lunes, 30 de junio de 2008

LAS VERRUGAS DE CHURCHILL

He leído en algún periódico de ayer -aunque sólo han sido los titulares- alabanzas a la labor que por la libertad desplegó el inglés Wiston Churchill, lo que uno a otra afirmación similar que vi flotando en este mar infinito que son las ondas o lo que sean, de esta inter-red, dicho sea en español, para mí milagrosa.

Todos sabemos que Churchill se enfrentó a los nazis alemanes de forma muy valiente e inteligente, pero cabe preguntarse para hacer la valoración justa en vista de lo que ahora se comenta, si le movía en este elogiable gesto su amor a la libertad así en abstracto entendida o fue sobre todo su patriotismo -sentimiento encomiable sin duda- el que le animó en aquellas fechas terribles, junto a su también encomiable aliado norteamericano, a enfrentarse a una Alemania que surgía como invencible y terrible potencia en Europa.

Digo nesto porque su sentido de la libertad, al menos cuando esa libertad solo favorecía a otros, no parece que fuera virtud notable en ese a pesar de todo extraordinario dirigente inglés. Conozco tres ejemplos que hacen tambalear ese juicio tan favorable sobre su defensa, digamos altruista, de la libertad. Uno: la entrega en connivencia con los EE.UU. al comunista Stalin de casi media Europa, gesto no heroico precisamente en que el reparto del botín fue preocupación primordial. Gran Bretaña permanecía arrimada a su aliado, el rico, el poderoso, el influyenye, ya que ella, por sí sola, no llegaba ya a tanto.

Segundo caso: Churchill estuvo en la guerra anglo-boer en calidad de periodista, pero que se sepa, nunca denunció la triste situación en que sus compatriotas mantenían presos en campos de concentración, a mujeres y niños afrikaans ni las atrocidades allí cometidas como, - según denuncian historiadores boers- darles pan con vidrio molido dentro de la masa. Esto no lo han desmentido los ingleses, sólo se callan.

Tercer caso: para conocerlo tenemos que trasladarnos otra vez co n la mente, hasta la Suráfrica de 1906. Allí los ingleses y los boers firmaron, acabado el enfrentamiento armado, el Tratado de Vereening "que si no llevó la tranquilidad -dice el historiador- sí alcanzó el silencio de las armas y en la práctica el dominio territorial de los ingleses que es lo que interesaba, moralidad aparte", mientras los boers consiguieron algo para ellos esencial, la separación cuanto más abismal mejor de los nativos. Aunque quedaba en el aire qué hacer con los mulatos e indios que también debían ser rechazados. Sin embargo esto no constituía un problema para los ingleses tan pendientes solo de las formas en tantas ocasiones. El Tratado nombraba la palabra nativo, entonces en la Cámara de los Comunes, exactamente el 23 de julio de 1906, el subsecretario para Colonias que a la sazón era nada menos que Wiston Churchill, dio la sorprendente solución al dilema: "Creo que el preciso significado añadido a la palabra "nativo" es que son nativos todos los que no sean de un país europeo" y se quedó tan pancho fumándose un puro seguramente.

A partir de entonces, hasta que Nelson Mandela diera al mundo la gran lección de inteligencia, tolerancia y honradez, los llamados nativos, los negros que sí lo eran, los indios que fueron llevados a Suráfrica para trabajar y los mulatos, de sangre holandesa también, no fueron libres en absoluto ni para moverse por su propio país.

Wiston Churchill participó en esos tres momentos claves. A pesar de todo fue un gran dirigente al que la Historia debe reconocer y reconoce. Pero hay que añadir también esos tres lunares o más que lunares verrugas que hacen que dudemos de que haya sido un gran defensor de la libertad. ¿Pero quien no cuenta con alguna verruga o quizá con muchas?

domingo, 29 de junio de 2008

EL PSOE CULPABLE SIEMPRE

Mi barrio es mío y por él camino. Es un barrio solitario, per0, a pesar de ello, me llegan a veces voces o ecos mezclados con la brisa. No todos esos ecos o voces cargadas de razones como vienen las considero acertadas, algunas son peregrinas, otras risibles por peregrinas, otras apresuradas. Me refiero ahora únicamente a los temas políticos que siempre son opinables y por ello tan proclives al error.

Por ejemplo, al considerar la actuación del Psoe en esta etapa del gobierno y en la anterior, no parece razonable ni justo, enumerar tres, cuatro o más aciertos siempre relativos quizá y a menudo escasos de contenido, para conceder a ese Gobierno la más mínima sonrisa de aprobación. Sobre todo cuando en lo esencial ha resultado y resulta tan negativo y perjudicial para el conjunto del país en la actualidad y, si Dios no lo remedia, en el futuro.

Piensen en una casa en la que se ha adornado el pasillo con un cuadrito muy mono, mientras se agrieta voluntariamnte la viga maestra, a la vez que se repara un picaporte averiado y se debilitan los cimientos poniendo en peligro la verticalidad de la edificación. Eso ha hecho el Psoe con España. Resulta peregrino sí, no ya valorar sino tan solo enumerar el arreglo del picaporte y la colocación del cuadrito, mientras el peligro de desmoronamiento no únicamente se consiente sinó que se fomenta.

