viernes, 16 de diciembre de 2011

LA ESPERANZA SOBRE TODO

Tiempo de Navidad, un corto paréntesis esta vez para el recogimiento y vuelta a los interrogantes, los miedos y la esperanza. Sobre todo a la esperanza quiero pensar. Un fin de año movido con unos políticos, los del PP, satisfechos con el reparto de cargos que Rajoy ha presentado y otros decepcionados.Pero para decepción la de Llamazares por la decisión de su partido: no será su portavoz en el Parlamento. Se queda de simple diputado y le sabe a poco: "Lo acato -dijo- pero no acepto ni me callo". El que tampoco se calla es Rubalcaba que airea su pequeñez y su ánimo rencoroso de auténtico perdedor como el personaje de segunda fila que siempre ha sido, al referirse a la investidura de Rajoy como presidente: "Ya va siendo hora, puede ser interesante o mejor, original". Y dicen que el de Solares es inteligente.

Por su parte el Rey en su puesto dando siempre una lección en la que resume, con un solo gesto,el sentir de la mayor parte de los españoles. Con el representante de Amaiur fue claro: la sonrisa la dejó para los que la merecían. Incluso hubo grados en el calor del encuentro por parte de don Juan Carlos según era cada cual. Con él, con el Monarca, la esperanza revive, conoce el camino a seguir, los modos y la manera de la andadura conveniente. El aprendizaje y el entrenamiento lo tuvo desde muy pequeño, sabe bandear los temporales y cuando hay que usar la energía necesaria. Lo ha demostrado siempre que ha sido necesario.

Ahora le toca a Rajoy estar a la altura exigida tan necesaria. Su historial le avala, pero a los problemas que España debe resolver y que posiblemente lo consiga, se unen los continentales: el euro que dicen tambaleante y todo el sistema en que se sustenta Europa que hace pensar en la necesidad de un cambio tan profundo que los de Bruselas son incapaces ni siquiera de intentar.

Y para terminar una crítica al nuevo Presidente al que también le llegó con el nombramiento el tiempo de soportarlas: antes de su investidura -lo que hace más incomprensible su actitud- se apresuró a falicitar al nuevo gobernador de Gibraltar por su triunfo electoral ¿Va a seguir Rajoy la misma política, vergonzosa me atrevo a calificarla, de Zapatero con respecto a la colonia? Si Castiella, tan duro en la reivindicación, se entera desde las alturas en que se encuentre, le lanza el chaparrón merecido, con truenos y relámpagos incluídos. Con rayos no que Rajoy acaba de empezar y debemos concederle la posibilidad del arrepentimiento o, al menos, de alguna explicación convincente. Que así sea.

domingo, 11 de diciembre de 2011

FUTURO IMPERFECTO

Ganó Rajoy y Zapatero sufrió el castigo merecido. Al del PP le aflora al rostro la satisfacción propia del ganador y así, con una sonrisa interna que se le adivina, se ha codeado, satisfecho, con los mandamás de Europa, aunque para empezar haya tenido que pasar por el aro de lo ya establecido y quedarse sin derecho al veto que pretendía vía Zapatero. Los números mandan y más si son los del Banco Central Europeo. Con ello, aceptando lo que exigen los que mandan entramos todos en un tunel cuajado de incógnitas del que desconocemos como se saldrá. El tinglado no parece seguro. Solo es seguro lo de siempre: el dominio de una nueva dictadura, especial por aceptada, que ahora sin más armas que la necesidad, impone el camino a seguir que en este caso será como siempre de penuria y sufrimiento para todos. Gran Bretaña no la acepta. ¿Se confunde Gran Bretaña? ¿Aciertan, acertamos los demás? ¿ Resistirá Europa con su euro y su incierto andamiaje económico con tantas vías de agua sin cerrar? ¿Merkel y Sarkozy se saldrán con la suya y consolidarán su dominio ya iniciado?´

Demasiadas incógnitas. Echemos mano de la sinceridad y preguntémonos lo que sin duda es fundamental: ¿Existe un sentimiento íntimo de comunidad entre los europeos de a pie o son solo las diferencias lo que nos caracteriza? Ese es español, aquel alemán a la vista está, el otro francés, porque en realidad la sinceridad se manifiesta en los enfrentamientos y en la competencia. Lo demás queda como simples componendas con lo que se disimulan esas competencias entre todos tan comprobables en el tira y afloja económico y comercial. A la postre unos campos de batalla a la moderna, sin tiros afortunadamente, pero en los que como siempre los países compiten. Así está la Europa de hoy, acaso un artificio en el que Alemania y Francia se imponen tratando de dominar a los demás. En realidad, un juego archiconocido a lo largo de la Historia. Cambian los nombres de los países según las épocas, continúa la intención.

Cada siglo dije en otro lado trae sus soluciones "salvadoras" para los problemas que se vienen arrastrando: meras intentonas que acaban -en el pasado siglo así fue- en fracasos sangrientos y terribles. Quizá ahora se intenta algo parecido aunque de manera no cruenta, menos visible, menos comprobable para la gente de a pie. Pero el intento, ¿artificio? ideado, como los anteriores, traerá (ya lo está haciendo) sufrimiento y penuria. El futuro pues, como siempre, se presenta muy incierto.

viernes, 30 de septiembre de 2011

DE LA IMBECILIDAD

La decadencia es, dice el diccionario, el principio de la debilidad o de la ruina, de ahí, como sinónimos, surgen declive y decrepitud, en fin, lo contrario de auge que es lo que casi no se ve en nuestro entorno. Y esto no solo en lo económico, sino lo que resulta más preocupante, en el ánimo de las gentes y hasta de las instituciones.

A lo largo de la historia ha habido, lamentablemente, momentos así más o menos largos. El siglo XVIII fue uno de ellos. José Cadalso nos lo describe, lo lamenta y acierta hasta ridiculizar situaciones en que echa de menos la falta de carácter junto a un aprecio desmesurado de lo extranjero que podía apreciarse en ciertos niveles de la sociedad hasta en la forma de hablar y no digamos de escribir.

Ahora ocurre algo similar. Como entonces, se observa claramente en el lenguaje, incluso en instancias de tono elevado y no digamos nada en los ambientes que presumen de modernidad. ¿Saben ustedes lo que significan los "afterworks más cool". Pues esto aparece en el titular de una revista que distribuye el diario "ABC". Se lo diré: tales "afterwors" no son más que bares o restaurantes que buscan clientela entre los que han terminado su jornada laboral. Sin embargo que esos establecimientos "afterworks" sean "cool" o no me deja sumido en la más completa perplejidad. Tal palabreja inglesa se traduce a nuestro idioma por fresco o por tibio; ya me dirán ustedes a que viene tal contradicción e, incluso, por indiferente, lo que a esta mente castellana termina por introducirla en un auténtico mar de dudas que hace más patente mi falta de comprensión de lo que pretenden los ingleses con su idioma, que, en realidad, no obstante, se impone con tal fuerza que los pobres españoles con una especie de complejo de inferioriodad lo acogen sin que haya necesidad hasta en lugares y en situaciones profundamente nuestras. Tal, por ejemplo, cuando queremos hablar de la comida tan estupenda y variada como resulta la española: se ha inaugurado en San Sebastián el primer centro universitario de gastronomía de toda España. El que sea español y con rango universitario no ha sido óbice para que lo bautizaran como "Basque Culinary Center" con lo que las patatas serán "potatos" y las alubias se internacionalirán más y pasarán a ser "french bean". Así que los asturianos verán que su estupenda fabada se reduce a una somera mezcla de "pork and beans" como la definen los ingleses porque a los pobres nos le da para más su sentido de la exquisitez culinaria. Por otra parte el pan, es decir, para que me entiendan el "bread" ya no se eligirá tierno sino tan solo "fresh". En resumidas cuentas que gracias a este "Basque Culinary Center" con categoría universitaria nada menos no podremos ya ni llamar al pan pan ni al vino vino. El tal Arzak, Aduriz y Subijana que parece que son los cocineros que promovieron todo esto, se podrían haber quedado quietos. Además es muy probable que su inglés no pase de elemental. Como el de los que presumen de los "afterworks" tan "cools".

Veo también que hay un "Deusto Business School" que funciona en Bilbao y también en San Sebastián y ahora creo que lo hará en Madrid. El negocio es el negocio es decir, el "business" para entendernos.

Otra idiotez más: hasta la moda española hay que mirarla con el diccionario en la mano. Ya hemos visto que la Pasarela Cibeles de siempre desde hace un par de años creo, se convirtió en "Fashion Week" con lo que a sus creaciones, -muchas de ellas lamentables a mi entender- las podemos rechazar también en inglés, ya que en este caso se dice, por suerte, como en español, así: ¡horrible!. Al fin nos entendemos en algo los de la Albión y los de mi pueblo.

Hay más casos. Hasta las entidades bancarias, por ejemplo que ahora también ven, parece, las orejas al lobo, se transforman a veces y a una Caixa de toda la vida vemos que le ha crecido un Bank como remate y a otras que se juntan, las Cajas de Ahorro, (¡ay, que vacías están algunas!) se abrazan a la palabreja "Bank", aunque luego la añadan una i y una a quizá para españolizarla y queda Bankia. Al fin y al cabo un mestizaje lingüístico.

