domingo, 23 de diciembre de 2012

OTRO

Hace poco me preguntaba en un artículo anterior si yo era yo, lo que puede parecer una pregunta absurda, pero que puede explicarse si nos atenemos a lo que me dijeron al poco tiempo de aparecer en este mundo: "Este eres tú". Sin embargo, ahora que pienso en esta obviedad, saco la consecuencia de que ser yo no le salva a uno de ser más bien, en muchas ocasiones para los demás, tan solo otro. Lo que lleva a uno a adentrarse quizá en el oscuro y sin duda triste camino de la soledad; porque ser otro confirma que no se es este, ni ese ni siquiera aquel, personajes que al identificarlos así resultan conocidos y que se cuenta con ellos de alguna manera, mientras el otro queda aparte. "No, el de más allá es otro", se dice, acaso un desconocido, pero que sin duda no interesa al menos por el momento.

Claro, lo malo es cuando se repite la situación muy a menudo, con el riesgo que conlleva de que uno se resigne al fin a ser tan solo otro; maticemos, no "el otro" clásico de las relaciones íntimas a veces triangulares, ya que ese "otro" resulta tan importante y preferido que el tal adjetivo resulta únicamente un disfraz que le otorga la hipocresía sin merma para su reconocimiento. Me refiero aquí al "otro" anónimo, al otro distante que es para los demás tan solo uno que se interpone entre los elegidos de forma fortuita y, quizá, hasta molesta.

¡Qué soledad incluso en medio de una multitud! Un poeta cercano se duele de todo esto así: "Busco al prójimo entre muchos,/llamada tenue, bisbiseo/nadie responde, nada escucho/nadie me dice qué deseo". El prójimo, tantos, y ninguno próximo. La soledad del que nunca consigue ser este ni ese ni siquiera aquel, el más lejano siquiera, tan solo un anónimo otro.










































































martes, 6 de noviembre de 2012

LA SONRISA NECESARIA

Vivimos momentos en que la preocupación resulta nuestra compañera inseperable. La economía enturbia el horizonte con el agravante de que los nubarrones oscurecen también a otros países de nuestro entorno, con lo que el optimismo se esconde aún más y deja la puerta abierta para que sea el pesimismo el que se enseñoree por doquier. Y sin embargo, creo que, como el Rey ha dicho tan gráficamente como él acostumbra, saldremos adelante con el cuchillo en la boca y con una sonrisa. Hagámosle caso y al menos esbocemos para empezar esa sonrisa con la seguridad de que España es un país grande y que de otras ha salido airoso.

Que España importa por ahí fuera lo demuestran las dos citas que los opositores a la presidencia de EE.UU., demócrata y republicano, los dos, en sus campañas han hecho de España, no de otro país, aunque las citas fueran como un eco de nuestra difícil situación actual. Bush, cuando era presidente, encargó a su embajador en Madrid que tratase de mejorar nuestras relaciones mutuas "porque España nos interesa", dijo.

En peores momentos nos hemos visto y hemos salido adelante, incluso airosos y pujantes en el momento en que la decadencia, fruto seguramente de tanto esfuerzo, hacía tambalear nuestra grandeza, hasta entonces envidiada. Vayámonos por ejemplo al siglo XVII nada menos, un paseo. En el trono se sentaba Felipe IV y éramos dueños de una gran parte del mundo. Todavía el sol no se ponía en nuestros dominios, pero nuestro poderío militar se extinguía a la vez que la moneda se devaluaba continuamente, llegando hasta ser rechazada por tantos. El siglo se acercaba a su final cuando asciende al trono español el triste Carlos II al que se tachó de Hechizado. Y mientras, fuera de nuestras fronteras, Inglaterra y Francia asomándose a nuestros dominios con envidia y malas artes, lo que complicaba aún más nuestra situación.

Pero siempre se puede ir a peor y a mucho peor fuimos cuando al morir el rey sin descendencia, se inicia la guerra civil con la intervención, tan interesada, de nuestros vecinos para apoyar a cada una de las dos opciones entre los posibles herederos de El Hechizado. Inglaterra nos ayuda por un lado y aprovecha para, en río revuelto, quedarse suciamente, con Gibraltar y hasta con Menorca que luego se recuperará. La guerra dura siete años lo que ya es suficiente castigo, pero a continuación alcanzada por fin la paz, por el Tratado de Utrech España perderá, nada menos, Milán, Cerdeña, Nápoles, Sicilia, el Franco Condado, los Países Bajos españoles. Pero así, España se aligera del sobrepeso europeo y quizá con "el cuchillo entre los dientes" se concentra y comienza su recuperación a una velocidad que asombra. Ya no es el país al que miraban con avidez las demás potencias, sino que vuelve al escenario internacional con el ímpetu y la autoridad que le daban su ánimo y sus amplísimas posesiones a lo largo y ancho del mundo. Su política valiente y decidida hace que de nuevo Parma, Nápoles y Sicilia luzcan los colores españoles. El dramático siglo XVIII es, gracias a la nueva energía demostrada, un nuevo siglo de gloria para nuestro país en diveras facetas, porque su fuerza renovada era tanta que hasta consiguió hacer frontera nada menos que con la lejana Rusia. España seguía colonizando, esta vez por el oeste norteamericano y por lo que hoy es Canadá y en su avance por la costa del Pacífico hacia el norte, se encontró con los rusos que pretendían descender hacia el sur en una labor también de colonización. Hubo que establecer la frontera y se firmó el acuerdo correspondiente. Pero es que la energía era mucha, la podemos comprobar y valga como ejemplo el viaje alrededor del mundo de Malaspina, en una gran aventura de carácter científico, Nueva Zelanda, las Marquesas, Filipinas, Indonesia, después de que estuviera en otro viaje anterior por Alaska. Mientras, un Juan Pérez, simbólico español, ganaba por la mano al jaleado Cook en sus descubrimientos. Pero había más fuerza y mayores ansias y España continuaba con su colonización en el interior americano, creando ciudades que sirvieran de enlace con las ya existentes en México, Venezuela Paraguay, Argentina, haciendo América en efinitiva, acabando la gran labor que inició en 1492. Y todo ello se consiguía gracias a la energía renacida para superar el tremendo hundimiento nacional que remató el Tratado de Utrech. Sin duda con "el cuchillo en la boca" y con una amplia sonrisa, la que facilitaba la superioridad del ánimo.

martes, 30 de octubre de 2012

¿YO SOY YO?