No hay que aclarar nada, a la vista está en tantas autonomías el fermento, ya florecido de alguna forma, de la desintegración y la llegada del pestilente tufillo de los reinos de taifas.

Frente a esto, el PP en la legislatura pasada mostraba su oposición cerrada, obligación suya ineludible, que reflejaba, divinamente, el enfado, el susto y la ira de los españoles.

Por eso ahora, en los días actuales, el cambio aparente de talante de ese partido opositor, el PP, sorprende a muchos y hace temer una apertura condescendiente con lo que han llamado -Rajoy sobre todo- el cambio de los tiempos, como si los cuatro años que dura una legislatura fuera toda una era.

Arenas, el pepero andaluz, en unas manifestaciones recientes, nos acercó el susto de la sospecha al expresar, sin duda inconscientemente, su idea profunda revestida del nuevo talante ante la idea de España. "Rajoy quiere -dijo Arenas- una Andalucía fuerte en España". ¿Donde si no se pregunta uno ante el peligro de unas traidoras arenas que quieren convertir en movedizas también en esa región?

En fin, esperemos a los acontecimientos y ojalá que el PP nuevo de Rajoy se preocupe, sí, de la economía como anuncia, cuya crisis provocará sólo un dolor pasajero sin duda, pero que continue mostrándose intransigente en lo esencial para poder seguirle y votarle por considerarlo nuestra voz. Amén.

viernes, 27 de junio de 2008

VERGUENZA TORERA

Los tipejos vengativos inventores de la memoria histórica cargada de odio que están encuadrados, sobre todo, en el Psoe y otros grupos incluso más despreciables, hablan ahora de conceder la nacionalidad española a los miembros de las Brigadas Internacionales que aún estén vivos que serán pocos gracias a Dios, aunque no sea más que por acción del tiempo que es muy suyo y, a veces, hasta justo.

Es tal el afán de revisionismo liderado, claro, por Zapatero (que se encuentra muy triste pensando en el triste final de un abuelo suyo del que no tiene recuerdo porque no le conoció) que desea premiar a unos extranjeros, algunos henchidos, sin duda, de romanticismo, otros de odio, casi todos comunistas stalinistas; algunos buenos a pesar de todo, otros malvados y crueles como se sabe, pero todos con el único mérito de haber venido a nuestra Patria a matar españoles, lo que ahora el Gobierno que sufrimos desea premiar.

Desgraciadamente en la historia de nuestra tierra se ha repetido eso de llamar a extranjeros para que ayuden a matar a otros españoles. Sin ir más lejos o yendo más lejos, la invasión musulmana en el siglo VII tuvo lugar porque los hijos de Witiza despojados del trono por don Rodrigo, se fueron a pedir ayuda al conde don Julian, señor de Tanger y con él hasta el califa que, encantado, les atendió, mandó a España a sus tropas acompañadas y ayudadadas por los witizanos y ya que estaban se quedaron. A los witizanos los mandaron a escarbar cebollinos a unos cortijos que reclamaban ya que no conseguían el trono.

Todo el follón regional con la supervaloración de las diferencias, etc. que sufrimos, tiene su origen en esa invasión. Hasta entonces la uniformidad era palpable. (Algún día me ocuparé de esa realidad con detalle y la expondré ante el clamoroso silencio de mi plaza a los mundos siderales).

En la Guerra de Sucesión a que nos llevó la muerte de Carlos II sin descendencia y los deseos ingleses y franceses de acabar con España como potencia, lo que sin duda alcanzaron con el Tratado de Utrech, hay ejemplos lastimosos de posturas políticas vergonzosas en esa contienda civil que se entabló y que, sin tener en cuenta la integridad de la Patria, llamaban a cualquier extrajero para que viniera a luchar contra otros españoles de distintas ideas. Tal, por ejemplo, la presentación nada menos que por parte del almirante de Castilla al rey inglés de un proyecto para que desembarcara en Cádiz, cosa que hizo, y emprendiera la conquista de Andalucia. La disculpa es que él, el tal almirante, no quería a un rey Borbón. Como consecuencia se perdió Gibraltar y Menorca, aunque luego esta última se reconquistó.

Más adelante, en 1823, Fernando VII con el deseo de volver a establecer un régimen absolutista, permite que atravesaran la Península los llamados Cien Mil Hijos de San Luis que en realidad no fueron más que 60.000. Menos mal.

En nuestra Guerra Civil, la última quiero decir y mía porque la viví, los de Franco llamaron a los italianos y a los alemanes para que vinieran a matar españoles. Los otros, los del Frente Popular culpables del alzamiento militar (Salvador de Madariaga dixit) trajeron, con el mismo fin, a las Brigadas Intrnacionales que ahora quiere premiar Zapatero y los suyos, creo sin obligarles a que acrediten el número de españoles que se cargaron.

CONCLUSIÓN
La Historia de España resulta, sin duda, una historia plagada como pocas de heroicidades de las que tan orgullosos nos sentimos los que las conocemos (ahora se impide o se limita airearlas en las escuelas), pero también hay hechos reprobables como los citados. El último es de Zapatero.

miércoles, 25 de junio de 2008

¡QUÉ CRUZ! NI ESTO NI AQUELLO

Qué gusto, me he animado a criticar otra vez a los socialistas, a los separatistas de siempre en España y tanto cretino que anda suelto y se llaman progresistas con sólo marcha atrás, es decir, que lo que hacen únicamente es recular. Ellos nos falsifican la Historia con lo que la memoria colectiva de nuestro país, en unos años, será otra. Los unos, los separatistas, se inventan una historia de España que avale el chantaje que pretenden perpetrar al resto de los españoles. Y los otros, los socialistas que forman el Gobierno de la nación y los políticos que pululan alrededor, haciéndose los sordos ante tanto peligro o tergiversando también nuestro pasado con interpretaciones erróneas con que arropar sus ideas corrosivas trasnochadas.