Pero esto de los idiomas tiene arreglo. Las modas pasan. Creo que en la boda de don Alfonso XIII con la inglesa doña Victoria Eugenia, el menú del banquete se redactó en francés porque se consideraba el idioma elegante y el internacional, y porque los oganizadores del festejo no darían para más como pasa ahora en tantos casos.

En fin, confiemos que todo vaya cambiando, pero mientras llega espero que en el tema de la comida al menos pueda yo dar de lado a los "afterworks" y seguir yendo al restaurante de siempre, pedir mi tortilla de patatas de toda la vida y que el camarero me entienda. En esta confianza y para que vean que no me duelen prendas diré a lo moderno para acabar: "good by" y "thank you very much".

viernes, 1 de julio de 2011

INFLUENCIAS

Dice un refrán: "Cuando tenía dinero me llamaban don Tomás y ahora que no lo tengo me llaman Tomás no más" y es que "poderoso caballero es don dinero" que dice otra conocida sentencia popular. Así es, el dinero da poder que a su vez proporciona la fuerza que lleva al respeto y hasta la admiración de los demás. Y a la influencia. España cuando tenía esa fuerza y dominaba, consiguió entre otras influencias de más fuste, fijénse, hasta que los europeos, los del Norte, condimentaran sus guisos con ajo al puro estilo ibérico y hasta que en consecuencia, supongo, se chuparan los dedos de regusto al acabarlos. Luego, agotado el poderío español, el ajo quedó casi exclusivamente para deleite nuestro. Y el decirnos que olía a ajo en nuestro entorno constituyó una forma de fingido desprecio de los cursis foráneos que nos visitaban. Ellos se lo pierden.

Así es la vida. En los primeros años veinte del siglo pasado, Salvador de Madariaga nada menos, admiraba a Inglaterra y llegó a exagerar hasta el punto de hablar de la raza inglesa como la más bella de las existentes. Luego se arrepintió de tal aseveración lanzada en sus años más jóvenes en su obra "Arceval y los ingleses" y rectifica hasta del hecho de haber calificado de raza al referirse tan solo a ese pueblo. Pero es que Inglaterra, Gran Bretaña, dominaba el mundo y el pasmo y la admiración llevó a muchos a exageraciones de ese estilo. Sin embargo como contraste, cuando Inglaterra tan solo era una tierra de medio salvajes a la que llegaron los adelantados romanos, describieron en el Senado a ese pueblo descubierto como a "unos idiotas con bigote". Pobres ingleses, tampoco sería para tanto, que no todos llevarían bigote. Ni todos serían idiotas digo yo. Otro ejemplo de la influencia del poderoso: en los años cuarenta también del siglo XX, durante la hegemonía germana, su estilo y formas llevaron a que al menos en España, germanófila en general, algunos jóvenes imitaran hasta la forma de peinarse de esos alemanes que en aquellos años dominaban Europa, lo que ponía en evidencia su fortaleza y disciplina tan admirada. El genocidio que llevaban a cabo, luego descubierto, era un tema que ocultaban e ignorado por tanto para la mayoría.

Ahora es Norteamérica la que ha extendido desde el final de la Guerra Mundial su influencia y los modos y las modas, desde entonces, de allí vienen. El mundo entero está americanizado. La aldea global es hasta hoy una aldea norteamericana. ¿Hasta cuando será así?. Pues observando la marcha de la Historia desde que el mundo es mundo, hasta que la hegemonía de ese gran país vaya acabándose y surja la de otro país poderoso que imponga su influencia a los demás. Quizá sea China según sospechan ya muchos. Los ojos oblicuos dejarán entonces de ser una rareza y llegarán hasta admirarse como el ideal del nuevo canon de belleza, que hasta ahí llega la influencia del que manda. Y sus costumbres y hasta el concepto y la forma de la administración nacional será el nuevo camino, no sé si salvador, pero si el que sustituirá al nuestro occidental tan resquebrajado. Un sistema mixto con Marx en un horizonte no olvidado y una denominada libertad, controlada por supuesto que no hay que hacerse ilusiones, en el manejo de los negocios. Porque nuestro capitalismo -salvaje aunque no se diga- nos ha llevado a la triste situación económica actual contaminando a casi todo el mundo, empezando por la todavía poderosa Norteamérica. El sistema financiero hace aguas y, encima, hay que ayudarle y hasta enderezarle. Los bancos, los más fuertes resisten si se consideran en toda su amplitud de negocios por el mundo, pero los más pequeños, nuestras Cajas por ejemplo, tratan de salvarse con uniones que les brinden horizontes más amplios.

En esas estamos. Observemos el actual panorama dejando que el realismo sustituya al imprescindible optimismo que hasta ahora nos ayuda a subsistir con una sonrisa. Imaginemos que quizá la pérdida de valores que tanto lamentamos y que son sustituídos en nuestros países occidentales por un relativismo triste y desesperanzador, no sea más que el inicio del camino que nos llevará al cambio que podría avecinarse y que he señalado como una probabilidad, con China a la cabeza. Acaso está naciendo la nueva filosofía que lo haga posible abandonando los valores absolutos que podrían llevar al nacimiento de una oposición peligrosa no alejada hasta del martirio, para fundamentarse únicamente, en un relativismo que permita la aceptación de cuanto dicten unos distantes dirigentes casi opnipotentes. Observado desde nuestra atalaya ¿no puede parecernos que el pueblo chino vive así?.

Triste futuro desde luego si nos ocurriera a nosotros.

jueves, 16 de junio de 2011

PREDICCIONES

Un tal Martin Schwyz predijo nada menos, allá en la Suiza alemana de mediados del siglo XVI, cuando ya la región parecía organizarse con sus tranquilos y sólidos cantones, que en el año 2010 el mundo, el nuestro, con todos los demás planetas y estrellas que puedan verse en una noche despejada y más todavía, hasta el infinito, todas ellas, desaparecerían como por arte de magia, y en una nube, inmensa sería digo yo, nosotros, todos los habitantes de la tierra, esperaríamos a que el Salvador apareciera para juzgarnos. Gracias que el Salvador no le hizo caso y ya pasó el 2010 y el mayor contratiempo que hemos sufrido es Zapatero que solo ha conseguido, aunque es bastante, fastidiar a nuestra España, a toda ella, de norte a sur y de este a oeste.

Schwyz era calvinista y ya sabemos que estos reformistas superaron, incluso exagerándola, a la Reforma luterana. Muy suyos además los suizos que quemaron vivo a nuestro Miguel Servet, no como se ha dicho aquí entre nosotros por su descubrimiento de la circulación pulmonar de la sangre, sino por sus desvaríos religiosos que negaban lo que los demás defendían. La hoguera fue su fin. En ese mismo siglo el tal Schwyz, justiciero e iluminado según se creía, se atrevió a pronosticar el nuestro, un fin apocalíptico que ni San Juan detalló tanto. Una nube, quizá no de verano pues tendría que ser sólida y de larga duración, nos sostendría a todos mientras llegaba el Juicio definitivo. Al año dos mil diez lo vería ese agorero muy lejano como para que se comprobara la realidad de su fantasía. Pero llegó y aquí estamos, ya en 2011 y en este momento con 30º a la sombra, soportándolos junto con la lastimosa época que nos ha tocado vivir, no en cuanto a la climatología, sino por la política, la economía y el descontento social que tiene a la mayoría de los españoles entristecidos y desesperanzados, según observan al vernos los que nos visitan.

Y seguimos superando al menos a los falsos profetas que de vez en vez surgen y que no aciertan. Menos mal, porque generalmente pronostican tragedias, nunca alegrías y bienandanzas. Así Van der Merwe, un holandés del XVI también que se fijó en España, sin duda como una venganza por las picas que nuestros Tercios ponían por aquellas tierras que dominaban. Profetizó o acaso tan solo nos deseó a nosotros los españoles en particular pestes y pobreza. En su libro "Nuevas visiones del mundo" nos maltrata: predijo que nuestras "lanzas y espadas que juzgabamos invencibles, sucumbirían" y "nuestro poder nos arrastraría a la tristeza y el decaimiento". Pero no habló de Zapatero, su visión no abarcaba más que un par de siglos, por lo que aceso en parte puede decirse que acertó: doscientos años después de su predicción sí nos llegó un cierto decaimiento, que quizá fue un lógico cansancio después de tanta actividad y tantas glorias.

Pero aquí estamos soportando lo que ahora nos toca: desde hace al menos tres años otras predicciones de otro estilo, los engaños más bien de nuestros gobernantes que, para mantenerse, airean mejorías falsas que no llegan. Y hay una única verdad, real, incontrovertible, esta: faltan nueve meses, lo que dura un embarazo, en este caso un duro embarazo con las molestias propias de ese estado, para que ZP salga de Moncloa, es decir, del mapa político. Porque los abortos naturales -y en política menos- son rarísimos y de los provocados tan fomentados por él, mejor abstenerse, solo nos permitirían ver más cerca aún, la redonda calva del de Solares, por ahora un zapaterista acaso más peligroso y retorcido que el de las cejas ya tan caduco.

miércoles, 15 de junio de 2011

MARTINGALAS POLÍTICAS

Llegó el calor sofocante y despejaron bastante, no totalmente, la Puerta del Sol esos "indignados" de baja estofa que deberían estar agradecidos de que la Policia al mando del turbio Rubalcaba no les haya expulsado con la contundencia requerida en el momento adecuado. Estas son las novedades que llegan, porque la otra, la esperada, quiero decir, la marcha de Zapatero previo el anuncio de las elecciones generales para cuanto antes, no llega. Todos barruntan -se lee en los periódicos- que podrían promulgarse en otoño, en noviembre exactamente, pero el interesado se reafirma en su decisión de acabar su mandato en el momento para él adecuado, allá para marzo del año que viene. Está en su derecho, aunque no creo que resista tanto. Quiere -dice-implantar las medidas económicas necesarias, imprescindibles que ayuden a salir de la oscura situación económica que sufrimos. Sabemos que serán medidas duras si se atiene a lo que mandan desde Bruselas y a lo que aconsejan los entendidos. Si lo hace y acierta con las adecuadas, que lo dudo, a Rajoy le beneficia. No pueden ser muy populares y cuando don Mariano acceda a la Moncloa -echémos mano del mayor optimismo- ya estarán implantadas con lo que se evitará las críticas de tantos perjudicados como habrá.

