninguna razón para tales extremos, al fin y al cabo sabemos que la Falange es un partido político legal que además y vista su pequeñez a nadie hace daño.

Con todo esto y dada la larga historia personal que uno lleva consigo, pude trasladarme a otros tiempos y recordarlos, tiempos en que viví otras intransigencias. Y pude revivirlas, modos y maneras tan distantes y tan parecidas a la vez. ¿Saben ustedes como se celebró un Primero de Mayo allá por mil novecientos cincuenta y tantos? Pues bailando que no es mal ejercicio. Presenciamos la actuación de unos Coros y Danzas de la Sección de Femenina que mostraron todo su arte (que lo tenían) en el estadio de Chamartín que así llamaban entonces el campo de futbol del Real Madrid. Y se matizaba la celebración aquella con todo detalle: había que eludir la denominación de Día del Obrero, incluso del Trabajo, y se tendía sin mucho éxito es la verdad, a denominarlo Día de San José Obrero, al fin y al cabo un carpintero que, acaso, tendría también reivindicaciones que hacer.

Pobre San José, poco éxito iban a tener sus supuestas reivindicaciones en aquellos años cincuenta o en los actuales en que tambien sufrimos a unos sindicatos prácticamente tan verticales como aquellos, supeditados a la política como están y que tan caros nos cuestan, dicho sea de paso.

Y ya puestos, seguí viviendo aquel pasado remontádome otros diez o doce años más atrás, con lo que me topé con aquel Frente de Juventudes que enseñaba a los niños a ir "por el Imperio hacia Dios". Y como daba la casualidad de que ya no había imperio al que agarrarse, para poder llegar a tan alto destino, por fuerza, había que buscar un camino diferente.

También se hablaba entonces de rosas y de estrellas, todo poético e ilusionante, lo que contrastaba con el nombre de Frente que lleva la mente a pensar en oposición y pugna con algo. En fin, es una manía, hay que ser rebelde aunque no haya causa, enfrentarse a algo. Por eso han nacido tantos frentes políticos y sociales, que casi nunca han conseguido nada más que crear más problemas y sufrimientos la mayor de las veces.

Ocupémonos de uno al que siempre le tuve ganas, del Frente Popular que según denunció Salvador de Madariaga, ministro de esa república, fue, con su auténtica revolución, el culpable del levantamiento militar que nos arrastró a la Dictadura. Socialistas y comunistas unidos (marxismo al fin y Stalin en la mente) para ganar a la derecha vencedora de las anteriores elecciones. Sangre, sudor y lágrimas a raudales desde el advenimiento de ese Frente (¡ay Carrillo y otros de la misma ralea¡). La guerra, la depuración, la postguerra y la normalidad alejándose. Ahora un inciso, díganme ¿ha vuelto ya, acaso?.

Los frentes, pocos han conseguido arreglar los problemas a los que decían enfrentarse. Hhagamos memoria, recordemos algunos, tres recuerdo: el Frente de Liberación de Mozambique, el FRELIMO por ejemplo, fundado en 1962, que si consiguió la independencia del país no fue por su acción, sinó por los cambios políticos habidos en Portugal, pero que con sus ideas tan de izquierdas, ha conseguido sepultar a los mozambiqueños en la más absoluta pobreza. A 65 dólares alcanza la renta per cápita de sus habitantes. Otro frente, el de Farabundo Martí, salvadoreño, que desde 1980 con su guerrilla, asoló el ya desolado país, hasta que en 1994 consiguió convertirse en un partido legal con lo que ya pueden sus gerifaltes vivir del cuento. Otro más, el Frente Polisario que aunque sí parece que puede tener una razón poderosa por su lógico enfrentamiento con Marruecos, y a pesar de haber creado con ayuda de Argelia, la República Arabe Saharaui Democrática, poco parece que pueda conseguir. Existen intereses foráneos para tener a ese frente casi en estado vegetativo.

Hay más frentes sin duda, algunos sin ese nombre, pero que suelen revestirse con el disfraz de la revolución de no se sabe qué. Sirven para poco dijimos, sólo para aumentar el recelo la mayor parte de las veces. Así que, llegados a esta conclusión y observada esa gentecilla que besuqueaba al juez estrella (eclipsada por ahora), no cabe más que la resignación al ver a tanto indocumentado ondear la bandera del fracaso. "No es eso, no es eso" que dijo Ortega, adalid que fue de aquella república.