Y que conste que con esto que digo no me lanzo de cabeza al optimismo de un hiperliberalismo que deja a tantos fuera de juego, con la única oportunidad de ceder ante tanto empuje y resignarse a la voluntad de dos o tres que mangonean el cotarro, consiguiendo que nuestra vida se vea continuamente ante el peligro de una especie de ley de la selva, en la que el fuerte, en este caso el capitalista y sólo él, decida y mangonee. Esto ha llevado o está llevando a la llamada globalización, un nuevo y presumible auténtico mal de nuestra época. Porque globalizar es tanto, en este caso, como dominar. El adjetivo global, se aplica cuando se ha tomado alguna cosa en su conjunto. En este caso el capitalismo exagerado que nos toma, nos domina a todos.

Oiga, parece usted rojo, dirán muchos. Pues no, no soy rojo como tampoco lo fue el papa Juan Pablo II que condenó, como se sabe, al comunismo y coadyuvó a su desaparición como fórmula económica y social que él sufrió. Pero también condenó el capitalismo salvaje, lo mismo que nuestro actual papa Benedicto XVI, una cosa que no se pregona demasiado, sencillamente porque no interesa.

A mi me hace gracia o me entristecería si me pusiera serio (que no lo voy a hacer) al ver como el capitalismo (sistema económico que, en principio y con ciertas condiciones, acepto por lo que tiene de liberar) acude al adjetivo salvaje, únicamente para poder hablar, como contraste, de un, digamos, capitalismo justo sin indicarnos donde está la frontera entre ambos, mientras el sufrido ciudadano de a pie casi no puede diferenciarlos, a la vez que sufre a tantos capitalistas que se aprovechan de los beneficios y de los ventajosos monopolios que consiguen.

Ya sé que el capitalismo ha hecho progresar a los países; pero también sé que, sin duda, ha impedido progresar a otros. Frente a esto y como solución nace el socialismo ¡hay madre! y lo pone peor porque nos lleva a todos a la bancarrota, coarta la voluntad y el coraje de los individuos que tienen empuje, critica la injusticia social inherente al sistema capitalista, mientras propone un sociedad sin clases, es decir, quiere hacernos a todos pobres mendicantes, planifica la economía a escala nacional y no nos deja levantar cabeza. Todo mientras acepta como su inspiración o biblia a un marxismo al menos teórico que al desaparecer practicamente, al menos en los países desarrollados, la masa proletaria, hace imposible pretender su dictadura. Por ello abandona la lucha por implantar su sistema económico fracasado y se dedica, como ahora en España, a combatir la moral tradicional, negar la Historia, combatir a la familia y reivindicar lo que nunca supieron conseguir limpiamente.

¿No hay entonces salvación? ¡Ay, Dios mío! ¿Cómo será el futuro si además pensamos en otros peligros, por ejemplo, el cambio climático, el matrimonio homosexual y su derecho a adoptar niños, la sonrisa de Zapatero, el perfil de Pepe Blanco y el bigote de Carod-Rovira entre otros males? Yo me meto en la cama y no me levanto. Vean el futuro:

ANTE LO INCOGNITO
Se adentró la noche en mi
y llegó la tiniebla tan adentro y tan espesa,
que sólo contaba con la referencia de unos ojos
abriéndose en la penumbra exterior, tan difícil de interpretar.

Por eso, como un neandertal en su cueva
únicamente deseaba un cobijo ante la incertidumbre de lo desconocido
que, sin duda, estaba por llegar.

Lo desconocido que está por llegar. Eso entra dentro de lo misterioso, lo que no es accesible para nosotros que sólo disponemos del pasado. Esto sí que es pesimismo. Pero para vencerle, enfoquemos el tema de otra manera, pues al fin y al cabo, lo de cambiar de enfoque no deja de ser divertido, casi un juego. Por ejemplo, quitando de nuestra vista al Carod, al Pepiño y hasta la sonrisa circunfleja -como sus cejas- de Zapatero. Pero sin fiarse que el tiempo es taimado y nos traiciona. Estemos atentos y si es verdad que la vida es lucha como antes se decía, luchemos como única forma de alcanzar la victoria.

(Una pregunta para los más viejos: ¿a qué les suena estas últimas frases?
La solución máñana).
Mas mientras llega, piensen, contando esta última, en las tres posturas esbozadas, ninguna cómoda para todos. Yo viví las tres.

domingo, 22 de junio de 2008

CURIOSIDADES HISTÓRICAS

Visto que no nos quitamos de encima esta realidad que nos gobierna, he decidido sumergirme en la Historia, en el pasado ya que, superado por la acción del tiempo, ha quedado ahí, inerme, a nuestra disposición. Y le visito:

Primero a los de mi tierra. Allá me voy con la imaginación y de la mano de Estrabón, el griego que tuvo la amabilidad de dedicar u n tomo entero, el tercero de su "Geografía" a España en el que incluía, como no, dentro de España a los vascos y los igualaba al resto de los habitantes del norte peninsular, a los maquetos. ¿Qué pensaría Arana si se hubiese enterado de que Estrabón no veía diferencia entre todos ellos? ¿O en la actualidad Ibarreche?.