Claro que el PP quiere aprovechar este momento tan dulce que está disfrutando y que Rubalcaba, en su campaña, tratará de amargar con sus tejemanejes y maniobras inconfesables en las que ha demostrado ser maestro en su tan larga trayectoria política. Sin embargo mucho tiene que envenenar el ambiente para que los españoles se olviden tan pronto de la desgracia que ha supuesto el zapaterismo en el que, el de Solares, además, tan pringado se encuentra.

Conviene fijarse en que hasta muchos militantes de Izquierda Unida, partido que en su pequeñez tanto ha beneficiado siempre al PSOE, se ha negado esta vez a evitar el triunfo del PP en la composición en muchos de los nuevos Ayuntamientos y en los gobiernos de las Comunidades, apoyando a los socialistas con las coaliciones imprescindibles de siempre. Llamazares y otros gerifaltes de ese Partido han puesto el grito en el cielo; pero hasta el cordobés Anguita, viendo el hartazgo de tantos, ha hecho oidos sordos para que intervenga y ayude. Córdoba ahora es del PP despues de 30 años de hegemonía de las izquierdas.

Zapatero ha sido el artifice de la hecatombe de su partido, todos lo sabemos, y el que ha hecho crecer el número de indignados por todos los rincones del país. Indignados que no tienen nada que ver con esos impresentables que ensucian las plazas de tantos lugares de España y que Rubalcaba permite que campen por sus respetos, por si se definen de una vez y se dedican a atacar a las instituciones ya administradas por el PP. Quizá esa sea la intención de su sucia labor para envenenar el ambiente. Una manera muy suya de comenzar su campaña política cara a las próximas y definitivas elecciones.

miércoles, 8 de junio de 2011

LAS FALLIDAS NOVEDADES SALVADORAS

Me han faltado treinta años para vivir entero el siglo XX. Un siglo movido en el ámbito de las ideas que surgían con la esperanza de ser salvadoras y que resultaron condenables y hasta atroces tantas veces. Pero en realidad hay que aceptar que todos los siglos fueron movidos en uno o en otro sentido, porque cien años dan para mucho. Al menos para que la Humanidad cambie de postura y encuentre la que cree adecuada que le permita seguir su camino, hasta que resuenen las trompetas anunciadoras de la proximidad de la meta.

Mientras, a seguir probando. Esto fue el siglo pasado: una pura y repetida prueba comenzando con Marx que sembró el camino y una Revolución Rusa "salvadora", allá en 1917, con un triste resultado fallido y engañoso que se remató con una serie de purgas con las que un Stalin endemoniado sembró de más muertos su país y en los que asentó sus garras, que el mismo Hitler con ser este gobernante el asesino por excelencia. Hitler fue el resultado de un fascismo también "salvador" con que se impregnó media Europa necesitada de orden y disciplina. El fascismo en versión germana, el nazismo que incluso llegó a abrazarse -que no lo olviden los que escriben la Historia- durante cuatro largos años en una Francia que ha tratado de tapar su vergüenza de haber sido tan profundamente colaboracionista, después de ver que su país sucumbía en tan solo cuatro semanas. Y contando también en su triste haber, con miles de judíos perseguidos y sacrificados con tanta saña como la de sus hasta entonces enemigos, los nazis alemanes transformados ya en amigos. Pero esta verdad se oculta o al menos se disimula. De Gaulle, como un tenor de opera bufa, agrandó con los trinos de su propaganda la importancia de la escasa resistencia existente (sostenida en una proporción nada despreciable por los españoles republicanos cobijados en Francia en el 39), pero presentada ya oficialmente como la liberadora del país. Francia -¡qué habilidad!- salió de la contienda del brazo de los auténticos vencedores, los auténticos libertadores: Inglaterra y, sobre todo, EE.UU. Ahí está Normandía.

Con ello, con esa victoria, la democracia fue reinstalándose ya casi mediada la centuria en parte de la doliente Europa y se ampliaba el eco de su acierto hasta llegar, con uno u otro matiz y atención, al ancho mundo, aunque su implantación no siempre se consiguiera. En tantos casos era y es ahora sin duda, tantas veces, una democracia de nombre porque la libertad no brilló ni acaso brille tanto como se presume, ya que el pueblo perdió su identidad y pasó a ser ciudadanía y ciudadanos somos y así nos llaman y nos cuentan uno a uno y nos obligan y nos vigilan con lo que nos diferenciamos y nos separamos unos de otros. Dejamos de ser pueblo por lo que la unión y la rebeldía de Fuenteovejuna, tan necesaria muchas veces, se torna inalcanzable. Han acabado con cualquier intentona que se resuma en una incontestable y feliz frase de "Fuenteovejuna,- el pueblo- todos a una".

En realidad en el mundo "civilizado", al menos en Occidente no existen, en verdad, motivos para tanta diferencia como fingen entre sí los partidos serios, preponderantes. Todos aspiran a ocupar el centro. Ya el socialismo perdió su razón de ser al transmitir sus avances y conquistas sociales que han asimilado y hecho suyas las llamadas derechas, mientras ellos, los socialistas enroscados antes en la extrema izquierda, aceptan ya dócilmente al capitalismo, a la vez que el sentido liberal trata de impregnarlo todo y nadie se atreve a negarlo.

En fin, así acabó el siglo XX y ya en el XXI tan solo asoman como alguna novedad, esos que se denominan ellos mismos los "indignados", en realidad con tantos motivos para estarlo y, sobre todo, en nuestra España actual. Pero surgen como una protesta indefinida tan difícil de concretar porque acaso solo les une el descontento ante la ineficacia de unos gobernantes incapaces y falsarios. Es decir, solo tienen en común el enfado, la indignación y la desilusión pero les faltan claramente, las ideas, al menos las ideas claras.

Pero ya que nos fijamos antes en la Francia colaboracionista, volvamos ahora de nuevo la mirada hacia nuestros vecinos para observar a una rubia hija de un extremista que, sorprendentemente, con las ideas radicales de su padre, acapara, por el mismo descontento de aquí, mucha atención y tantas voluntades que la miran como a otra novedad también "salvadora" aunque, confesemos, de escasa entidad. Otra más, sin sustancia suficiente o con demasiada sustancia extremista.

Así que a esperar otra cosa al menos ilusionante. Nos queda mucho siglo todavía.

domingo, 8 de mayo de 2011

A ESTO HEMOS LLEGADO

González culpable por iniciador, Aznar cómplice por consentirlo durante todo su mandato y Zapatero beneficiado. Resultado: el Tribunal Constitucional que sufrimos. Montesquieu negado. La separación de poderes como fundamento democrático, fulminado. Los principios jurídicos, superados por la política sucia. Los ciudadanos, engañados, pero tragando y el terrorismo espectante con un PNV recolector de frutos, cínico, que se aprovecha de un Zapatero sin decencia que se alía hasta con el diablo.

Y España aguantando mientras tratan de entretenerla con estupideces -malignas desde luego y destructivas de lo esencial- como esa especie de matrícula que airean, pero que no creo que lleguen a implantarla porque no les dará tiempo, antes el pueblo cambiará de postura tras las elecciones. Me refiero a una especie de matrícula con que pensaban controlar a los pobres e inocentes niños que, salvados de los recomendados abortos, consigan llegar a este mundo. Si se implantara, ya lo de llamarse Pepito, Juanito o, incluso, Richard los más "modernos", solo sería respetado a nivel doméstico, a la vez que los apellidos se alterarán a voluntad, incluso, llegado el caso, del simple funcionario del Registro. Con ello, nada de esos detalles serían transcendentes: la identificación del nuevo individuo se haría con el número de orden que le atribuyeran los poderes establecidos, esos poderes que entienden la libertad tan solo como una posibilidad de hacer ellos lo que les salga de las napias, digámoslo así en un tono elevado para abreviar.

Seríamos ya un número solo rotundamente hasta que la muerte nos liberara definitivamente. ¿Qué se pondría en la lápida mortuoria, el nombre a la antigua usanza o tan solo el número identificativo? Aunque acaso, pienso, como a casi nadie lo entierran sino que le incineran, no quedaría de cada uno huella alguna, como no fuera la memoria únicamente de los que le recuerden, mientras lo hicieran, con lo que el concepto de vida llegaría a adquirir un tinte existencialista tan solo.