Los dejamos y no formaremos ningún frente contra ellos, ni eso merecen. Así que, gracias a Dios, nos quedamos sin frente alguno.

--¿Está Vd. seguro?.

--Hombre esperemos que sí. Ya sé que nos asusta la que podemos calificar de situación real del país, la que vivimos, la que sufrimos, que además puede traer consecuencias inimaginables. Exactamente las que provoca ese autoritario e incapaz presidente que sin rumbo y con unas medidas seguramente insuficientes o equivocadas y recogidas al dictado, nos empobrecerá a todos. Pero para librarnos de lo que pueda llegar, no se necesita un frente clásico y llamativo que entone un tatachín de proclamas y consignas, sino tan sólo un llamamiento a la buena conciencia y a la razón de los que rodean y aplauden a ese tan mal gobernante de nombre Zapatero que ni a alpargatero llega, porque deben comprender que su ciclo acabó sin dar nigún fruto y agotado a ojos vistas...

En fin, lo que sí podemos hacer es preguntarnos si España será capaz de reaccionar. En democracia sí cabe la reacción que necesitamos, la que se hace con orden y con las urnas.

Pues veamos que dijo un ciego. En estos temas, yo.

jueves, 13 de mayo de 2010

DE LA CONTEMPLACIÓN Y EL DESCANSO

He decidido retirarme a la vida contemplativa por algún tiempo. No a la que frecuentan las monjas que eligen esa vida quieta y como ausente que se enfoca hacia las alturas insondables de la fe, no. En mi caso es más bien un intento de huir por un tiempito del mundanal ruido que se observa en esta España mía, en esta España nuestra, presa ahora de ese que dicen Zapatero y que ni siquiera zapatero es, porque está abonado a la negación de la verdad y a refugiarse únicamente en lo aparente, lo irreal, lo ilusorio, lo inexistente. Hasta que vino el tío Paco con la rebaja en forma de Markel y Obama y le obligaron a entar por el aro y con él a España entera, por el aro de la subordinación a lo del exterior, tras haber despreciado como solución de tanto entuerto, una hechura adecuada a la española que, además, hubiera salvado nuestra honrilla y hasta nuestra soberanía ahora tan vigilada.

Por eso me vine aquí a este retiro solitario que, para mi recreo me recibe con un horizonte de nubes blancas y con tanta quietud, que esas nubes tan bien perfiladas, parecen descansar sobre un mar muy azul ahora, más que el mismo cielo. Pero, claro, una cosa es el escenario y otra la función que oscilando según el momento entre la comedia o el drama, sin llegar a la tragedia, gracias a Dios, se pasea por la cabeza de uno. Porque cuesta olvidar lo dejado atrás, ese agrio mundanal ruído del que uno quiere alejarse. Y para ello intento refugiarme en la nada como un antídoto, aunque observo enseguida que la nada no es la medicina adecuada. La nada es demasiado, es la negación de todo que dicen los filósofos, la negación del ser nada menos y tampoco voy a ir tan lejos. Entonces doy un viraje y me refugio en la esencia cristiana de la que uno arranca y la actividad que se desprende de esa nada, acaba con la quietud que busco, ya que la nada es todo, es lo principal, el principio de lo creado ya que Dios la eligio para la creación. De la nada salimos, yo y esas nubes blancas tan bonitas que las miro y parecen no darse cuenta.

Y en esas estoy, queriendo disfrutar por un tiempo de la vida contemplativa que me debe proporcionar, según dicen, la tranquilidad tan deseada. Y comienzo a contemplar pues, y a meditar que eso hacen también las monjas. Y medito y medito hasta que Morfeo, de pronto, me llama y me transporta al mundo de los sueños donde de verdad descanso que es de lo que se trata. Qué fácil, estas monjas saben mucho.