Uno nace sin previo aviso, sin saber donde ni de quien y le plantan aquí sin posibilidad de regateo ni opinión alguna con el sello correspondiente: "Este eres tú" te vienen a decir y así  en la inauguración  de la vida uno pasa a ser yo, pronombre personal de primera persona con el que se nombrará y por el que él mismo pasará a reconocerse. Todo se lo han dado decidido desde que palpita en este mundo: lugar de nacimiento, forma física, carácter y antecedentes familiares. Y lo sorprendente es que en general se acepta y hasta en ocasiones se enorgullece  uno de todas esas características que le vienen dadas sin intervención personal en la elección. Y con ese cuerpo que le ha tocado en suerte debe de comenzar su andadura.  Dentro de ese cuerpo, sabiendo, si lo piensa  bien, que él, exactamente, es otra cosa pero que debe servirse de ese soporte para subsistir en este mundo.

Quizá entonces, por todo ello,   haya surgido  el concepto de alma que ya Platón reconocía. Porque se entiende fácilmente que uno no es esas piernas con las que anda, ni esas manos de las que se sirve, ni siquiera esa cabeza con la que piensa y que resulta más o menos dotada, más o menos capaz, con un límite en el desarrollo de la inteligencia  que uno tiene que manejar, pero que  tantas veces le deja en la estacada ya que no puede solucionar,  satisfacer a ese yo con el que nos reconocemos  y que es intangible, invisible, imposible de reconocer con los ojos y, sin embargo, que resulta lo más auténtico de nosotros mismos y con el que nos identificamos.
Hay un cuento, "El ensimismado" se titula que narra la angustia de un hombre que en el colmo de su ensimismamiento se sentía alejado del cuerpo en que estaba cobijado, prisionero en verdad, hasta que un día  -leemos en el cuento-  "dejaba de funcionar y entonces, él, ligero como una brisa suave, abandonaba ese cuerpo ya inerte y, por fin, se reconoció: solo era -y es banstante- eso, una brisa, un soplo, divino sin duda, tal como indica la Biblia, que emprendía el viaje definitivo, mienttas se sentía , por vez primera, auténtico y verdaderamente íntimo de sí mismo".

Ya sé que en estos tiempos  en que se piensa que la técnica y la ciencia nos arregla casi todo, estas divagacones con las que me divierto, resultan hasta ridículas para tantos, porque con ayuda de esa ciencia se piensa  que se llegará a explicar todo lo que ahora nos parece incomprensible. Claro que ya los científicos, cualquier médico incluso, puede desmenuzarnos el funcioinamiento del cerebro,  máxima representación de nuestra personalidad, decirnos donde y como se produce tal reacción, pero esa "sabiduría tan técnica" me deja -puede dejarnos al menos- en un fuera de juego auténtico a los que nos sentimos muy distantes de la  mera explicación técnica.

Ahora se ha festejado mucho y es lo suyo el descubrimiento del llamado bosón de Higgs, principio, dicen, de la materia, lo que ha llevado a bautizar tal hallazgo  nada menos que de "partícula Dios o de Dios" lo que da idea del asombro de los propios científicos. Pero exageran sin duda en la denominación y con el paso del tiempo, con los nuevos y sorprendentes decubrimientos que  se alcanzarán,  se podría esbozar una sonrisa, ante el pasmo que ha producido este, por supuesto, gran adelanto. El mismo pasmo que posiblemente causó cuando se estableció que el mundo estaría formado por los cuatro elementos enumerados por los griegos: tierra, fuego, agua y aire. Fue el principio, pero desde entonces, el hombre, muchos al menos,  continúan sientendo el ansia de libertad para lo que tratan de evitar caer prisioneros de un mera explicación técnica de su existencia.

lunes, 29 de octubre de 2012

SEPARATISMOS

Mientras los catalanes zarandeados por Arturo Mas se preparan para sus próximas elecciones, los vascos  se encuentran ya en la digestión de las suyas. Vascos y catalanes a lo largo de los años se han hecho carantoñas políticas por tratar de emparejar sus pretensiones nacionalistas al menos, sino separatistas. Pero su situación es diferente por lo menos hasta ahora. En las tres provincias vascongadas como una consecuencia de la triste labor de Zapatero en el Gobierno que lo ha facilitado, el triunfo de los separatistas ha sido rotundo, masivo puede decirse, y esto, al menos, asusta.

El problema es viejo y  para comprender algo hay que remotarse hasta 1839 cuando, terminadas las guerras carlistas con el Convenio de Vergara, se mermaron algunas libertades de las que gozaban los vascos, en la actualidad, sin duda, acrecentadas. Pero después de esa fecha, con el tiempo, en los albores de la República sobre todo, políticos y eclesiásticos aferrados a sus extremismos carlistas y teniendo como meta la segregación,  maquinaban de forma   poco clara, apoyándose unas veces en las izquierdas cuando se pretendían temas políticos  o bien en la derecha si se  tocaban asuntos religiosos.

El PNV ha liderado siempre esa estrategia tortuosa y poco franca que no debe chocarnos teniendo en cuenta quien fue su creador: un impresentable vasco de nombre Sabino Arana Goiri que echaba la culpa de todos los males del pueblo vasco al resto de los españoles, "una raza inferior" -decía- que "no sabe ni andar" y que si resulta  "apuesto es tipo feminil", mientras añadía   que "el español es corto de inteligencia y carece de maña para los trabajos más sencillos". Así que vamos listos. Pero lo malo no es que haya aparecido un pobre imbécil capaz de decir  tantas tonterías, lo verdaderamente penoso es que entre los vascos haya tantos, todos los seguidores del PNV que continúan en tal formación. Unos señoritos estos peneuvistas que ahora tendrán que seguir con sus marrullerías políticas para poder gobernar, teniendo a una izquierda de desarrapados indeseables para la gente de bien, proveniente de las tenebrosidades de un terrrorismo que no condenan  pisándoles los talones, como se desprende del claro y triste resultado que han dado las urnas. Y más allá, las minorías: el  PSOE, una organización más apegada a una ideología ya superada que   decidida a solucionar de manera conveniente los problemas que se le van presentando al país. Y un PP acaso más claro en su postura política como conservador que es, pero que con sus escasos votos poco podrá decidir.