¿Por que se llamarán progresitas a los que esto promueven? ¿Donde está el progreso? Yo los llamaría rupturistas con el pasado al que se aferran, en algunos casos, los conservadores más arriscados. Porque al romper con el pasado no siempre se progresa. A veces el retroceso es tan notorio que cualquiera lo puede observar, sobre todo desde que sufrimos a ese Zapatero destructor sin programa y que tan solo persigue ocurrencias puntuales para llenar el tiempo de su mandato. Así va a dejar España. El que venga detrás -Rajoy parece- lo va a tener complicado. Y ojalá que no se alíe -que no tenga que hacerlo como creo- con los indeseables de la periferia que frenan y coondicionan todo lo que hay que enderezar en tantos casos: los pilares más esenciales de nuestra identidad con la decencia, sobre todo, como guía.

martes, 26 de abril de 2011

GIBRALTAR Y EL CAIMÁN

Que los más viejos del lugar que la conocerán canten conmigo: "A mi patria le robaron/ tierra inmensa del Peñón / y sus rocas sollozaron/ al amparo de un extraño pabellón". Esto es verdad, es la Historia conocida por todos quiero creer. Los ingleses se quedaron con Gibraltar aprovechando las circunstancias y dando, una vez más, ejemplo de la catadura de su Monarquía. Ya hablé de esto antes.

Esas estrofas entrecomilladas corresponden a una canción que se cantaba en mi niñez y que a muchos llenaba de coraje patriótico. Luego continuaba la canción con lo que era, sobre todo, un deseo, un sueño dadas las circunstancias; decía así: "Pero suenan los clarines / que si en Rusia ya triunfó mi División / no es bastante nuestra hazaña/ si es inglesa la bandera del Peñón."

Y no, no fue bastante nuestra hazaña y ahí queda la realidad de ese Peñón -"tierra inmensa"- como una deseo pendiente para muchos. Era 1704 cuando lo arrebataron los ingleses con martingalas inconfesables, pero que todos entendieron y en 1713 se confirmó esa robo con el tratado de Utrecht. Ese tratado que nos trajo a Felipe V, pero nos obligó a ceder entre otros poderíos hasta Menorca, aunque luego, se pudo reconquistar. En fin, y con el tiempo, (Castiella entre medias con sus esfuerzos fallidos como representante máximo de la reivindicación de tantos años, siglos), para desembocar al final, a la hora de ahora, en esa desgracia nacional de nombre Zapatero que con su sonrisa circunfleja ya convertida en mueca, la extendiera hasta la Roca, lo que dio pie los servidores de la Pérfida por antonomasia para que se crecieran y hasta se atrevan ya a incordiar a nuestros guardias civiles que vigilan el estrecho, impidiéndoles, en parte, cumplir con su misión, al menos de forma conveniente.

--De que cosas nos habla Vd. con la que está cayendo.

Pues por todo eso que nos cae encima he buscado cobijo en aquellos tiempos.

--¿Tan felices eran?

No, pero sí en ciertos aspectos muy concretos, ilusionantes, que de ilusiones también se vive. Quizá, si bien se mira, sobre todo de ilusiones. Ahora, brujuleando mucho, acaso tan solo pueda encontrarse alguna si pensamos en la sin duda no muy lejana marcha de esa calamidad de gobernante que nos ha tocado en desgracia que hasta la posición de España en el tema de Gibraltar empeoró. Que se vaya de una vez ya que el pueblo español en una votación casi referendum, ha manifestado tan claramente ese deseo.

Mientras llega ese feliz día, y ya que comenzamos con una canción, acabemos con otra; una que Franco prohibió porque creía que estaba dedicada a él. Yo, ahora se la dedico a Zapatero con mi más profundo deseo de que se cumpla pronto. Cantemos: "Se va el caimán / se va el caimán /se va para Barranquilla", etc. etc.

Caimán, según el diccionario es "nombre común de varias especies de reptiles", lo que le sienta al pelo al interfecto. En su segunda acepción nos dice que caimán es "persona que con astucia y disimulo procura salir con sus intentos", lo que le retrata.

jueves, 21 de abril de 2011

NUESTRAS REPÚBLICAS

En mi niñez, allá cuando el movido siglo XX aún estaba en la treintena, entre las llamadas gentes de orden, si querían definir alguna situación sin control, caótica, decían que "esto parece una república". Claro que existen repúblicas con orden y concierto, la francesa sin duda y la alemana y hasta la italiana que aguanta gracias a la sabiduría de ese pueblo lo que le echen, hasta un Berlusconi impresentable. Pero la experiencia española, en aquella época, en nada se parecía a la que se vive en la actualidad en los países citados y en otros muchos por supuesto. Nuestra experiencia fue distinta, trágica desde luego, sobre todo con la llamada Segunda República, y hasta cómica con la Primera en algunos aspectos, si hacemos un esfuerzo y no lo tomamos por la tremenda lo allí pasó.

De la última persiste el recuerdo auténtico aleteando en los conocedores de la Historia y aún entre los vejestorios más resistentes que todavía conserven algún control de sí mismos, junto a la falsificada memoria de los malintencionados, tan abundantes, con que pretenden engañar a los más jóvenes de lo que allí pasó. Pero las dos repúblicas resultaron destructoras. La Segunda desde el surgimiento revolucionario del llamado Frente Popular con la idea de una Rusia soviética como modelo, sustentado sobre todo por ese personaje tan triste llamado Largo Caballero y que dio motivo al Alzamiento, la guerra y los miles de muertos contabilizados en ambas partes.

Y ya que hacemos uso de los recuerdos, retrocedamos hasta 1873 nada menos, a esa Primera República que duró, pásmense, dos años, pero tan bien aprovechados que dio tiempo para disfrutar -es un decir- nada menos que de cuatro presidentes, cuyos nombres resuenan en la Historia cercana como si hubieran sido triunfadores: Figueras, Pi y Margal, Salmerón y Castelar. De todos, Pi y Margal destaca por su absurdo , incapaz y desorientado federalismo. Su proyecto de constitución aseguraba que las regiones de España eran estados soberanos que decidían libremente formar parte de la Federación Española. Cómo ha debido gustar esto al también triste gobernante español que todavía sufrimos: España con muchas naciones dentro revolviéndose en la piel de toro. Al fin y al cabo ya nos contó que eso del término nación es algo discutido y discutible. Y tanto que lo fue, por eso en el corto período de esa Primera República, en España se declaran independientes Málaga, Sevilla, Cataluña, Granada, Cádiz, Castellón, Valencia y Cartagena. Y la República de Granada llegó a declarar la guerra a la de Jaén, y la de Jumilla a todas las cercanas. ¡Qué menos!-

Considerado todo esto parece que esas gentes que he denominado "de orden" sí tenían motivos para, entre nosotros, identificar a la república con el desconcierto. Sí que lo hubo. Ochenta años se cumplen en este mes de la proclamación de esa Segunda República rematada con su Frente Popular que tantas desgracias acarreó y que aún pueden llorarse tal como hace Zapatero que no encuentra consuelo por la muerte, por parte de los alzados, de un abuelo suyo al que no conoció. Y en cuanto a desconcierto y lío de verdad, no digamos nada de la república anterior que sufrieron los bisabuelos de muchos de los que aún palpitan en este valle de lágrimas. Ahí es nada la República de Jumilla declarando la guerra a todas las de alrededor, creo que hasta la murciana, no sé si inclusive o no.

Solo hace 138 años que ocurrió todo esto. De la Segunda República , de su inicio, únicamente 80 y ya hay algunos que suspiran por una tercera y hasta sacan la bandera tricolor a pasear en cuanto pueden, sin avergonzarse y sin propósito de enmienda.

domingo, 10 de abril de 2011

MORERÍA

Esto de la homeopatía parece que va adquiriendo auge, al menos entre los enfermitos sin prisas. Es efectiva y puede ser también un placebo eficaz y tan necesario para coadyuvar a la curación, tanto como la voluntad, el deseo y la creencia.

Todo esto ha venido a cuento, aunque parezca extraño, mientras leía algo sobre el enfado que cogen algunos musulmanes cuando les llaman moros, y al enterarme de que en la "Farmacopea Matritense" se habla de un arrope de moras que al hacer gargarismos con él se remedian las inflamaciones de boca, garganta y lengua.

Bien, tenemos ya a las moras para curar por un lado y a los moros que nos invadieron por el otro, al fin y al cabo pura historia los dos, porque el moral, el árbol, la tiene, hasta Ovidio se ocupó de él en un asunto entre dos amantes. Plinio también, lo calificó de árbol sabio por lo bien que aguantaba las nevadas intempestivas y los romanos, además, lo utilizaban para untar las trompas de sus elefantes de guerra con el jugo de las moras, lo que parece, hacía más belicosos a los paquidermos. Ya ven.

Y dirijamos nuestra atención a los moros tan presentes antes y ahora en nuestras vidas, gentes estas que llegaron a España en el siglo VIII provenientes del norte de Africa y que en ocasiones mostraban el rostro tiznado por su relativa mezcla con los subsaharianos como se denominan ahora, ridículamente, hipócritamente a los negros negándoles su característica más notoria. José Legrá, el gran boxeador, el "Tigre de Baracoa", tan simpático, rechazaba que dijeran de él que era de color: "Yo no soy azul ni verde, soy negro, llámenme así", exigía. En cuanto a los moros y su ocasional tizne hay que tener en cuenta que su cultura, su religión, la musulmana, facilita la mezcla: el Corán permite a sus seguidores tener hasta cuatro esposas legítimas y cuantas concubinas puedan mantener. Y las concubinas, tantas veces, eran negras esclavizadas con todos los servicios incluídos.