En fin, el griego al hablar de los cántabros exactamente, "los que sujetó César Augusto", les acusa de ser los que "ejercitan más los pillajes, y también a sus vecinos". Lo que viene a dar abolengo a esa palabra, raquero, tan santanderina. De casta le viene al galgo... Raqueros se llamaban a los que más modernamente se dedicaban a desvalijar a los barcos surtos en el puerto de esa ciudad, mayormente a los ingleses, estos también maestros en el arte de la piratería. Pero los cántabros de entonces a los que se refiere Estrabón, tenían otra costumbre que es la que yo quería resaltar aquí. Una costumbre que a veces se ha endosado a gentes de países axóticos alejados de nosotros, pero según observó el griego, allá en la época romana cercana a nuestra era, la observaban aquí nuestros antepasados. Copio a Estrabón: "Las mujeres labran los campos y cuando paren, hacen acostar a sus maridos y ellas les sirven". Qué menos, digo yo que también soy cántabro.

DE MOROS
Otra curiosidad que nos brinda esta vez un tal Aben Adhari, se refiere a lo prolíficos que resultaron los califas cordobeses, junto con detalles de su aspecto físico. Así nos enteramos de que de diez califas que considera, la mitad no mostraban el tradicional aspecto árabe, vean:

Abderraman I era rubio y alto, y tuerto eso sí, lo que no le impidió tener 20 hijos.
Hixen I, pelirrojo, tuvo que conformarse con sólo 11 descendientes.
Adahla las enamoraba con sus ojos azules, su nariz aquilina y sus cabellos rubios, así que procreó a 22 infantes.
Abderraman III, también de pelo claro, dice de él que era hermoso de cuerpo y elegante. Pero a pesar de eso no nos indica la cantidad de hijos que trajo al mundo que, acaso, no fueron muchos pues según lo que yo conozco se dedicó a zurrar la badana a los cristianos, y no hay tiempo para todo.
Alhaquem II era de un rubio rojizo. Tenía las piernas cortas y los brazos largos. El pobre.
Hixen II es descrito también como rubio. No nos dicen cuantos hijos tuvo. Sí que era muy religioso y se dedicaba a la lectura de el Corán.

MAS DE MOROS
Parece ser que los que habitaban en la Córdoba de Abderraman II no tenían muy claro qué había que hacer con los borrachos. En teoría, los jueces debían condenarlos, pero la norma era de muy dudosa aceptación, especialmente en una tierra latinizada con una población, en gran parte, de habla romance por lo que solían buscar subterfugios para dejarlos libres.

He aquí parte de un juicio cierto: Llevado un borracho ante el juez, éste ordena a un secretario que huela el aliento al acusado:

--¿A qué huele? -preguntó-
--A vino, claramente -fue la respuesta.
--Compruébelo usted -ordenó el juez a otro ayudante.
--Huele a una cosa rara, pero ignoro a qué - respondió este último-

Entonces no hay pruebas suficientes para condenarle, concluyó el juez. Queda libre.

Por eso, un tal Abubéker al tiempo de morir se lamentaba:"Lo único que me preocupa es una cosa: la pena que se merece el que bebe vino, por ser cuestón que dejó sin resolver el Profesta, y es uno de los asuntos sobre el cual no hemos pensado hasta después de que murió Mahoma".

Esto de la bebida lo dejó Mahoma en el aire por lo que se ve, no así otras afirmaciones, por ejemplo, según puntualiza el Corán el que "los hombres son superiores a las mujeres...los maridos que sufran desabediencia de sus esposas pueden castigarlas... y hasta golpearlas". La defensa que tienen las mujeres es la sumisión. Todo esto lo apunto para que se entere Zapatero y pueda seguir con su diálogo de civilizaciones.

LA PULCRITUD DEL INCA
Esto se refiere al jefe inca del tiempo de la conquista del Perú. Lo cuenta un tal P. de Torres, uno de los conquistadores encargados de custodiar a Atahualpa. Destaca de él "lo bien dispuesto, sabio, animoso, franco y muy limpio y bien traído" que era, hasta el punto de que "no escupía en el suelo, sinó en la mano de una señora muy principal, por majestad", lo que ya es decir. Esto, sin embargo, no impidió, claro, que matara a su hermano Huescar que debía ser otro pájaro similar, aunque quizá no tan limpio.

Mañana más.

sábado, 14 de junio de 2008

SANTANDER, LA MONTAÑA, CANTABRIA

"Santander que bello es". En eso todos estamos de acuerdo con la canción, porque seguramente seamos los santanderinos entre todos los españoles, de los que con más asiduidad, casi cotidianamente según observo al llegar, disfrutan y se pasman de esa belleza perenne e indiscutible de nuestra tierra. Una tierra, todo hay que decirlo, que, a veces, no ha sido bien localizada o reconocida por los de fuera. Expliquémonos: hasta que se institucionalizó el nombre de Cantabria y se llegó a la autonomía provincial, La Montaña entera y nosostros los montañeses, apareciamos, a veces, un poco difuminados como realidad geográfica y humana para muchos españoles.