Ese es el panorama preocupante que se presenta con los apoyos de siempre,  políticos y  eclesiáticos, a los que hay que añadir otros extremismos que abrazan los seguidores de los del tiro en la nuca. Sin embargo, lo verdaderamente triste es que  a tan indignas tendencias, las han encumbrado una mayoría del pueblo vasco.

sábado, 20 de octubre de 2012

EN PRIMERA LÍNEA

En primera línea, pero no atacando, sino resistiendo, quiero decir viviendo cara al mañana que llega siempre puntual, pero no sabemos con qué intenciones. Y más en estas épocas de crisis y tanta merma de valores. Eso sí preparado como estoy aunque con las escasas armas que me van quedando.

Hay siempre, veo o acaso solo lo creo,   un horizonte lejano al que desde mi posición costera como es, quiero decir abierta y receptora, se distingue limpio, rectilíneo, porque que desde la lejanía parece que las olas, a veces sorprendentes por su tamaño, no le afectan, lo que ya sé yo que es falso, porque el peligro que trae el acontecer de cada momento siempre hay que pensarle al menos latente y supuestamente amenazador para todos, hasta para esa lejanía que llamamos horizonte y que desde la distancia podemos pensar prometedor gracias a esa ayuda que tantas veces  nos puede  brindar la esperanza.

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Así, en esta primera línea en que me encuentro, no de Maginot que intento que esté bien defendida, aunque acaso, poniéndonos pesimistas y en lo peor, que sea al menos de Rocroi, junto con el espìritu tan correoso que se la va poniendo a uno  gracias esa especie de estoicismo que alguien calificó de típico de nuestra gente, blasámico casi añado yo, se puede seguir avanzando mientras se intenta que esta primera línea en  que me hallo, se vaya acercando, poco a poco al menos, a ese horizonte deseado. Y mientras, sin abandonar la persistencia, se puede incluso encarar el futuro  y casi me atrevería a decir,  cumplir aunque no sea más que por pura satisfación  personal, con esa lección de quijotismo que enseña Unamuno cuando se pregunta: "¿Qué vamos a hacer mientras marchamos?" o sea, aclaro,  mientras vivimos  "¿Qué? ¡Luchar! ¿Y cómo? ¿Como? ¿Tropezais con uno que miente?" (Mas, respondemos nostros y todos los políticos de Cataluña que hasta la Historia cambian valga de ejemplo entre otros muchos) "Gritarle a la cara: ¡Mentira! y ¡adelante. "¿Tropezais con uno que roba?" (¡Tantos! pensamos) Gritarle:¡Ladrón! y ¡adelante! ¿Tropezais con uno que dice tonterías, a quien oye toda una muchedumbre con la boca abierta? Gritarle: ¡Estúpidos! y ¡adelante! ¡Adelante siempre!".

Pero  una vez que se ha gritado, a las alturas incluso, tantas verdades y tan justas protestas, en la ineludible realidad de la primera línea en que uno persiste, se sigue notando la fría brisa que  surge de la soledad, mientras se trata de hacer balence de las fuerzas con que uno todavíacuenta.
  

martes, 16 de octubre de 2012

EL ARTE DE LA GUERRA

Arte marcial. Se llama arte a la acción de matar con efecacia. Para obtener esa eficacia hay como para todos los propósitos que se pretendan alcanzar en esta vida, que forzar el cacumen, pensar de que forma se puede aumentar el número de víctimas. Cuando las cabilaciones han sido muchas, con el paso de los siglos se ha llegado a prácticamente poder acabar con este mundo que tanto cuesta abandonar individualmente. Ahí está la bamba atómica o las bombas, las que se necesiten, que las grandes potencias las guardan en abundancia y alguna otra no tan grande que pretende asustar a sus vecinos. El arte de la guerra ha llegado a ser un arte temible no solo para los propios contendientes sino para cualquiera por muy apartado del escenario de la contienda.

Retrocedamos cinco siglos: el abordaje fue el sistema de lucha en el mar preferida por los españoles, en aquella época en que no se ponía el sol para nosotros. Chocar las embarcaciones  para saltar al buque enemigo con las armas a propósito para atacar -en realidad, defenderse- del ataque previo generalmente de ingleses u holandeses. Lucha cuerpo a cuerpo siguiendo en el amplio mar el sistema de lucha que caracterizó a nuestros Tercios, esos regimientos de la infantería española de los siglos XVI y XVII famosos y tan temidos. Así se ganó en Lepanto y se libró el Mediterráneo del peligro turco. Pero en otro intento con el mismo sistema de lucha se perdió la Armada Invencible. Había que haber dado un paso más en el arte de la guerra naval y, ese paso, no lo dio la España de Felipe II sino que lo hizo Inglaterra, siempre con el mar tan próximo, lo que le permitió comprender antes que la pelea en ese medio, tenía que ganarla el barco, evitando, precisamente, el abordaje con ligereza de maniobra y con la ventaja que proporcionaban los cañones. Y si además se podía contar con los "elementos"  como gran ayuda, mejor que un buen temporal zarandea sin compasión a los barcos pesados y a sus tripulaciones.

A pesar de todo, conviene aclarar que Felipe II lo que pretendía era desembacar y derrocar a la reina inglesa e invadir el país, para lo que llevó hasta sus costas  nada menos que  30.000 hombres en 130 barcos. Porque ya en Pavía, 63 años antes España dio un paso  importante en el arte de guerrear. En esa batalla que  permitió hasta hacer prisionero al rey francés Fracisco I, la infantería española empleó una táctica nueva que aligeraba el cuerpo a cuerpo definitivo: los arcabuceros españoles, desde la distancia, iban eliminando franceses como una forma moderna de lucha.

Pero todo se puede mejorar y eso hicieron los franceses en Rocroi 55 años después: arcabuces en la distancia y caballería con lo que los duros brazos de los Tercios no fueron suficientes y ahí, dicen, comenzó la decadencia militar española que, sin embargo, siguía siendo temible bien avanzado el siglo XVII.