Bien, es a lo que quería llegar, a la razón posible de la denominación de moros a los provenientes del Magreb que nos invadieron. Salgamos al campo y busquemos un moral, ese árbol calificado de "sabio" por Plinio. Su nombre proviene del griego "moron" que los latinos llamaban "morum" y que Lineo transformó en "morus", palabra con que al parecer denominaban a algunas plantas de frutos negruzcos. Y ese "morus", por lo visto, provenía del celta "mor", negro. Y a los celtas los teniamos en casa, celtíberos como somos en origen. Ese pueblo, ya hispano-romano que se vio invadido por los musulmanes y que quizá, despectivamente, aplicaran a sus dominadores esa denominación, "mor", negro; de ahí moro.

Habrá otras teorías y hasta certezas sobre el origen de tal palabra, pero yo brindo aquí la mía, la que me ha surgido mientras me interesaba por el arrope de moras con que hacer gargarismos y suavizarme la garganta para recitar eso de "mora de la morería, el día que tu naciste cuatas estrellas había..." Más o menos, en fin.

sábado, 2 de abril de 2011

GUERRA Y PAZ

Con permiso de Tolstoi, guerra y paz se contradicen, pero no se eliminan; hay guerra y hay paz casi siempre. Pero fíjémonos en la más importante, la que nos atañe a cada uno, la llamada paz interior que quizá convenga, para simplificar denominarla solo tranquilidad. Así entendemos todos esa situación en la que nuestros adentros permanecen abiertos para vivir con alguna felicidad y, sobre todo, para enfrentarnos con el debido ánimo y talante a la posible agresión que sin duda ha de llegar.

--Pesimista viene usted.

No demasiado para la que está cayendo, sino observador de la realidad. Hay que tener en cuenta que la agresión puede considerarse como la primera ley, ineludible además, que se nos presenta y a la que nos obliga la Naturaleza tal como está concebida para algo tan esencial como el mantenimiento de la vida, para eso que tanto se pregona: para la conservación de las especies entre las que nos tenemos que encuadrar.

Sin agresión no hay vida, hay que admitirlo. El pez grande se come al chico, se lo debe de comer. El león, o las leonas más bien, que el león suele dormitar a la espera de casi ser servido, deben cazar al cervatillo, al más tierno o al más viejo, al que corra menos sin duda, que hay que facilitar la operación. Es ley de vida, es decir, es ley de muerte. Agresión. ¿Cuantos miles de vacas, cuantos de pollos, cuantos de cerdos se matan diariamente en el mundo para que podamos zamparnos nosotros un buen chuletón cuando nos plazca?. Agresión, enorme agresión esta y además necesaria.

Luego, ya puestos, ese instinto agresivo se aprovecha, se moderniza podríamos decir y se amplia y surge a diario entre nosotros con inusitada constancia aunque llegue disfrazado con otro nombre más aceptado: el de la competencia, al fin y al cabo la disputa, lucha por alcanzar algo en propio beneficio y en perjuicio, como contrapartida, del contrincante. Agresividad al fin, aunque venga camuflada con los mejores modales y hasta con una sonrisa.

Pero hay más: esa agresividad, ley primordial a que nos lleva la propia existencia, alcanza como una derivación y con constancia que asusta, su máxima intensidad cuando surge mezclada con la política y los intereses más o menos lícitos de las naciones. Entonces decimos que estalla la guerra, la guerra grande, colectiva; y ese estallido prolongado a veces durante años, siembra el terror, elevando la crueldad a límites insoportables. Fijémonos únicamente en el siglo XX: nuestra Guerra Civil con miles de asesinatos, los amontonados en Paracuellos (¡ay Carrillo!) y en tantas cunetas del país como un producto de la fiereza de los dos bandos en liza; y antes, la Guerra Europea, luego la Mundial con millones de víctimas y con Hitler a la cabeza, sin olvidar la atroz fiereza de un presidente, Truman, al que se tiende a esconder su barbarie porque salió victorioso y los suyos escribieron la historia oficial: Hiroshima y Nagasaki con cargo a su conciencia; miles de muertos inocentes con sólo apretar un botón. Máxima crueldad, premeditación, alevosía sin conciencia.

Pero en el fondo todos, incluídos los pensadores, filósofos, hasta los santos, tienen un problema planteado con esa agresividad innata que tratan de no reconocer como necesaria tal como está concebida la existencia y que conduce en su más trágica manifestación, a esas guerras feroces que todos conocemos. Lo resuelven apelando a la llamada guerra justa. San Ambrosio, su discípulo San Agustín que la acepta para alcanzar la paz, Cicerón que también la acepta cuando no hay otro remedio y, por supuesto, la ONU, esa organización injusta desde su planteamiento, antidemocrática y dominada por unas cuantas naciones prepotentes y con derecho a veto que deciden lo que más les conviene.

En fin, simplificando que no hay que profundizar más, la simple libertad nos conduce a la agresividad. Y la bondad ¿dónde queda? cabe preguntarse. Parece así a bote pronto que como un valor para disfrute personal e íntimo que no evita sin embargo la necesidad de marchar de caza con las cartucheras bien provistas, o, si prefieren para hacerlo más actual con el ímpetu y la fortaleza necesaria para salir airoso en eso que se llama la lucha por la vida y que, cuando se consigue, solo entonces, se puede pensar en alcanzar la tranquilidad soñada, esa paz interior que produce la sonrisa bondadosa del que ha cumplido, es decir, del que ha vencido ¡para qué engañarnos!

viernes, 25 de marzo de 2011

LA LOTERÍA

He comprado un billete de lotería y mientras caminaba hacía cábalas con lo que haría si me tocaba el gordo. No, por supuesto, como aquel vivalavirgen que según leí no sé donde vivía como un marqués de los de antes, sin tener ni un duro. ¿Qué harías tu si te tocara la lotería? le preguntaron. "Pues vivir como vivo ahora, pero pudiendo ", respondió, lo que tiene su gracia. Yo, no, únicamente, mientras andaba me hacía ilusiones y como cada uno es como es y un servidor de ustedes resulta así de aburrido, enseguida me introduje en un campo filosófico-teológico a mi nivel, claro, jugando con dos conceptos alejados de mi influencia: el azar, sin duda la casualidad y la Providencia, tomada, acaso, como un determinismo que podemos calificar de cristiano. Dos conceptos opuestos al parecer según dicen los entendidos más exigentes; pero uno que no lo es precisamente, cree que bien pueden caminar juntos muchas veces.

Pienso que la Providencia nos deja bastante sueltos en este caminar por la tierra que creó, gracias a lo cual al azar se le permite jugar su papel tantas veces. Muchos, en verdad, admiten lo que a la vista está, que Dios se sirve en su gobernación del Universo, de las causas por Él creadas y ahí entramos todos. Y así en nuestra marcha surge el destino como un horizonte que se acerca paulatinamente, pero que podemos cambiar o al menos intentarlo. No como piensan los musulmanes y no sé si también unos crostianos, los calvinistas tan duros ellos y a veces tan intransigentes, que ven a ese destino como un camino no modificable. Se olvidan de nuestra libertad de elección siempre y cuando, naturalmente que el azar, en su sentido de mala pata para entendernos, no se nos presente como insuperable.

En fin, filosóficamente o no, yo con mi décimo -no era más que un décimo- sí invoqué a la Providencia, por si ella se ocupa de estas cosas y al azar, portador, a veces , de la suerte. Porque suerte, gafe y malapata, todo revuelto y alternándose, parece producto del azar en suma. Y así, con esta incógnita de por donde soplará el viento en cada jornada navegamos con nosotros mismos en esta especie de embarcación en la que nos sustentamos y que para el poeta se asemeja a un viejo patache. En su origen estos barcos eran unos pequeños veleros de madera que en el fondo y académicamente hablando, en un principio, eran naves de guerra que servían para transmitir órdenes, comunicados en general de un sitio a otro. Yo conocí los pataches allá sobre los años cuarenta del siglo pasado, que ya no tenían un uso bélico sino que se utilizaban para llevar pequeños recados y pequeños bultos de un puerto a otro siempre cercano. En mi Santander su recorrido llegaba hasta Asturias e incluso Galicia.

Barcos casi románticos, "con velas remendadas que también el viento hincha" como dice el poeta que hace como un símil con esas vidas zarandeadas de tantos: "Con vías de agua entaponadas que impidan enseñorearse al mar poderoso". E incluso continúa, "Con hundimientos fallidos por el esfuerzo imaginado/negando la realidad que mana de los ojos/en una proa de los sentidos que sigue abriendo el camino/por el que seguir navegando"... En fin, esta es la versión de nuestra andadura que hace de ese poeta que no canta, vemos, a los pajaritos ni a los amaneceres precisamente, sino a la vida, tan dura según él, que se nos presenta y que hay que encauzar momento a momento sin perder de vista a ese azar siempre imprevisible.

Y por eso, pensando en ese azar tan presente en juegos como el de la lotería, pero sin dejar de lanzar una mirada a las alturas por si fuera posible conseguir algún apoyo, el más importante sin duda, de tan altas instancias, continúo mi paseo con el décimo bien guardado y esperanzado. También en cuanto pueda tocaré madera por si sirve de algo. Ya les contaré el resultado.

martes, 15 de marzo de 2011

EN ESTE VALLE DE LÁGRIMAS

Y tantas como se han derramado por las tremendas consecuencias del terremoto y maremoto que conmueve a Japón y al mundo entero.