Ya en 1865 decía Gregorio Lasaga Larreta que, debido a que la región montañesa a través de los siglos ha sido denominada de diversos modos o bien por quedar oculta dentro del reino de Castilla al que tuvo la suerte de pertenecer desde su nacimiento, en ocasiones a lo largo de la Historia, resultó difícil distinguir a los montañeses, a los que se confundía con sus vecinos, lo que resultó, tantas veces, un perjuicio grave. Tal, sirva de ejemplo, el caso del santoñés Juan de la Cosa, a veces tenido por vizcaino incluso por algunos historiadores.

Para ahondar un poco más en esa supuesta indefinición del pasado, Fresnedo, el polígrafo santanderino, allá por 1920, trató de demostrar que La Montaña no era toda la provincia de Santander, que "las cuencas del Besaya, Saja, Nansa y Deva, la costa desde la bahía de Santander al occidente, Castro, Laredo y Santoña", quedaban fuera de esa denominación.

Sea o no cierto, digamos antes antes de nada que montañeses nos hemos considerado todos, que es lo que vale, y que hemos llenado tal enominación de entrañable cariño al que la nostalgia se acogía -se acoge- cuando por esos mundos de Dios nos acordamos de La Tierruca.

Pero hay más, parece ser que cuando se dividió España por provincias con una idea sobre todo administrativa, hubo ciertas dudas sobre si bautizar a nuestra tierra oficialmente como provincia de Santander, de La Montaña o de Cantabria. Y dicen que fue la precipitación de un funcionario de segunda o tercera fila en el Departamento correspondiente de Madrid, el que, sin preguntar más, con cierto atolondramiento, escribió Provincia de Santander con lo que se quedó así oficialmente establecido.

Pero ahora ya nos llamamos cántabros al haber valorado más al elegir nombre, los remotos orígenes de ese pueblo prehistórico que, más o menos, ocupaba los parajes de nuestra autonomía y que tan ferozmente se defendió de la Roma invasora; aunque, parece, que con la victoria definitiva de Augusto, se inició la diáspora de los cántabos, unos yendo hacia el Ebro, otros hasta casi el Duero, es decir, abandonando la región. Pero a pesar de todo se ha preferido antes que el abolengo que surge con el curso de la Historia que nos llevó a ser los castellanos que habitaban la nombrada Montaña de Burgos. Fijémonos, sin embargo, en que según dicen, casi un tercio de la población preferiría volver a ser castellana, pues no hay que olvidar que aparte de las siempre supuestas ventajas de esa unión, la participación de nuestra tierra y de nuestros hombres en las glorias de Castilla fue constante y, a veces, decisiva. La historia de Castilla es nuestra historia. Lo anterior casi fue prehistória, es decir, casi siempre niebla que impide ver con claridad la realidad que fue.

En fin, opiniones aparte, todo esto lo saben -espero- muy bien los actuales cántabros, nuestra denominación más antigua y también entrañable que nos sirve para, definitivamente definirnos frente a nuestro vecinos con la personalidad propia que tenemos y para que no seamos confundidos con los del entorno como ya se lamentaba Lasaga Larreta en el siglo antepasado.

Cántabros somos con una historia irrenunciable (castellana en su mayor parte) y un futuro por delante que hay que construir, (unidos o separados de Castilla), mientras disfrutamos de la belleza de nuestra región -Santander que bello es- y nos mostramos solidarios con nuestro vecinos, compatriotas nuestros.

jueves, 12 de junio de 2008

HABLEMOS DEL GOBIERNO CON EL MEJOR TALANTE

Primero una pregunta que lanzo como un globo sonda en este desierto de mi blog, por el que sin embargo, a veces, pasa alguno y hasta se detiene y me echa una mirada que tanto agradezco, aunque sea tan silencioso su paso, las más de las veces, que hace imposible el conocimiento.

Pero a lo que iba, porque me tiene sin vivir en mi el don de la ubicuidad que lucen algunos: socialismo o liberalismo; noche o el día; derecha o izquierda; arriba o abajo.

Nadie puede estar en dos sitios a la vez. ¿Por qué, entonces, muchos socialistas presumen de liberales? El liberal ensalza al individuo, el hombre libre, así nació. El socialismo el grupo al que tiende a dirigir si no a manipular. Es el nuevo despotismo, desde luego no ilustrado.

Trataremos de profundizar sobre esto en otro momento, con sus matices y retorcimientos.
* * *
Cambiemos de tercio y vayamos ahora a visitar a la sorprendente titular de eso que se llama Ministerio de Igualdad desde el que trata esta jovencita de trastocar todo. Cuenta la moza (es un decir) que la Real Academia de la Lengua -de quien ha recibido un rapapolvos- terminará por darle la razón dentro de "equis tiempo" y admitirá la palabra "miembra" que ella ha inventado.

Dice también -desde luego no avalada por una experiencia ni una sapiencia que no muestra ni se la supone- que "es necesario sentar las bases de un nuevo modelo de masculinidad" porque "los hombres siguen asumiendo sus roles tradicionales".