miércoles, 12 de mayo de 2010

DE LA INDIGNIDAD

Voy a ocuparme de lo que todo el mundo sabe, de lo que todo el mundo sufre.Y aunque sea de conocimiento general el tema, permítanme que lance mi grito, uno más acaso, y que proteste aunque tan sólo pueda hacerlo desde esta humilde Horadada donde las olas que salpican sólo son de agua, al fin y al cabo inofensivas. Comenzaré con una observación: la pena y la ira a veces se unen. Generalmente nacen de la impotencia. Pienso en lo que fuimos y en lo que somos. Me refiero a nuestra realidad de españoles. La Historia grande nos recuerdan las glorias, las desgracias y la decandencia también; pero casi siempre, en esos momentos decadentes se ha podido encontrar algún punto en el que surgió la dignidad con altivez. Casi siempre. Y cuando hubo algún motivo para que la vergüenza se agigantara lamentablemente (con Fernando VII y su triste adulación a Napoleón, por ejemplo) el pueblo supo erguirse con el orgullo necesario para escribir unas páginas de nuestra Historia memorables a pesar de tanto sufrimiento.

¿Y ahora? Ahora somos el triste país al que hay que vigilar. Comprobamos que la situación economica de España es peligrosa y su Gobierno incapaz de mejorarla a los ojos del mundo. Sarkozy aceptó que Zapatero "era tonto, pero ganaba elecciones". Esto ha sido lo malo que las ganó. Presumía ZP de que no eramos Grecia, lo que no significa que nuestra cuesta abajo no sea un peligro manifiesto. Peligro para toda Europa y hasta para EE.UU. Soslayemos sin embargo los temas económicos y sólo fijémonos en el triste espectáculo que nuestra España con su presidente del Gobierno, ofrece al mundo. Tanto que la Unión Europea ha tenido que tomar cartas en el asunto y amonestar a ZP e indicarle lo que está obligado a hacer para que el peligro que acecha pueda evitarse. Obama también se ha visto obligado a fisgar en las cosas de España y poner firmes a su dirigente. Merkel no se fía y cuenta que nos va vigilar de cerca. ¡Pobre España!

¿Donde está la dignidad? La democracia falla con ZP. El pueblo ha quedado arrinconado y amordazado y si habla, grita, no se le escucha. Busquemos calificativos para la situación. Empecemos por tacharla de desbarajuste, unámoslo a la incompetencia y a la soberbia y a la injusticia. ZP, el tonto que gana elecciones, sabe también, por lo que vemos, sujetar al pueblo y acierta a arrimárse y rodearse de la escoria, la política sobre todo, para continuar, sin dar oportunidad a que el juego democrático auténtico funciones y obre en consecuencia, dada la situación. ¿Hasta cuando? Posiblemente hasta que los pensionistas resistan y los trabajadores aguanten (y aguantan sorprendentemente). Ahora parece ser que ellos van a llevar el peso de la árdua labor a que obligan desde el exterior.

Observamos además que Zapatero cuando está más allá de nuestras fronteras, baja la cabeza y obedece sin rechistar las órdenes de los entendidos convertidos en mandamás. Sólo cuando llega a España finge altanería, no entona el "mea culpa" que debía, se arropa con sus indignos seguidores y se atreve a tachar de antipatriotas a los que le critican. Mientras tanto el crédito de España sigue bajando a ojos vistas, a la vez que la indignidad se agiganta.

martes, 11 de mayo de 2010

CHINA Y ESPAÑA

China y España modificaron el mundo, al menos la vida en él. España desde 1492 facilitó a Occidente la llave del progreso que le llevaría a dirigir el mundo. Con el descubrimiento de América se inicia la verdadera globalización: gentes, plantas, animales y hasta micróbios se internacionalizaron con lo que hizo España asomándose al Indico y tocando también el Pacífico. Europa, América, Africa y Asia y hasta Oceanía participarían de tal ampliación, de la interdependencia en suma, de la modernidad como resumen de lo acontecido.

Antes, hasta esa fecha de 1492 que trajo la modernidad, fue China la que llevó, a distancia, el beneficio de su influencia al resto del mundo conocido. El olvido de esta realidad trae la sorpresa ahora en que la presencia de su potencial, industrial sobre todo, invade el mundo. Todo está fabricado en China se dice. Se ve y se augura un futuro en que imperará en plan de gran potencia. No debe extrañar, existen antecedentes. La revolución industrial de nuestro mundo no hubiera surgido sin los altos hornos de carbón que allí, en aquel extremo Oriente, nacieron. De allí también nos llegó el papel nada menos y su aplicación en el papel moneda; y la pólvora que transformó el arte militar.