Veo que nos llegan estas desgracias como por sorpresa y hay que señalar que, lamentablemente, son desgracias anunciadas aunque sin fecha de llegada y que, por tanto, deberían ser esperadas con mucha atención. Los científicos duchos en estas verdades terrenas lo saben. La tierra, el universo entero responde a un orden según las teorías que muchos aceptan, mas este orden resulta impredecible en sus manifestaciones por lo que para el común de la gente bien se podría calificar, porque así lo ven, de un orden caótico si estos dos conceptos no fueran contradictorios. Y es que ese orden que vemos como un caos, responde a unas leyes siquiera físicas, establecidas y conocidas en su mayor parte con las que el universo entero se rige para su continuidad cambiante de aparente destrucción, seguida, sin duda, de un resurgimiento aunque quizá con nuevas formas y circunstancias. En el fondo, exactamente esto ocurre con la vida humana que es en definitiva un continuo trajín de venidas y de idas, digámoslo así para parecer más suaves. Aunque para vivir con cierto sosiego hay que aconsejar, confesémoslo, no pensar demasiado en esa realidad de la vida, hay que vivirla tan sólo. Seguir el camino que se nos abra sorteando los baches, a la espera de la solución salvadora al final de este "valle de lágrimas" como lo definió tan acertadamente San Pedro de Mezonzo en la oración que compuso, en la Salve.

En realidad, si bien se mira, este consejo quizá conveniente a nivel individual, se viene cumpliendo, muy peligrosamente, con el tema de los desastres naturales tan conocidos y repetidos en demasía. Japón tiembla, por ejemplo, aunque con baja intensidad, un mes sí y otro no por lo menos. Y ahí permanece este pueblo admirable por tantas virtudes conocidas, sabiendo que muy posiblemente puede llegar, como ha llegado, la gran tragedia.

Es que los humanos con nuestros adelantos, ensoberbecidos, nos hemos separado demasiado de lo natural, como si la Naturaleza fuera solo algo a lo que hay que dominar y no como ese algo tan importante, porque de ella formamos parte, en la que hay que vivir de acuerdo con sus leyes, aunque no sea más que para guarecernos convenientemente cuando necesario sea. Ante un desastre tan grande como el sufrido ahora, el hombre, impotente, no se diferencia mucho de un pequeño ratón: ambos sucumben sin remedio. Quizá la gaviota, tan previsora y que barrunta los cambios, se haya alejado lo suficiente y a tiempo como suele hacer, de la zona afectada, a la espera de que la tranquilidad la permita volver a su vida tan ajustada a lo natural.

El hombre no, desprecia parece a esa Naturaleza a la que pertenece y asienta su vida ayudado por la avanzada técnica que ha conseguido, construyéndose su habitat antinatural en unas zonas -Japón, por ejemplo, en este caso- de las que conoce su característica más llamativa y peligrosa: la inestabilidad sísmica, con lo que se convierte en la primera víctima cuando ocurre lo que tanto lloramos.

Hasta ahora, aparte de tantas desgracias humanas, sabemos que Japón, por efecto del terremoto, se ha acercado unos metros más al continente como queriendo buscar cobijo más seguro. También nos cuentan que el eje de la tierra se ha movido unos centímetros. Yo no sé que puede ocurrir con tanto vaivén, si a la larga o la corta pasará factura o no. Mientras, las centrales nucleares amenazan. El resultado lo sabremos pronto. Acaso un apocalipsis para muchos, Dios no lo quiera, pero el comisario europeo de Energía, lo ha pronosticado. Quizá se pase, ojalá.

viernes, 4 de marzo de 2011

DE NUEVO EN CAMISA DE ONCE VARAS

En camisas de once varas", así se titulaba un artículo que el 29 de octubre del año pasado aparecía en esta Hora Dada donde a veces mi conciencia se entreabre. Bien, ahora vuelvo a retomar el mismo asunto como anteriormente, con la humildad de un cristiano de a pie, lego en casi todo y como verán sin duda, ignorante, pero que, sin embargo, como los atrevidos se permite en ocasiones opinar. El tema de entonces y que revivo aquí es el del divorcio y la supuesta e insuperable disolución, desde una posición católica, del vínculo matrimonial ya roto. Un problema social, casi epidémico que nos sorprende y entristece a tantos. Y ha sido el propio Papa, ese intelectual de primera línea que nos va abriendo caminos tan provechosos para la interpretación de la vida y de los comportamientos y señalando los peligros actuales en el mundo y hasta de la mejor comprensión de las Escrituras, el que me ha dado pie para insistir en el tema del que me ocupé en mi artículo citado del 29 de octubre pasado y que ahora resulta un complemento de lo que aquí pretendo señalar.

Próximo a publicarse -el próximo día 10 exáctamnente- la segunda parte de su obra, "Jesús de Nazaret", leo que con motivo de la exoneración de los judios de la muerte de Jesús por parte de la Iglesia, el Sumo Pontífice en su obra corrige al propio evagelista San Mateo cuando afirma que "todo el pueblo" (el judío, claro) pidió la crucifixión de Cristo. El Papa, tajante, asegura que con esta frase "no se expresa un hecho histórico". Y se pregunta: "¿Cómo habría podido todo el pueblo estar presente en ese momento para pedir la muerte de Jesús?" para asegurar a continuación que la verdad de lo ocurrido lo expresan mejor el evangelista Juan y, sobre todo, con más detalle Marcos, lo que da pie al Pontífice para afirmar categóricamente que "El verdadero grupo de los acusadores (de Jesús) fueron los círculos contemporáneos del templo y la masa que apoyaba a Barrabás".

Para el Papa resulta importante esta puntualización que hace y que corrobora lo que ya el Concilio Vaticano II proclamó retirando las acusaciones de deicidio contra los judíos que tanta persecuciones y sufrimientos ocasionaron a tan admirable pueblo durante siglos. Mateo, pues, no lo hizo bien, al menos así parece según los textos en uso.

Esas consideraciones me dan pie a mi para, con mi tema, acercarme hasta el propio San Marcos nada menos, al evangelio (10, 1-12) en el que trata del divorcio y a las puntualizaciones de Jesús que recoge, dirigidas a unos fariseos a los que acusa de "terquedaz". Dice así el propio Jesús según el evangelista: "Al principio de la creación Dios los creo hombre y mujer. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne. De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre". De acuerdo como no podía ser de otra manera, la orden resulta tajante, "lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre". Pero observamos que el hombre no obedece siempre. ¿Obedeció Adán y Eva las órdenes de su propio Creador? ¿Se obedecen y cumplen siempre los diez mandamientos? ¿Se ha dejado de matar y de robar a lo largo de los siglos?.

También vemos que Jesús explica que unidos hombre y mujer "ya no son dos, sino una misma carne". Y así ocurre gracias a Dios tantas veces, aunque no todas por desgracia. Efectuada la promesa matrimonial, lo vemos tan a menudo, hombre y mujer siguen siendo dos muy notoriamente, no solo porque desde el principio hicieron separación de bienes, sino también de intenciones, actitudes y comportamiento. La orden de Jesús no se ha cumplido. La unión no se ha realizado en tantos casos e incluso cuando ha sido así, cuando la unión sí se efectuó, uno u otro o quizá los dos, la rompen tan frecuentemente. Es decir, no obedecieron el mandato de Cristo, tan claramente expuesto. Porque Cristo no dijo según San Marcos que la unión era irrompible, inseparable, sino que no fuera separada, rota por el hombre; bien claro está en el evangelio.

Dicho lo dicho digo ahora que doctores tiene la Santa Madre Iglesia que me sabrán responder como antes aprendíamos. Los intrígulis de la Teología pueden resultar laberínticos para un lego, pero considerado el tema como lo he hecho y atendiendo a lo que me dicta mi conciencia y entendimiento, debo añadir que el problema de las rupturas matrimoniales y sus consecuencias y derivaciones, debe de sacarse de la jurisdicion de los Tribunales en el que los doctores de la Iglesia tratan de brujulear (¿inquisitorialmente?) en las conciencias de los cristianos para dictar sentencias bienintencionadas, pero no sé si siempre acertadas como humanos que son. Los católicos tienen la confesión y, finalmente, el juició de Dios mismo. Con eso se arregla el cristiano para zanjar sus otros problemas morales algunos quizá muy graves, ¿por qué no los que puedan surgir del matrimonio en el que en tantas ocasiones alguna de las partes no es culpable de nada, sinó víctima únicamente?.

jueves, 17 de febrero de 2011

TODO RESUELTO

Desde que las mujeres visten pantalones -digámoslo con claridad- los culos han dejado de ser un secreto, se adivinan. No hay que ir hasta Benidorm: ese de allí es generoso, aquel demasiado escualido, el otro, sin duda, excesivo. La mayoría, compruebo, no resultan académicos. ¿Pero es que hay también una academia que clasifica las posaderas?. No exactamente, pero sí existen unas medidas clásicas, como cánones no de belleza -que de eso, como de los gustos, no hay nada escrito- sí de la normalidad. No todos van a ser como los de las "Tres Gracias" tan necesitados de unas buenas clases de pilates.