Resumiendo, hay que aceptar que desde que el hombre es hombre el afán de matar, atacando o defendiéndose, no ha cesado. Porque siempre el hombre encuentra disculpas o motivos que justifican en su opinión la confrontación. Y no digamos las naciones. Actualmente Estados Unidos, digámoslo a manera de ejemplo, sintiéndose gran potencia disfrazó su belicosidad y ansias de dominio, poniendo como disculpa la defensa de la democracia. De Inglaterra no hablemos. En los tiempos en que España era  potencia  se creía en la obligación de defender la fé que tanto esfuerzo requería, pero cabe también observar que detrás de ese motivo religioso, no siempre podía ocultar un afán de dominio. Era la gran potencia y no podía bajar la guardia que requería su autoridad. Porque el dominio y la prepotencia parece que son los motivos principales para la imposición sobre los demás. Con las armas como ha sido en general a lo largo de la historia o, más modernamente, con el arma tan eficaz del dinero que si no mata, al menos elimina al oponente como contrincante de consideración. Ahora hay un ejemplo bien claro que tanto nos afecta: Alemania, fracasada siempre a la postre en sus intentos de imponerse con las armas y de conseguir un gran imperio, trata de dominar con el nuevo arma del euro y no facilita a los que lo necesita, la ayuda que, sin embargo, pregona. Es decir, las lucha continúa aunque se haga con otras armas y con la sonrisa fingida de los políticos.

sábado, 13 de octubre de 2012

UN PASADO MUY ACTUAL

El olvido es la cesación de la memoria que se tenía, lo que tantas veces se debe a la pérdida del afecto. Ahora parece que se ha olvidado a un personaje imprescindible, cumbre en la investigación y crítica literaria, filosófica e histórica. Un sabio que puso todos sus conocimientos vastísimos al servicio de España, construyendo para siempre nuestra historia espiritual. Me refiero a don Marcelino Menéndez y Pelayo, imprescindible para conocer nuestro pasado y del que precisamente ahora se cumplen  cien años de su fallecimiento. Pero su obra no ha muerto y a ella debemos acudir si queremos  conocernos mejor. Ahí está "La Ciencia Española", un catálogo formidable de científicos negados en algunos sectores, porque toda su obra está dirigida a valorar la enorme importancia que el espíritu español ha tenido en la historia del mundo. Recordemos también a "La Historia de las ideas estéticas en España" y sobre todo la sorprendente "Historia de los heteredoxos españoles". A ella quería yo llegar, porque quizá las ideas allí expuestas adquieren sorprendente actualidad. Se asegura que la grandeza de España radica precisamente en la unidad. Y fijándose en ella escribe con la fuerza y la rotundidez que caracteriza a todos sus escritos: "Dios nos concedió la victoria y premio a nuestro esfuerzo perseverante, dándonos el destino más alto entre todos los destinos de la historia humana: el de completar el plantea, el de borrar los antiguos linderos del mundo". Y se regodea: "¡Dichosa edad aquella, de prestigios y maravillas, edad de juventud y de robusta vida! España era o se creía, el pueblo de Dios". Y así destacando nuestro quehacer, ("nada parecía imposible a aquellos hombres") se recrea cantando a tan sorprendentes triunfos, que basa, en gran parte, en nuestra raíz espiritual cristiana siempre destacada en la obra de don Marcelino y que, en aquella época, era innegable.  Acaso el olvido de su aniversario sea más que nada una pretendida negación de sus ideas conservadoras y religiosas no muy de moda entre tantos de los ahora tachados de intelectuales.

Pero mal que pese a tantos que clasifican a nuestras personalidades, verdaderas cumbres muchas de ellas,   según las tendencias de su pensamiento actual, a Menéndez Pelayo hay que acudir para saber con  profundidad la verdad de nuestro pasado, cuando España era "evangelizadora de la mitad del mundo" y "martillo de herejes". Y completaremos la visión del discurrir de nuestro pueblo acudiendo también, solo así,  a las obras que nos brindan otras lumbreras de cada momento, independientemente de sus tendencias. Además resulta un auténtico disfrute el recorrido. Fijémonos en otro gigante de la época, Angel de Ganivet que nos da una lección muy aprovechable para los momentos en que vivimos. Aparece en su obra "Idearium" y dice: "Una restauración de la vida entera de España no puede tener otro punto de arranque que la concentración de nuestras energías dentro de nuestro territorio". Porque él pregonaba la necesidad de una "reconstitución interior" a la vez que nos recuerda que nuestro espíritu de españoles se encierra en el misticismo, muy claro, creo, en los siglos XVI y XVII e incluso hasta el XIX y "en la dignidad con que soportamos la adversidad que  califica de estoicismo aunque puntualiza al referirse al  "estoicismo natural y humano de Séneca", ese con el que Ganivet aconseja que "ante los hechos mezquinos que forman la trama del diario vivir" hay que mantenerse " firme y erguido que al menos se pueda decir siempre de ti que eres un hombre".

Y siguiendo el interesante camino iniciado en el rastreo de nuestro pasado, nos topamos con un Joaquín Costa que viene a abundar en las ideas de la "reconstitución nacional" ya citadas, y que desde su inneglable y profundo espíritu patriótico pide la reorganización económica, se ocupa de la educación y solicitando el abandono de todo posible sueño imperialista, lanza su famoso consejo: "Despensa, escuela y siete llaves al sepulcro del Cid".

Y en el recorrido en que nos hemos enfrascado, llegamos hasta casi el final del XIX y nos topamos con el Noventa y Ocho en  el que no tuvimos necesidad de abandonar las ideas imperialistas, ya que  nos las arrebataron como parecía ineludible dada nuestra situación. Pero nació una Generación que reaccinó saludablemente a la conmoción sufrida  y que nos brindó, además de sus indudables éxitos literarios,  unas ideas nuevas sobre España que  enseñaron a considerar nuestra autenticidad y nuestros valores. Unamuno, Machado, Azorín, Baroja... nos destacaron la belleza de nuestros paisajes y desempolvaron  otras riquezas artísticas muy nuestras, a la vez que nacía una interesante intento de europeizción.