Pero no para aquí la cosa, ella y su equipo están ahora concentrados para inventar otros términos con que denominar en lo que llaman matrimonio homosexual, a quien figura como padre y a quien hace de madre, quien, en fin, debe asumir el papel de la paternidad y el de la maternidad , pero sin utilizar estas denominaciones de padre y madre.

Será difícil este parto sin duda, porque la víctima de todo esto, quiero decir el niño que sufra a esas familias, comenzará en sus primeros balbuceos como todos, diciendo pa, pa, pa y ma, ma,ma.
Y veamos que hace la ministra para que un recién nacido pueda enterarse de las estupideces de esta "miembra" del Gobierno que sufrimos y cambie su discurso.

Con todo y para que vea mi buena intención, me atrevo a ofrecerle un consejo a esta Aido, la "miembra". Para hacerse más creible, debe dar ejemplo y adecuar su apellido a su sexo (con perdón) a su género y cambiarlo por Aida que además es más musical y, si en el camino se le pierde la A inicial, no importa, quedará más a propósito para ella.

miércoles, 11 de junio de 2008

DURA LEY

La terraza de una cafetería en el centro del conflictivo Madrid de las diez de la mañana. Coches y más coches que van y vienen con inusitada actividad. Transeuntes que pasan rápidos sin mirarse, ajenos a todo lo que no sean ellos mismos, sus intereses y sus apetencias. El sol, cumplidor, acaricia este paisaje con magnanimidad.

Y allí, en la terraza de la cafetería, entre otras personas -hombres de negocios, señoras que alargan la hora de la compra con un descanso de animada charla- un orondo señor bien trajeado, aprovecha el tiempo cumpliendo con tres menesteres al mismo tiempo de forma envidiable: engulle un soberbio desayuno, lee el periódico y deja que el limpiabotas le deje como nuevos sus buenos zapatos. Y en aquel periódico, en la página que desde mi posición podía observar, una gran foto aterradora que ponía de manifiesto los dos mundos tan conocidos, las dos formas de existir, dos formas de cruzar éste que se ha llamado, a veces con tanta razón como en el caso de la foto, nuestro valle de lágrimas: un niño de tres, cuatro o cinco años, negro por supuesto, miraba sin conseguir verlo, absorto, desde la ventana de la fotografía al otro mundo, en este caso al nuestro, mientras sus ojos lagrimeantes eran ya un nido de moscas -naturaleza pujante y salvaje, implacable- que se alimentaba de sus lloros no atendidos por nadie, porque un poco más allá, tan sólo a dos o tres metros, voraces cuervos se saciaban con un cadáver, acaso, seguro, de una mujer, acaso, seguro, de la madre de aquel niño que no pudo resistir unas hambres y unos cansancios quizá de semanas mientras su hijo desvalido, siguiendo los designios que le marcó la Naturaleza, chupaba y c hupaba de los flácidos pecos exhaustos de su madre, de aquella mujer que desfalleció para pasar a ser alimento ahora ya de unos cuervos que con seguridad le venían siguiendo desde tiempo atrás, adivinando su irremediable final. Cuando acaben la singular pitanza, esos cuervos que siguen también los dictados de su naturaleza, no se alejaran demasiado porque aquel niño que nos mira sin vernos y alimenta ya a un enjambre de moscas, pasará a constituir un apetitoso postre para las aves carroñeras que ya casi han dado cuenta del cuerpo de su madre.

Nosotros desde el lado de acá, mientras tanto, también somos instrumentos de esa naturaleza salvaje e implacable y nos aprovechamos de todo lo que podemos y tan sólo, desde nuestro alto eslabón en la cadena del desarrollo, lamentamos , durante segundos, tan desigualdad.

martes, 10 de junio de 2008

LLAMAZAR ES MÁS QUE UN TERRENO PANTANOSO

El otro día comenté algo, menos de lo que se merece, de un tal Anasagasti. Hoy me da la vena de referirme a otro. A uno que parece un ser indeciso: no sabe si dejarse la barba o afeitarse y en eso está. En eso y en hablar de democracia siendo comunista y en reivindicar la república.

Ya sabrán a quien me refiero, a LLamazares, ese hombre bajito que lidera todavía un partido escaso en número y también en altura de miras. Sí, él se dice demócrata añorando a Castro, el de la Cuba irredenta donde se formó (es un decir) y aseguró hace algún tiempo, con la autoridad que tan pocos le reconocen excepto acaso el rojo de Zapatero (así se definió él mismo) que "es la hora de reivindicar" la tercera república para que este país (suele evitar decir España) "avance en justicia social y democracia".

Fijémonos en la verdad de la llamada II República que es la que añoran ellos y los olvidadizos o los tontos mal informados o mal intencionados o los reivindicativos, esos que callan, por ejemplo, aquellos "paseos" sin retorno que ordenba cualquier comisario político elegido entre lo peor de cada casa, junto a otros muchos crímenes impunemente cometidos; esos que añoran los tiempos en que las grandes fotografías de Lenin, Stalin y Marx presidían la capital de España, nada menos que desde la Puerta de Alcalá; esos que añoran a los que, según escribió el buen republicano y ministro entre otras importantes cosas, Salvador de Madariaga, culminaron la revolución con el Frente Popular y que como reacción, sigue Madariaga, provocó el levantamiento militar. Esos, en fin, que desean volver a esa república de tan triste recuerdo o a otra similar, sabiendo que sus justas reivindicaciones -que las tuvo- están ampliamente cumplidas y asimiladas.