Decían los clásicos, que lo medían todo, que un hombre como es debido debe medir lo mismo que siete cabezas una encima de otra. Algunos se pasan, como Gasol y otros no llegan. En los hombros deben caber una cabeza en cada uno. ¿Y los culos?. De esos no se habla porque resulta una oredinariez y forman parte de lo que denominamos las vergüenzas. ¿Y hay que taparlas? Al menos disimularlas, sí. Los cronistas españoles de la colonización de América enfatizaban en sus crónicas que los indios las traían cubiertas, lo que no hacen todos en la actualidad, ya ven ustedes, que las muestran con descaro tanto las de cintura para abajo donde debe comenzar la honestidad, como las del alma, donde debe surgir la honradez. Y tanto unas vergüenzas como otras campan libremente y se airean tanto que ya apenas nos escandalizamos al observar su proliferación.

Hay que aceptar, sin embargo, que las que podemos tachar de vergüenzas físicas resultan poco variadas. De las otras, las del alma, las hay para todos los gustos o mejor, para todos los disgustos. Los políticos, con su vida pública no pueden ocultar su repertorio de lo más variado que, algunos, no niegan. Tal, como simple ejemplo, el de un viejo, Santiago Carrillo que, encima, no se arrepiente de nada ni siquiera de lo de Paracuellos, porque él es ateo según explicó, con lo que parece que niega hasta lo que ya los clásicos griegos sabían y hasta trataban de encontrar su aposento dentro de cada cuerpo, me refiero al alma, por lo que quien no la acepta, no la reconoce, pasa a ser directamente un desalmado, con todo lo que la palabra expresa.

En fin, no profundicemos y aligeremos el tema, vayamos a lo del principio que hoy no me quiero alejar del camino de la frivolidad. Solo una consideración sobre la conveniencia de superar la desvergüenza y, como los indios, cubrámonos, aunquer no sea más que para dar la oportunidad a que la imaginación actúe como hacían los señores antiguos cuando se recreaban viendo pasar a las damas. Y eso que en vez de pantalones ajustados, portaban miriñaques, con lo que el esfuerzo de la imaginación tenía que ser grande. No como ahora que te lo dan todo resuelto.

viernes, 4 de febrero de 2011

LOS LEJANOS BENEFICIOS

Uno de economía sabe más bien poco. Lo que mejor sabe hacer es gastar, aunque conoce el acierto de un refrán que le enseñó una vieja que a fuerza de ahorrar se hizo rica: "No hay mejor lotería que una buena economía", decía. Ahí esta el quid de la cuestión, saber y poder encontrar el verdadero camino que conduce a esa buena economía. Nuestro Gobierno está en ello y parece ser que siguiendo las órdenes de Bruselas vía la Merkel y Sarkozi, y en un principio hasta atendiendo la admonición del mismo Obama, disfrazada, claro, con la elegancia que puede otorgar la lejanía, está consiguiendo el beneplácito de los que mandan.

Hasta ahora este desgobierno que tenemos, para ahorrar se mete con los viejecitos que no pueden ni chillar y les siembra el camino, sin duda ya corto, de rebajas y de inconvenientes que les hará más difícil su existencia. Pero es que son muchos esos viejecitos y pocos los trabajadores que cotizan, parece ser la justificación que esgrimen. Y ahí vuelve a estar el quid de la cuestión: los casi cinco millones de parados a los que están dejando al parecer inermes, indefensos en verdad hasta no se sabe cuando. A la Merkel, a Bruselas les importa más bien poco las angustias privadas. Uno observa a las granes empresas españolas avanzar viento en popa por esos mundos de Dios y se alegra de verdad. ¿Pero y esas tachadas de pequeñas y medianas empresas que forman el verdadero tejido laboral del país? Esas, las PYMES, se encuentran olvidadas cuando son las verdaderas necesitadas de ayuda y las que en realidad proporcionarían puestos de trabajo en abundancia como ocurría antes de que el PSOE con Rodríguez a la cabeza, tomara las riendas del poder y, con sus negativas de lo patente, ocasionara el estropicio que nos aflige.

Verdaderamente hay que decir que el problema real lo constituye el propio Gobierno y profundizando en el tema debemos extender esa consideración a los políticos en general, tan mal valorados en las encuestas. Está claro que los partidos por un lado esgrimen sus ideologías, entendámonos, sus intereses de partido, tratando por el otro de que el pueblo, quizá un tanto narcotizado, crea que está representado por ellos, los políticos esos tan limitados. Así van las cosas.

Ahora también mira ese desgobierno a las Cajas de Ahorros, esos entes financieros que eran muy útiles cuando se crearon y terminaban con la coletilla de Monte de Piedad tan socorrido para el muy necesitado que, sin propiedades de fuste con que garantizar un préstamo, entregaba por ejemplo al acabar el invierno su abrigo que ya no necesitaba y que pasaría a recogerlo cuando los fríos asomaran de nuevo por el horizonte, previo abono, naturalmente, de lo prestado. Ahora ya no admiten esas bagatelas, ahora las Cajas son más importantes y algunas al notar que se fijaban demasiado en ellas, se transforman en bancos corrientes y molientes, pero más respetados. Tal la Caixa de Barcelona que dentro de muy poco pasará a llamarse Caixa Bank, sin la o de banco y con la k de kilo, en inglés, para entendernos mejor. Porque en Cataluña por lo que se ve, los letreros se pueden poner en inglés, pero no en castellano, que te multan.

En fin yo -que ya dije no soy entendido en economía- no sé en que va a consistir el beneficio con que socorrer las necesidades perentorías, las de hoy y las de mañana de los parados, porque el 2027 que ponen como meta del "beneficio" de lo de las pensiones, coge un poco alejado para los que tienen hambre hoy mismo. Si sé que estos arreglos que califican de estructurales, son al parecer necesarios y por eso sin duda, son muy bien acogidos y exigidos por los que mandan en la Unión Europea, porque España no es Grecia, ni Irlanda ni Portugal, España es grande y su rescate, dicen, pondría en peligro al euro y a la Unión misma. Que España es grande, ya nos lo dijo Franco. Una, grande y libre se decía en aquel entonces. Grande parece seguir siéndolo fijándonos en el temor de la Merkel y compañía; una ya no, ahora son o serán si continúan en sus poltronas los que mandan 17 miniespañas como algunos temen, y libre tampoco parece demasiado con Bruselas al tanto siempre ojo avizor. En fin, es lo que nos ha tocado en suerte. Los parados que descansen mientras tanto y piensen que cuando les llegue la edad de su jubilación será peor todavía.

jueves, 3 de febrero de 2011

CON MARCHA ATRÁS

Eran los primeros años 40 del siglo pasado. Nuestra Guerra Incivil había acabado y la Guerra Mundial y Despiadada no había terminado. España, como era neutral, no sufría ya de bombazos y muertes, solo la necesidad hacía mella en los sufridos españolitos, testigos mudos y resignados de lo que acontecía pasados los Pirineos. Pero había humor gracias a Dios para imaginarse tiempos mejores, aunque esa mejoría fuera solo la ilusión de unos pobres que con poco se resignaban. Se cantaba entonces una canción que delataba la verdad de la situación. Decía así: "En el año 45/ según dicen los profetas/ será el año de la paz/volverán las vacas gordas/ los huevos a peseta y muchas cosas más..." En mi Santander, después del incendio del 41 que la asoló, se oían las campanadas del reloj de una iglesia -la de los jesuitas exactamente- que entonaba una muy bonita melodía religiosa, pero sin letra. La letra se la puso la gente de entonces que se sostenía únicamente con el racionamiento que daban cada lunes; una gente aquella creyente y esperanzada al menos en la Virgen y que le cantaba: "Del cielo ha bajado la madre de Dios/ a traernos patatas, azúcar y arroz". Y que se remataba: "Danos, danos, danos pan blanco..."

Y el milagro pedido con humor fue llegando, aunque lo hacía con cierta lentitud. En el 45 ya no se oía el eco de bomba alguna, pero las vacas siguieron flacas un tiempo más. La historia de los acontecimientos está ya en la memoria de todos y con ellos en el recuerdo aquí nos hemos plantado, en el 2011 nada menos que para mí tiene resonancias de futuro. Y nos encontramos con las vacas que no es que hayan enflaquecido demasiado este último par de años, pero que sí se las ve un tanto desmejoradas porque, en realidad, este supuesto viaje al futuro que hemos hecho, con muchas paradas, interrupciones y algún sobresalto que todo hay que decirlo, parece que nos está intruciéndo en un tunel, quizá en una especie de viaje al pasado en el que espero que no haya que pedirle a la Virgen patatas, azúcar y arroz, pero en el que, desde luego, no surge por lo que se ve, ningún profeta creible que augure tiempos de bonanza como en aquel 1940 de las bombas y el racionamiento. Es decir, nos falta hasta la ilusión, por lo que ahora parece que hay que ir a buscarla a la industriosa y desciplinada Alemania que nos la brinda y nos pide técnicos y personal cualificado. En fin la emigración de nuevo, España país de emigrantes, así hicimos América. Vaya consuelo. Y ya que estamos con canciones, cantemos una que por desgracia viene a cuento: "Adios mi patria querida, dentro de mi alma te llevo metida/ y aunque soy un emigrante jamás en la vida podré olvidarle..."

martes, 18 de enero de 2011

EL COLOR DEL CRISTAL

"En este mundo traidor nada es verdad ni es mentira..." que dijo Calderón, el de la Barca que, según afirman algunas crónicas, allá, cerca de Torrelavega, alguno de sus ascendientes se dedicaba a pasar el río de una orilla a otra, a los que se lo solicitaban, que para eso era dueño de la embarcación. En fin, la frasecita la dijo don Pedro y casi la comprobamos nostros a diario con solo asomarnos al ventano de la ineludible televisión y, seguro también, la hojear y ojear cualquier periódico donde se recojan las ocurrencias de nuestros políticos, sobre todo de los que mangonean el cotarro. Nada resulta verdad en tantos casos y tampoco mentira total en otros.