Y con todo, rescatado ya del olvido  Menéndez y Pelayo, mi primer propósito y recogidos los sabios consejos que también ofrecieron personajes ilustres como Ganivet, Costa y la interesante Generación del Noventa y Ocho, acerquémonos para acabar a otro personaje, el nicaragüense Rubén Darío, poeta, el más importante sin duda de su época, que también nos da un consejo muy a propósito para los tiempos que estamos viviendo en que se hace tan necesario no decaer sino  seguir siempre: "Y que bogue entre las olas espumantes,/y bogue la galera, que yo he visto/como son las tormentas de inconstantes/que la Raza está en pie y el brazo listo..."

sábado, 22 de septiembre de 2012

LA HONRADEZ HISTÓRICA Y LA ACTUALIDAD

Si digo que España ha pagado muy cara su honradez histórica, algunos soltarán una carcajada, otros tan solo se sonreirán despectivamente y algunos, espero, frunciendo un poco el ceño, quizá esbocen un cierto gesto de curiosidad. Para ellos repetiré como inicio de mi razonamiento lo que, más menos, escribí ya hace unos tres años. Dije entonces al echar una mirada al pasado que el Descubrimiento y la labor desarrollada en América fue "nuestra gran aportación a la Historia" y añadía que "el precio que España pagó al ocuparse durante siglos de aquellas tierras que íbamos introduciendo en la Historia fue que nuestros campos y ciudades se despoblaron, mientras nos alejábamos de las nuevas tendencias que se iniciaban en Europa, nuestro entorno. Aunque, hay que decirlo, esas tendencias que surgían, paradójicamente se iniciaban por influencia de lo que nosotros realizábamos nada menos en la otra orilla del Oceano. Me refiero al nacimiento del mercantilismo con la nueva consideración del dinero como signo y fuente de riqueza. España traía de América metales preciosos y se enriquecía, pero el resto de Europa, para conseguirlo, tuvo que echar mano de la exportación y por tanto de la creación de fuentes de riqueza, en resumidas cuentas, se hizo más productiva. Ya España en el XVII lanzó la alarma del peligro que corrían nuestra fábricas y telares desbordadas por la competencia del exterior a pesar de establecer un rigor aduanero mayor. Este fue un precio que pagó España por ser primera potencia y haber agrandado el mundo, a la vez, dijimos,que se despoblaban nuestro campos.

Luego llegó la Reforma protestante y esa primera potencia que era nuestra patria, tuvo que tomar partido y no pudo ser otro estando Carlos I en el Trono que el de la Contrarreforma en la que se empeñó con argumentos y con las armas. Salvó a media Europa con más ahinco que el propio Papado, pero como contrapartida se encerró en sus propios argumentos exagerandolos sin duda, cerrando las fronteras a los nuevos pensamientos e ideas que con el transcurso del tiempo fueron apareciendo en el Continente. Desde el principio, Lutero y Calvino, actualizando las ideas de San Pablo, proclamaron como una nueva consigna de obligado cumplimento que el que no trabajara no tendría derecho a comer. Aquí, casi a la vez, se afianzaba el misticismo, doctrina religiosa y filosófica que enseña la comunicación tan deseada y beneficiosa, repito, beneficiosa, inmediata y directa del hombre con la Divinidad, pero que -hay que decirlo- cuando es a costa de negar todas las obligaciones que como humanos creados por Dios tenemos, resulta perjudicial para el individuo, las familias y sin duda, para la sociedad e, incluso, la nación.

España, país de apasionados. "He aquí unos hombres que quisieron ser demasiado", según nos definía Nietzsche. Y fuimos mucho en muchos sentidos e, incluso, exageramos en diversos momentos hasta que el cansancio llegó, aunque -no hay que olvidarlo- quedaran fuerza y ánimo suficientes para no perder el tren del progreso que tomamos en marcha, sí. España,la de los frutos tardíos, pero que los conseguía y de calidad óptima. Y ha pasado el tiempo hasta que desembocamos en una actualidad, ésta que soportamos, en la que la confusión y la duda imperan, mientras el pesimismo se instala. Con el tren del tiempo imparable dudamos sobre el camino a seguir.

Y en esas estamos los apasionados de siempre que quisieron ser demasiado, exagerando nuestras sin duda grandes calamidades de hoy, como si no hubieramos remontado con éxito peores momentos tantas veces. Los viejos del lugar podrían enumerarlos, Escuchémosles, nos darán ánimos para proseguir con la enegía de otros momentos.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

DOS VISIONES DE LA REALIDAD EUROPEA

Los obstáculos
Ojalá acierte Rajoy en ese complicado camino que se ve obligado a seguir. No ha tenido suerte el hombre con su llegada a la presidencia. El panorama asusta. Lo que encontró dentro del país ha sido demasiado y las respuestas de Europa parecen dudosas y son lentas. España y también Italia con su deuda enorme auque con menos paro, tendrán, se dice, ayuda si la piden, serán rescatadas hablando con claridad. Pero ¿qué rescate es ese que por exigir unas condiciones muy duras debilitarían más aún las renqueantes economías de los dos países? Quizá por eso Rajoy se resiste, ratrasa al menos lo que puede esa solicitud de ayuda que ofrecen ahora. No obstante todo esto y es lo grave, según parece, es la única salida a la vista, porque la recuperación en solitario se juzga impensable.

Y los economistas, esos señores que tanto pontifican aunque no acierten la mayoría de las veces, aconsejan que la petición del rescate se haga cuanto antes, aún con la seguridad de que al menos a corto plazo, se continuará con el deterioro económico. Pero todavía el problema se agiganta más, ya que las reformas tan necesarias que se llevan a cabo, solo a la larga mejorarán la productividad. A la corta, en la actualidad, agravan la crisis, lo que a la vez lleva a disminuir más la demanda y se impide el surgimiento de la oferta. Con ello el consumo no crece y la creación de empleo habrá que dejarla para mejor ocasión.