China y España, España y China. Nuestro país al ampliarlo, -esta es la paradoja- empequeñeció el mundo al hacerlo transitable y reconocible. La Leyenda Negra trató, trata aún de rebajar la gran obra negando aquel espíritu de la Conquista portadora de un Derecho de Gentes que para sí quisieran hoy más de un lugar de nuestro mundo.Todo ello, la transformación que experimentó Europa entera gracias a las hazañas españolas, la fundación de ciudades como Lima, Quito, Asunción, México que en nada envidiaban a la España de entonces, es una de sus aportaciones. Luego sólo, acaso, unicamente con la independencia, esas ciudades iniciaron su degradación... Y China, gracias a ella puedo plasmar en un papel mi admiración y mi esperanza de que hasta lo que parece chino se me haga inteligible.

lunes, 3 de mayo de 2010

PASA Y NO SALUDA

Este de rostro español y no sé si quevedesco, de plateada testa que ya no guedeja y rasurada barba, soy yo, el que leen. Así quedé por influjo de la erosión de ese tiempo que pasa y no saluda, sólo desgasta inmisericorde. Y aquí estoy, cara al viento que como gran novedad, a veces, trae nubes que adornan el azul y animan con fingidas carreras a que obligan esos vientos de comportamiento tan dictatorial que hasta en ciertos momentos del año, allá en la canícula veraniega, nos acercan el mismísimo polvo del desierto, del Sahara, con lo que consigue que respiremos lo mismos aires que esos tuaregs que envueltos en sábanas recorren (o recorrían) los arenales en que les tocó vivir. El mismo polvo y hasta el aliento exhalado en un alarde de globalización natural o de ahorro con que nos regala o contamina, la propia Naturaleza.

Todo, como ven, demasiado amplio para abarcarlo y demasiado distante para dominarlo: las nubes, el viento, aquellos arenales inhóspitos, con lo que nuestras posibilidades se reducen tan sólo a unos cuantos gestos que se transforman en demostraciones de incapacidad, de impotencia para todo lo que trascienda un poco más allá de nuestro entorno. Así que conformándonos (es un decir) con lo más cercano, nos agarramos a unos cuantos chismes, casi de portería, y aceptándolos o rechazándolos, nos engañamos lo suficiente hasta creernos que nuestras miras pertenecen a alguien capacitado con una cierta vida intelectual de alguna consideración.

Mientras, el viento sigue con su labor: ahora por el Norte, luego por el Sur, y hasta juega a ser original y vira hasta un Nordeste frescachón o un Noroeste con ansias de humedad que los metereólogos aprovechan para sacar sus consecuencias.

Y han pasado tantos días, "¿Te acuerdas cuando...?"/"Fue hace poco"/"Calla, si han pasado quince años por lo menos". Si, han pasado seguramente o acaso no, porque son las nubes las que pasan y el viento que las domina. Lo demás permanece quieto, ¿petrificado?, no, acaso seriá más acertado decir impertubable, quizá espectante. Aunque la espectación es una espera con ribetes de tensión de algo que importa y no creo que el virar del viento pueda infundir ninguna ansia, ni siquiera a la veleta, un juguete más para él.

Claro que a pesar de todo lo dicho, hay que aceptar que nos quedan los gestos, los nuestros, para recordarnos y no olvidar nuestra realidad esa que a veces, reconozcámosla también aunque desmienta en parte lo asegurado más arriba, se nos presenta con su mejor cara, independientemente del viento que sople, en su más reconfortadora expresión y nos hace esbozar una leve sonrisa ¿de placer?, sí de placer y hasta de espectación diría yo negando lo pontificado antes. ¿No han notado a veces, ese como gusanillo tan grato rondarnos por los adentros, puntualicemos para ser sinceros por el mismo estómago? Es el apetito que no el hambre que se va a satisfacer con algún plato de nuestro gusto y que mientras llega, la sonrisa se amplía y la boca se convierte en lago de sabores.

Es que estamos vivos, claro, menos mal.