Esto de la verdad tiene muchos intríngulis. Uno, desde luego intenta ir por este mundo en pos del camino verdadero, cada cual a cuestas con su verdad, esa creencia que se encierra en la intimidad de cada cual y, quizá, al apreciarse individualmente haya que considerarla, tan solo, propia de cada uno y no válida para todos.

Oiga, pueden decirme, se adentra usted con estas ideas en el superado campo de los existencialistas. Y confieso que puede ser, ya que en mi juventud era la filosofía de moda con la que los jóvenes intentábamos alguna rebeldía dentro del orden que reinaba en nuestras vidas. Kierkegaard y sobre todo Sartre, con sus libros adquiridos a escondidas de la censura imperante eran digeridos a medias dada nuestra preparación. Pero la realidad es que con los años se simplifican las cosas y ahora cuando se ha comprobado que tantas ideas han resultado volanderas y han sido arrastradas por el viento de sus propias contradicciones, se llega a la conclusión de que esas verdades vigentes con el principal apoyo de la intimidad de alguno, resultan solo aparentes, ilusorias tantas veces, irreales en fin o francamente inexistentes por lo que uno prefiere la compañía de Aristoteles nada menos o de alguno de por allí que ahora no recuerdo, que enseñan algo tan sencillo para distinguir la verdad en toda su amplitud y simplicidad, con solo una frase tan fácil que todos la entendemos. Es esta, más o menos: "Verdad es decir de lo que es que es y de lo que no es que no es".

Como consecuencia, en el otro extremo puede surgir -y lo hace tantas veces- esta otra realidad, la equivocación disfrazada de verdad, cuando se afirma algo que concuerda con lo que pensamos, aunque eso que pensamos como verdad no lo sea. A eso lo llaman verdad moral, alejada, por supuesto de la real.

En fin, los periódicos y la televisión por ejemplo, hablan demasdiado de Zp. que lanza entre sonrisas (ahora menos abundantes) frases, conceptos, promesas que, al pasar página, son desmentidas por Rajoy, pongo por caso y uno entonces se va a dormir con una verdad innnegable, una verdad tan real que no desaparece sino que aumenta cuanto más se considera.Esa verdad tan real se llama duda y confirma el acierto del barquero, quiero decir de Calderón: "Nada es verdad ni es mentira, todo es según el color del cristal con que se mira...". Mientras, los políticos creen que nos engañan y son felices. Y cobran encima.

domingo, 16 de enero de 2011

LO IMPRESCINDIBLE Y LO IMPREVISIBLE

La Naturaleza se defiende a su manera, defiende a sus habitantes, a nosotros incluso, a todos los seres vivientes. Me entero ahora de como, por ejemplo las mangostas, por su interés claro está, favorecen al enorme facocero tan incapaz a causa de sus enormes colmillos que como cuernos se le acercan casi a los ojos, de lavarse siquiera como los gatos. Las mangostas encaramándose en grupo por su gran corpachón le limpian y acaban con los parásitos que en él se depositan. El monatí, otro ejemplo, mamífero como es se pone a flotar en el agua para que los peces, un ejército, le limpien la espalda. Hasta la jirafa permite que los pájaros le recorran el cuello y la cabeza para que efectuen su labor de limpieza. Incluso la temible morena facilita, abriendo la boca lo suficiente, que un camarón, su alimento preferido nada menos, se adentre en tan gran cavidaz para, con destreza, le deje limpios los dientes. Y no se traga al camarón, permite que de un salto salga de tan oscura cueva una vez que ha cumplido con su trabajo.

La Naturaleza es sabia y los llamados animales irracionales se aprovechan de su sabiduría. Los hombres no tanto, exigimos demasiado. Bien es verdad que existe la homeopatía, un intento de librarnos de los fallos que nos acechan imitando o aprovechándonos de lo que la Naturaleza nos brinda. Pero no lo consideramos suficiente y con la química a nuestro servicio hemos inventado las medicinas con las que en tantos casos conseguimos alargar nuestra estancia en este llamado valle de lágrimas del que no queremos salir.

Con las medicinas nos enfrentamos a los mandatos de la Naturaleza y tantas veces se la vence, aunque ella, tan paciente, sin alterarse sigue su curso. Sabe que su ley se cumplirá. Como el río desviado que con el tiempo, dicen que vuelve a su cauce natural. Ahí está la gran verdad que asusta: la muerte es imprescindible. ¿Y la vida? La vida es imprevisible, acontece o no, viene del secreto del silencio en el que no podemos brujulear. Pero olvidamos que con la muerte se abre espacio para nuevas vidas y se alcanza el equilibrio de las especies, algo que los hombres reconocemos en las demás, pero que olvidamos cuando pensamos en la nuestra de hombres.

Sin embargo, ahora tenemos aquí en nuestra dura realidad nacional, un problema que en gran parte arranca de nuestra subversión contra lo natural. En nuestra lucha por retrasar lo inevitable, alargamos tanto la esperanza, quiero decir la vida que hemos llegado a no saber que hacer con tantas vidas amontonadas, improductivas, digámoslo con rudeza con tantos viejos. Y surgen los problemas tan notorios en tiempos de vacas flacas como el que sufrimos en el que abundan las discusiones sobre como solucionar el problema de su amontonamiento y su subsistencia. Las dichosas pensiones tan imprescindibles.

Llegados a este punto nos quedan, claro, las ilusiones con la que, a veces, intentamos alargar el horizonte y esbozar la sonrisa que trae la esperanza, un estado de ánimo este con el que de forma muy natural se nos presenta como posible lo que deseamos.

sábado, 15 de enero de 2011

JUSTICIA

No es que pida justicia como parece indicar el título de esta nueva divagación. Es simplemente que al considerar en la hora de ahora que eso de los valores absolutos se aleja de la consideración de las masas, me ha venido a la mente esa palabra, Justicia, así con mayúsculas. Un concepto tan necesario en todo momento y que con los tejemajes de los políticos se conculca tantas veces.

Si la tarea de la que se encarga la Justicia debe de ser la de conservar el orden o restablecerlo o defenderlo, exactamente el que marca el Derecho o las costumbres, las buenas costumbres por supuesto que nos acercarán a lo que se denomina bien común, poco parece importarles a nuestros políticos de ahora que acaban, despues de árduas discusiones, de renovar parte del llamado Tribunal Constitucional, tan lento y sospechoso tantas veces, eligiendo a cuatro magistrados, dos por cada partido, socialista y popular. Con lo que hasta en esto de definir, aplicar, desarrollar y restablecer la Justicia con mayúsculas, mangonean los intereses políticos, consiguiendo con esto que, asombrados, veamos tan a menudo, que las sentencias de tan altos tribunales resultan un apaño en el que cada grupo de magistrados decide según su inclinación política. Y luego suman los votos: 5-1, ganaron los socialistas en un caso; 4-2 ahora pudieron los del PP. Como en el futbol los partidos, los políticos en este caso (menos entretenidos, por supuesto), nos tienen también partidos, es decir, divididos a los españoles en algo tan trascendente como es el sentido de la Justicia.

Y así en casi todo, por lo que tantas veces se sobrepasa el espacio de lo justo con el fin de invadir otros campos. A veces los de la mera organización administrativa, pero que puede resultar muy dañino también. Me refiero, por ejemplo, ahora que surge al menos como tema de discusión, al batiburrillo de las autonomás, de las 17 posibles españas si Zp siguiera por el camino que con su llegada al Gobierno emprendió. En este momento descubren, por fin, que tanta división afecta al boslsillo y como consecuencia a nuestra deseada salida del abismo de esta crisis que nos atenaza. Por lo que se oye, esto lo entienden todos mejor que al mero concepto histórico de nuestra Patria tan cuarteada en apariencia.

La Constitución, se sospechó en su momento y se comprueba actualmente, dejo abierto, en el aire, el concepto del Estado de las Autonomías por complejo de algunos, por sentido de la reivindicación de otros y por falta de la mesura necesaria después de una dictadura que permitía fingir a algunos que la Guerra Civil, no había acabado. Se comprueba nítidamente en Zapatero y su perversa actuación como gobernante.

Un camino en fin el recorrido por la organización autonómica que abunda incomprensiblemnete, ridículamente en la separación y la diferencia real o inventada de cada zona, con un sentido centrifugo dañino para todos y alejado de los verdaderos ideales de la mayoría de los ciudadanos. No se ha realizado una mera organización administrativa, sino que se inyectado con odio tantas veces, o por un ruin interes político, cuando no crematístico, la idea falsamente federal a la que le falta el sentido de la cohesión de cualquier organización de este tipo y que se manifiesta muy bien en algo tan fácil de entender como se descubre en tan sólo dos palabras: Pueblo Español. Ese pueblo que se reconoce perfectamente y que los políticos lo conculcan y desatienden por sus intereses particulares tan a la vista muy a menudo.

En resumen, para acabar, hemos barajado tres conceptos: Justicia, Pueblo Español y políticos. Añadamos otro más imprescindible que de abundar acabaría con muchos de nuestros males. Esa concepto, bastante en desuso se denomina Patriotismo.