Llamazares según el Espasa significa terrenos pantanosos, es decir, siguiendo a este diccionario, "donde abundan los cenagales", "lleno de invconvenientes y dificultades".

Señor coordinador general, no haga honor a su apellido y al menos sea veraz y tenga en cuenta que aunque ahora se pontifique que hay que respetar todas las ideas, yo le aseguro que todas no son respetables, la suya por ejemplo.

viernes, 6 de junio de 2008

EN MI LUNA

No estoy en la luna sino en mi luna, así los despistes o las tonterías que me delaten, serán producto voluntario, quizá hasta buscado. ¿Por qué me he ido a mi luna? Bien, seamos sinceros, no sé si me he ido o me han empujado hasta ella. El mundo es así o mejor, así lo hemos hecho y seguimos haciéndolo. Un ejemplo aunque puede resultar ya extemporáneo (no olviden que estoy en mi luna) : ¿qué piensan -díganme- de la asamblea de ancianos, el senatus, de la antigua Roma? ¿Quién en el mundo actual puede considerar práctica una asamblea de esas características si a los viejitos únicamente se les permite esperar sin esperanza y, además, sin que den demasiado la lata?. Esperar, así nos lo echa en cara el poeta ese que reside en su luna:
Esperar como única tarea
ver el sol, la nube, que acaso llueva
o ver desde dentro que escampe fuera
que la hoja ciga o la flor florezca.
En realidad es este, el de los viejos, un problema de difícil solución en un mundo como el actual en que lo que priva son, (es tópico decirlo, pero es así) los resultados, los materiales especialmente. Este puede ser el mundo actual visto por un anciano de nuestras ciudades del siglo XXI. Nos lo cuenta de nuevo el poeta:
Aristas metálicas y frías,
masas informes, rostros sin risas,
ruidos, rostros, voces no mías,
modos sin alma, luces, las prisas.
Y en ese mundo para él hostil, el anciano se encuentra sólo aunque no lo pretenda. Oigamos su queja:
Busco al prójimo entre muchos,
llamada tenue, bisbiseo,
nadie responde, nada escucho,
ninguno me dice qué deseo.
Con este experiencia, el anciano todavía autónomo puede optar por tomar uno de estos caminos: el de la resignación, en "un mundo solo y repetido/ un mundo gris, éste, muy manido / mi mundo al fin tan aburrido" o apartarse de él en espíritu y construirse otro manejado con la mente por el que deambular con sus pensamientos. Esto es, irse a la luna, a la suya, y desde ella observar lo que acontece, al menos con alguna independencia de crieterio.
Quizá también, si opta por la primera opción podrá controlar su decepción y encontrar una resignada contentura echando mano del optimismo para conseguir llegar a la "Aceptación de los últimos tiempos" como el mismo poeta lo presenta:
Así con la noche oculta del viento
en cobijo cálido del gozo paterno,
el hombre encuentra en tan dulce momento
el cariño amable, el amor más tierno.
Lo que al fin hacemos todos en algún momento quizá de debilidad o acaso de cordura, cuando abandonamos el consuelo de nuestra nube, he querido decir de nuestra luna. Pero en ella, en esa luna inventada (¿o acaso nube también?) no se está "alejado del mundanal ruido". Porque, continuemos con el maestro, el anciano así decidido "sigue la escondida senda por do han ido los pocos sabios que en el mundo han sido". Y él , sin necesidad de creerse un sabio intenta al menos seguir vivo, con su vida todavía tantas veces activa e interesante y, lo que es más importante, interesada.
En ese refugio, con sus ideas y también sus ideales como compañeras seguras y fieles, le renacen al anciano los recuerdos, esto es, le renace la vida, la vivida por supuesto, ya que la futura es un enigma escondido tras azarosos interrogantes. Porque somos eso unicamente, recuerdos, si acaso removidos por la espectativa de lo que vendrá. El poeta desde su luna nos lo explica:
Un prolongado pasado extendido en el recuerdo, eso somos,
al que se va uniendo el momento presente que se abre en enigmático horizonte
que iremos desvelando a medida que se convierta en pasado, solo así,
cuando lo que aún no es llegue, en definitiva, a no ser ya
que solo esto es nuestra vida, vida vivida, al fin y al cabo recuerdo
Y con los recuerdos llegan como de la mano, su valoración y con ella una especie de vuelta a vivir lo vivido, muchas veces ya con un talante distinto y también con una imparcialidad de la que no se disfrutaba cuando fuimos quizá culpables y, desde luego, verdaderos artífices y protagonistas de los acontecimientos que llegaban, cuando aún no nos había nacido la necesidad de crearnos una luna propia. Ahora, ya en ella, hasta podemos volver a gozar de cierto protagonismo al convertirnos en jueces de nuestro propio pasado y darnos una calificcación pormenorizada que nos acerque a una global que nos enorgullezca o, al menos, que nos coloque en el puesto que creamos justo en vista de nustra actuación.
Dicen que uno puede morirse tranquilo si ha escrito un libro, plantado un árbol y tenido un hijo. Yo hasta ahora he escrito siete, he plantado docenas de árboles y he tenido tres hijos y, a pesar de esto, las verdad sea dicha que disfrutar de tranquilidad en el momento del gran viaje me parece inalcanzable, cuando creo que la emoción (de uno u otro signo según cada cual) tiene que ser el sentimiento predominante.
De mis libros, uno, "33 años en el apartheid - La última tieranía" puedo considerarlo ahora en la distancia, como la manifestación de un arrepentimiento, la panitencia merecida por los 33 años de inconsciencia de los que soy culpable. En realidad, el libro, es un resumen veraz, un vómito que me produjo la digestión de tantos años trabajando para la Suráfrica racista, para su Gobierno para más inri. Pero también tengo que decir que fueron años de diversión y de triunfos que me facilitaron la vida, y hasta años de honradez, ahora ya puedo decirlo (quizá por la inconsciencia que antes apunté) viviendo en un medio solo para blancos en que el desprecio al negro era únicamente algo que pasaba allá en la distancia, como ocurre ahora con las hambrunas de tantos pueblos también africanos para los europeos biencomidos que se enteran del tema por la televisión o con el pobre que está en la esquina y pide una limosna por amor de Dios.
Fue un libro como un impensado exabrupto exhalado cuando me pidieron que escribiera la historia del apartheid de Africa del Sur, yo que la conocía con una cierta profundidad. Y conté la verdad de lo que en tantos años fui asimilando sin pasarlo hasta entonces, debidamente, por el cedazo de mi juicio ante lo injusto del momento, aunque sí, siempre, rechazando intelectualmente la injusticia de tal política y, como podrá comprobar quien se tome la molestia de hojearlo, con alguna incursión en el mundo de la subversión, lo que me podía haber costado algún disgusto serio si hubiera salido a la luz mi actuación.
En este repaso o revival, no todo es enjuiciar la actuación de uno mismo. Desde mi luna también se observan, como en aumento, la de los demás y junto a las grandes obras de muchos, se atisba también la pobreza espiritual de otros. A veces hay actitudes ajenas que dan pena, otras, risa. De algunas fuimos espectadores, de otras víctimas; siempre, en fin, testigos de algo rechazable. Pero ésto que es a lo que quería llegar cuando comencé a escribir estas líneas, será un tema que tendré que dejar para una segunda entrega que, sin duda, CONTINUARÁ.