Y Alemania, mientras tanto, con su tema: reducción del deficit comercial aunque la lógica diga que todos no podrán alcanzar ese superavit deseado. Creo que habrá alguna norma comercial que señale que para que alguno disfrute de superavit, otro, al menos, tendrá que soportar un deficit en sus intercambios. Con todo esto la incertudumbre se extiende en toda Europa, las ideas no está claras, tanto que hasta la CEOE habla de los problemas del euro, con lo que las incognitas se multiplican y en ese ambiente tan turbio, Rajoy debe seguir con sus difíciles equilibrios, pues no se ve otra alternativa.
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La unión deseada
A pesar de todo Europa está unida con el euro como estandarte principal, que la economía manda, no las ideas ya tan uniformes ni las creencias, olvidadas  al menos públicamente. Somos europeos, queremos serlo dicen, necesitamos serlo parece para enfrentarnos  con alguna personalidad aceptable a la avalancha que se pronostica  de los ojos oblícuos, de la China imparable.

Parece que no hay inconvenientes insalvables a pesar de las apariencias para que esa unión se afiance. Solo la economía manda, pero hay que embridarla y en eso estamos empeñados. Importa lo que tienes, no lo que eres, además somos bastante idénticos losde arriba y los de abajo, los del norte y los del sur digan lo que digan las encuestas y otros comenarios. Es la aldea global donde como siempre ocurrió en las aldeas el dinero, únicamente el dinero marca las diferencias, es decir,  las sonrisas y los desprecios, la presunción en fin, pero en este caso a nivel continental.

Un continente por otro lado, hay que reconocerlo, que por mucho que se estire resulta, eso sí, poco más que una aldea a la hora de compararlo y de enfrentarse con la avalancha china e, incluso, india que también surge, anuncian, con ímpetu a pesar de su pueblo pobre, hundido en y por unas creencias que en vez de elevarlo le han sumergido, siglo tras siglo,  en el hoyo oscuro de lo incomprensible.

Pero no hay deciamos inconvenientes insalvables,  para esa unión europea. España la quiere, la quiso desde que con la Transición pudo normalizarse con el mejor y más natural remedio: proclamendo su realidad histórica y geográfica. No como ocurría en el siglo XVIII en que la apertura a Europa costó lo suyo, tantos "motines de Esquilache" después de que nustro país, con los Austrias en el Trono y el poderío militar incuestionable en el mundo, pretendió con la Contrarreforma, restablecer la unidad religiosa en Europa con  un ahinco no igualado ni por en Papado siempre más atento a la seguridad de sus estados que a otra cosa. Esa Contrarreforma con tanta fuerza llevada a cabo que hasta las fronteras europeas del pensamiento se cerraron  para no contaminarnos con ellas.

Ahora no, ya estamos contaminados o enriquecidos. Las ideas, los gustos, las modas, de sur a norte, de este a oeste son las mismas. El descreimiento nos une y solo nos podría separar la economía, las deudas, como a cualquier hijo de vecino para codearse con los importantes.

Sin embargo, hay que sañalar que esos países pujantes, esas naciones más ricas ahora, no tolerarán la ausencia de países como España e Italia. Sin ellas, esa Unión Europea no estaría completa y marcharía cojeando y con dos flancos abiertos en el intento de soportar la avalancha asiática que se avecina.

 

miércoles, 11 de julio de 2012

EL BILBAO Y EL BARCELONA

Con los impresentables, tantos, hay un problema de concepto: no responden ni obedecen al diccionario que los define tan solo como no dignos de presentarse o de ser presentados. Pero como esos impresentables perdieron el sentido de lo digno lo hacen, se presentan y aparecen por todas partes con el agravante muchas veces de que dependemos de ellos y hasta que dirigen o interfieren en nuestras vidas. Otras, al menos, resultan tan molestos y hasta agresivos que resulta difícil resistirlos. De estos últimos hemos podido contarlos en Madrid por miles. Vascos y catalanes, cerca de cuarenta mil según dicen que azuzados por los políticos -auténticos impresentables todos ellos- vinieron a Madrid a agredirnos con silvidos y gritos, con motivo del partido de futbol entre el Barcelona y el Bilbao, ofreciendo el contrasentido de que tanto desprecio y rechazo como querían mostrar hacia España, chocaba con su deseo, también ruidosamente manifestasdo, de querer ganarse la copa del Campeonato de la España que fingían rechazar y que era donada por el Rey. Cerca de ellos otro tipo de impresentables no tan agresivos, pero que con las ideas confusas de que eran capaces, se atrevieron a tachar de fascistas a los que se oponían a aceptar tanta agresión. Impresentables ellos, impresentables los políticos que los azuzan mientras viven de la España que dicen rechazar. La democracia en tantas ocasiones se convierte en el cobijo de los peores. Siento decirlo. .

