Me acusan de que ya no me meto con el Gobierno y efectivamente es así. Alejado Zapatero de la escena pública con sus dos buenos sueldos de por vida y alguna conferencia que pueda pronunciar por esos mundos de Dios, aunque no sea más que en países como en la Venezuela de hoy tan maltratada, donde ha conseguido que le escuchen y que le den además por su perorata nada menos que 60.000 euros, el hombre se va arreglando y gracias a Dios ya no le vemos. Ahora solo sufrimos el resultado de su inoperancia como presidente. Por eso, al Gobierno actual ni tocarlo todavía. Ya dará tiempo de lanzar el adecuado juicio cuando vayan dando algún resultado las medidas que está poniendo en práctica con la intención de arreglar el desaguisado heredado que tanto sufrimos y que es tan notorio que hasta le ha servido a Sarkozy de lema para su campaña electoral.
Tenemos a la vista, eso sí, el panorama general de esta España nuestra que parece que va saliendo de la sequía tan pertinaz como se calificaban allá por los años cuarenta las que se sufrieron entonces. En aquellos años hubo sequías y escasez de casi todo. Se salía de una guerra y había otra asolando y entenebreciendo el mundo. Ahora a la falta de lluvia que hemos sufrido se junta la gran amenaza de un hundimiento general si nos fallan las decisiones decididas por Rajoy. (Algunos agoreros del ancho mundo lo comentan). Antes era diferente, en aquellos años cuarenta ya se estaba en el fondo profundo de un hoyo que no ofrecía más solución para tratar de superarlo que escalar las empinadas paredes de la nada en busca de luz. Ahora, en cambio, hemos llegado, nos han llevado, hasta el borde de un precipicio y hay que procurar que el vértigo no nos haga precipitarnos al abismo. En realidad no sé que es peor. Antes se necesitaba esfuerzo, ahora contención.
Luego, en el amplio panorama general que decimos, siempre hay personajillos que enturbian más el ambiente. Algunos caducos en realidad, pero desagradables siempre. Me refiero al catalán Pujol siempre retorcido y complicado, con su Ferrusola y su Pujolito impertinente, que se ha destapado: quiere claramente la independencia de Cataluña. Su oscura trayectoria se ha hecho totalmente negra. Claro que más perjudiciales resultan en este momento, cuando se necesita la cooperación de todos para evitar la amenaza del precipicio, otros individuos tales como Méndez y Toxo, sindicalistas que, asombrosamente, viven del Estado al que tanto perjudican, guiados no únicamente por una ideología desprestigiada que se ha hecho tan destructiva sino también y sobre todo por miserables intereses de grupo. Y por si fuera poco y cuando más unidos debemos estar, un abispo, el de Ciudad Real, arremete en su periódico diocesano contra los recortes anunciados por el Gobierno y contra la reforma laboral como si ese fuera su adecuado campo de actuación, lo que ha obligado a Dolores de Cospedal a decir que ella "no valora las palabras de los obispos", con lo que el tal purpurado ha armado la marimorena. Todo se agrava con otros documentos también críticos con las medidas del Gobierno emitidos por la Juventud Obrera Cristiana y por la Hermandad Obrera de Acción Católica. La autoridad del cardenal Rouco Varela se hizo notar muy adecuadamente prohibiendo tales documentos, aunque los del Obispo de Ciudad Real ya son públicos y notorios.
En esas estamos, con tantos entorpeciendo el camino, con los bancos apretando los tornillos de su avaricia y muchos, demasiados, buscando el duro. Pero la primavera adorna ya los campos y nosotros cuando llegue el momento sí que hablaremos del Gobierno. ¡Faltaría más!
sábado, 7 de abril de 2012
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