domingo, 1 de junio de 2008

A MANERA DE PREÁMBULO

Esto de tener un "blog" y poder escribir en él lo que a uno se le ocurra, es como salir a una plaza pública, solitaria desde luego y soltar todo o casi todo lo que se tiene acumulado tras prolongados tiempos de silencio. Bien es verdad que al no observar ni a un alma por los alrededores que le escuchen a uno (o que le lean en este caso) se convierte esto en una especie de exhibición a puerta cerrada delante de un espejo. Aunque, todo hay que decirlo, brinda la ventaja que al exhalar los pensamientos que a uno le afloran, se descansa y se convierte la escritura en una especie de confesión que, como se dice de las confesiones religiosas, aligeran la mente y aportan una especie de descanso psicológico al que las practica.
Naturalmente no todos claman en el desierto como un servidor de ustedes. Algunos, por su notoriedad, su popularidad o su fama, buena o mala según los casos, obtienen casi siempre algún eco de lo que declaran.
Uno ahora se me viene a la memoria, es un vasco de poco pelo en los dos sentidos de la frase, perteneciente al PNV, ese partido político de señoritos enfadados, católicos en su origen, pero que, sin embargo, aceptan la mentira y el disimulo como acción política. Ese vasco al que me refiero tiene en la cabeza solo unas como hilachas engominadas y por la fama adquirida (de la segunda que apunto, de la mala) sí consiguen que le lean y hasta que le critiquen. Mas lo único que conozco de él son sus insultos y descalificaciones, dirigidas siempre a personas respetables ante las que debería quitarse el sombrero si lo tuviera. Se trata, lo habrá adivinado el que pueda leer esto, de Anasagasti o Ana Segasta como algún periodista, sin duda atrevido, ignoro el porqué, le calificó. En fin, este individuo se vale de eso que llamamos democracia para insultar y refugiándose en el parapeto de la tolerancia oficialmente establecida evita que se le caiga el poco pelo que le queda de un guantazo que sin duda le darían los ofendidos. Tampoco le sobró la valentía para espetar sus insultos a los destinatarios cuando les tenía enfrente como en alguna ocasión ocurrió.
Bien, él es un ejemplo de los vascos y vascas (así especifican ellos siempre el sexo, no sé por que, una manía quizá enfermiza) que abundan en su agrupación y en otras circundantes. Hablaremos más de ellos sin duda en el futuro, porque motivos sobrarán por desgracia.
Esta divagación que me ha llevado hasta ese señor de poco pelo y los de su entorno, únicamente ha sido una especie de lapso mental o error por decuido del que ya me he repuesto.
Ahora, como estas líneas que dirijo al espacio las he calificado de Preámbulo en la inauguración de este "blog", no me meteré en honduras, pero anuncio que posiblemente me tengan con alguna asiduidad en este mismo rincón que, por lo que veo, sigue solitario. Hasta él bajaré desde mi luna (porque yo difruto ya de mi luna privada) y les transmitiré mis impresiones sobre lo que veo o lo que siento. Es un aviso.