martes, 8 de mayo de 2012

LAS INCÓGNITAS

España como una ecuación con dos, tres o sabe Dios cuantas incognitas. O acaso sean únicamente dudas. Solo una seguridad se le presenta al lector de periódicos y para eso no resulta muy convincente: la del Real Madrid campeón, pero un campeón con un solo antagonista de importancia, el Barcelona. Los demás -Getafe, Villarreal, Racing, Sporting, etc.- pertenecen a otra galaxia deportiva. Florentino Pérez, olvida voluntariamente a Munich y exagera el éxito en la Liga. Pero quizá haya otra realidad tangible animando el paisaje, la que corresponde a las dos jefas madrileñas, Aguirre y Botella y que tan gráficamente nos la muestran en las fotografías que nos brindan los diarios; son dos realidades que no calificaré de palpables para evitar críticas y suspicacias, pero sí muy convincentes porque atañen precísamente a sus físicos: Ana está muy bien sostenida con la fortaleza de su muslamen tan generosamenmte expuesto y Esperanza, ya abuela , pero que controla, vemos, la exposición de unas piernas tan firmes todavía, lo que proporciona tranquilidad a la ciudadanía en general por la seguridad de las dos cariátides que sostienen el edificio madrileño. Aguantarán bien las acometidas de sus contrincantes. Lo demás que vemos pertenece al intrincado mundo de la incognita tan difícil de desentrañar. Ayer nos enteramos de que Rato se nos va otra vez desaprovechando su talento tan comprobado. Rajoy y Rato son dos potencias muy próximas, pero difíciles de encajar siendo tan aprovechables las dos. La Banca exige ayuda para que continúe el sistema que nos ha llevado a la triste situación actual. ¿Quién es capaz de inventarse otro sin que la revolución nos estalle de nuevo? La verdad, la nuestra, es que el ladrillo, dicen, pesa mucho y como son demasiados, atosigan. No se sabe que hacer con ellos. Quizá intentar venderlos casi en pública subasta con la dificultad que existe para fijar un precio que resulte salvador. Luego las autonomías que parcelan España cada una queriendo exhibir una personalidad que no tienen y entorpeciendo la implantación de las exigentes normas con que se intenta salir del atolladero. Otra dificultad, articial esta, para nuestra España. Destaquemos a las Vascongadas caídas en manos, parcilamente al menos, de un socialista de apellido Pérez, al que se le despega la corbata, sin duda por falta de uso con todo lo que ella pueda representar todavía. Y luego allá en Cataluña, Mas el presidente al que se le cayó el acento, pero que no le importa, con falta de ortografía y todo el sigue pidiendo más, más y más. Porque ellos, los catalanes, piensan sobre todo en las reivindicaciones dinerarias, el ajuste fiscal, por ejemplo. Siempre el dinero, contándolo. Si hasta para bailar cuentan, ahí tiene a la sardana, uno, dos... pasito a pasito. Y dejemos a la Andalucía irredenta ahora con Izquierda Unida añadida al tan demostrado fracaso político de sus gobiernos. En fin, asomémonos al exterior, pero dejemos a la Grecia de hoy que sigue sin encontrar una postura adecuada casi desde que los otomanos se alejaron de ella; la división, la balcanización predomina y cuenta únicamente con el dato positivo del interés de Occidente que quiere considerarla como la frontera que nos distancie del Cercano Oriente. Y queda el resto de nuestra Europa que tanto cojea y con una Merkel que la capitanea con el ahorro como lema único, incapaz como resulta el continente entero de matizar tanta dureza. El nuevo presidente francés puede ser para algunos, ese matizador. Hollande ya lanzó el kikirikí del sempiterno gallo francés. No está Francia para tirar cohetes tampoco, pero el gallo ya se ha hecho notar y hasta la Merkel se ha puesto en guardia. Veremos que resulta. Otra incógnita sin duda esta a nivel continental. Y pasa el tiempo. Dos, tres años, algunos señalan cinco al menos para que el horizonte se aclare A esperar pues. El que pueda, claro.

sábado, 7 de abril de 2012

HABLAREMOS DEL GOBIERNO

Me acusan de que ya no me meto con el Gobierno y efectivamente es así. Alejado Zapatero de la escena pública con sus dos buenos sueldos de por vida y alguna conferencia que pueda pronunciar por esos mundos de Dios, aunque no sea más que en países como en la Venezuela de hoy tan maltratada, donde ha conseguido que le escuchen y que le den además por su perorata nada menos que 60.000 euros, el hombre se va arreglando y gracias a Dios ya no le vemos. Ahora solo sufrimos el resultado de su inoperancia como presidente. Por eso, al Gobierno actual ni tocarlo todavía. Ya dará tiempo de lanzar el adecuado juicio cuando vayan dando algún resultado las medidas que está poniendo en práctica con la intención de arreglar el desaguisado heredado que tanto sufrimos y que es tan notorio que hasta le ha servido a Sarkozy de lema para su campaña electoral.

Tenemos a la vista, eso sí, el panorama general de esta España nuestra que parece que va saliendo de la sequía tan pertinaz como se calificaban allá por los años cuarenta las que se sufrieron entonces. En aquellos años hubo sequías y escasez de casi todo. Se salía de una guerra y había otra asolando y entenebreciendo el mundo. Ahora a la falta de lluvia que hemos sufrido se junta la gran amenaza  de un hundimiento general si nos fallan las decisiones decididas por Rajoy. (Algunos agoreros del ancho mundo lo comentan). Antes era diferente, en aquellos años cuarenta ya se estaba en el fondo profundo de un hoyo que no ofrecía más solución para tratar de superarlo que escalar las empinadas paredes de la nada en busca de luz. Ahora, en cambio, hemos llegado, nos han llevado, hasta el borde de un precipicio y hay que procurar que el vértigo no nos haga precipitarnos al abismo. En realidad no sé que es peor. Antes se necesitaba esfuerzo, ahora contención.

Luego, en el amplio panorama general que decimos, siempre hay personajillos que enturbian más el ambiente. Algunos caducos en realidad, pero desagradables siempre. Me refiero al catalán Pujol siempre retorcido y complicado, con su Ferrusola y su Pujolito impertinente, que se ha destapado: quiere claramente la independencia de Cataluña. Su oscura trayectoria se ha hecho totalmente negra. Claro que más perjudiciales resultan en este momento, cuando se necesita la cooperación de todos para evitar la amenaza del precipicio, otros individuos tales como Méndez y Toxo, sindicalistas que, asombrosamente, viven del Estado al que tanto perjudican, guiados no únicamente por una ideología desprestigiada que se ha hecho tan destructiva sino también y sobre todo por miserables intereses de grupo. Y por si fuera poco y cuando más unidos debemos estar, un abispo, el de Ciudad Real, arremete en su periódico diocesano contra los recortes anunciados por el Gobierno y contra la reforma laboral como si ese fuera su adecuado campo de actuación, lo que ha obligado a Dolores de Cospedal a decir que ella "no valora las palabras de los obispos", con lo que el tal purpurado ha armado la marimorena. Todo se agrava con otros documentos también críticos con las medidas del Gobierno emitidos por la Juventud Obrera Cristiana y por la Hermandad Obrera de Acción Católica. La autoridad del cardenal Rouco Varela se hizo notar muy adecuadamente prohibiendo tales documentos, aunque los del Obispo de Ciudad Real ya son públicos y notorios.

En esas estamos, con tantos entorpeciendo el camino, con los bancos apretando los tornillos de su avaricia y muchos, demasiados, buscando el duro. Pero la primavera adorna ya los campos y nosotros cuando llegue el momento sí que hablaremos del Gobierno. ¡Faltaría más!

domingo, 1 de abril de 2012

LA MEMORIA GUARDADA

Me asalta una duda a que me lleva mi ignorancia en esto de los adelantos de la vida moderna que tanto me sorprenden: ¿qué durará más lo impreso en papel o lo captado por internet?. Lo que quiero preguntar es si mis reflexiones de cuatro años nada menos, aparecidas aquí y cobijadas en esta Horadada persistirán en esta red sorprendente por más tiempo que en su nueva presentación en papel impreso que acaban de ver la luz bautizadas ahora, "Memorias de anteayer-lo que pasó y lo que pensé". A mí, personalmente, me satisface mucho poder manosear y hojear sus más de doscientas sesenta páginas. Además, gracias a esta nueva forma corpórea casi, su eco se ha ampliado a través de las ondas radiofónicas, otro invento no tangible, pero como más antiguo quizá más comprensible para mí, además de, por otro lado, haber obtenido alguna respuesta visible y legible en la Prensa diaria. Claro que el resultado de esta llamémosla satisfacción o, si quieren, vanidad por verse atendido y elogiado en los "papeles", hasta hoy no ha sido mucho más, entre las gentes con que me codeo, que una cierta ponderación tan solo a meras cuestiones físicas: "Estas muy bien en la foto, muy natural". Pero de ir a comprar el libro, nada.

En fin, veremos dentro de dos o tres meses la difusión que haya podido alcanzar el tal libro que para mí es uno más que me satisface tener y que me da ánimo para seguir introduciéndome en mí mismo con objeto de obtener alguna reflexión aceptable y sacarla a la luz o a las luces que la técnica nos vayan ofreciendo. Hasta ahora mismo, a mi alcance, la red esta que me abre la ventana a la que me asomo y desde la que vuelo o la muy deseable y satisfactoria del papel impreso en el que siempre me he cobijado. Porque uno, que ya lleva mucho tiempo a sus espaldas, ha convivido desde los veinte años nada menos con las linotipias, generosas puertas de salida al exterior. Libros y periódicos, páginas y páginas escritas, alternando en aquellos principios, vestido como iba con mi uniforme caqui de la honrosa "mili", el alegre esfuerzo a que me empujaba la vocación, con al necesario valor que se me suponía según rezaba una de las observaciones de mi cartilla militar, para seguir, risueño siempre, mundo adelante.

Y actualmente, ya sin uniforme distinguible, pero intentando conservar al menos el suficiente valor sin duda también exigible actualmente por tantos motivos, prosigo, intento hacerlo, por mi camino. Y ustedes, si se topan con algo de mi autoría en esta red o en el tradicional papel, se enterarán de mis nuevas reflexiones o ideas expuestas en prosa o en verso que de todo puede haber, todas, eso sí, aptas para su publicación. Las otras me las guardaré para mí solo como he hecho siempre y no pasarán a esa eternidad de las bibliotecas ni al desconocido tiempo de vida que les pueda conceder esta red que tan transitada se haya.

viernes, 17 de febrero de 2012

MAS NO ES MÁS

Mas no es más, ya que con el acento sobre la vocal resulta un adjetivo que denota aumento o superioridad lo que para nada cuadra con el individuo que lleva la primera denominación nada menos que de apellido. Sin el acento se queda en conjunción que entre sus posibles utilidades sirve para significar separación de sentido entre unos y otros, lo que le viene al pelo en su caso. Me refiero, como habrán supuesto a Artur Mas, el político que como catalán tiende al ahorro y suprime la redonda o de su nombre, mientras que con el apellido -una simple conjunción dijimos al fin y al cabo- tiende a la separación. Y en eso está: es separatista y juega y se gana la vida con esa idea, al menos con esa amenaza. Y hay más semejanzas gramaticales en la palabreja con su actitud, porque mas se puede quedar tan solo en un "sí pero", su sinónimo que le cuadra a las mil maravillas al ahorrativo Artur. Es separatista sí, pero ¿desea separarse? No está muy clara la cuestión. Ser separatista es su "modus vivendi" y una forma de tener a España en un cierto vilo y sacar ventajas. Él sabe que por ahora la mayoría de los catalanes no apoyaría su pretensión, ya que la preocupación general en aquella tierra es la misma que la del resto de los españoles: sobrevivir e intentar superar la crisis que empieza a axfisiarnos muy en serio. Las encuestas nos lo dejaron bien claro. El dichoso Estatuto que con la anuencia de Zapatero pergeñaron, apenas interesaba al grueso de los catalanes que ni siquiera conocían bastantes de ellos, el nombre del presidente de su comunidad.

Pero Mas sigue más y en el periódico francés "Le Monde", creo que de ayer, declaró tajantemente con desvergüenza y cinismo, que "Los catalanes formamos parte de España por la fuerza desde hace trecientos años" sin duda para fastidiar y seguir con la condenable farsa que, precisamente los franceses algo ilustrados saben que es una solemne e indigna mentira, porque ellos fueron protagonista principalísimos de lo que hace trescientos años aproximadamente ocurrió en Europa, afectando de manera primordial a España entera. Fue una verdadera guerra europea la llamada Guerra de Sucesión con nuestra Patria convertida en campo de batalla y en presa más importante. El Tratado de Utrech acabó con la contienda que enfrentaba a las potencias continentales con las apetencias del francés Luis XIV. Inglaterra conquistó Gibraltar y Menorca apoyando al pretediente Carlos de Austria mientras que sus fuerzas llegaban hasta Madrid en aquella España dividida, mirando muchos hacia hacia el candidato de los Austrias y otros, quizá mayoría, a los Borbones. Cataluña por obra de un tal Casanova, burgués adinerado, por su antigua relación con la casa de Austria, apoyó a Carlos como futuro rey de España. La lucha entre ambos contendientes continuaba y al final, como se sabe, las tropas borbónicas se impusieron.

Esa es la Historia con mayúsculas. La otra, la falsificada con la que pretenden convertir a Casanova, (tan solo al fin y al cabo, partidario de uno de los contendientes, como otros muchos que abundaban en España) en el primer separatista catalán, mienten. Y con esta mentira junto a otras muchas que irán saliendo quizá en esta Horadada, caminan sin rubor los Mas y los menos por esas tierras en la que pretenden que la mentira se convierta en la amalgana que una las distintas mentalidades de los catalanes. Pero ya dijimos al principio que Mas solo es como una conjunción que "sirve para separar el sentido entre unos y otros" lo que resulta una actitud despreciable.