domingo, 1 de abril de 2012

LA MEMORIA GUARDADA

Me asalta una duda a que me lleva mi ignorancia en esto de los adelantos de la vida moderna que tanto me sorprenden: ¿qué durará más lo impreso en papel o lo captado por internet?. Lo que quiero preguntar es si mis reflexiones de cuatro años nada menos, aparecidas aquí y cobijadas en esta Horadada persistirán en esta red sorprendente por más tiempo que en su nueva presentación en papel impreso que acaban de ver la luz bautizadas ahora, "Memorias de anteayer-lo que pasó y lo que pensé". A mí, personalmente, me satisface mucho poder manosear y hojear sus más de doscientas sesenta páginas. Además, gracias a esta nueva forma corpórea casi, su eco se ha ampliado a través de las ondas radiofónicas, otro invento no tangible, pero como más antiguo quizá más comprensible para mí, además de, por otro lado, haber obtenido alguna respuesta visible y legible en la Prensa diaria. Claro que el resultado de esta llamémosla satisfacción o, si quieren, vanidad por verse atendido y elogiado en los "papeles", hasta hoy no ha sido mucho más, entre las gentes con que me codeo, que una cierta ponderación tan solo a meras cuestiones físicas: "Estas muy bien en la foto, muy natural". Pero de ir a comprar el libro, nada.

En fin, veremos dentro de dos o tres meses la difusión que haya podido alcanzar el tal libro que para mí es uno más que me satisface tener y que me da ánimo para seguir introduciéndome en mí mismo con objeto de obtener alguna reflexión aceptable y sacarla a la luz o a las luces que la técnica nos vayan ofreciendo. Hasta ahora mismo, a mi alcance, la red esta que me abre la ventana a la que me asomo y desde la que vuelo o la muy deseable y satisfactoria del papel impreso en el que siempre me he cobijado. Porque uno, que ya lleva mucho tiempo a sus espaldas, ha convivido desde los veinte años nada menos con las linotipias, generosas puertas de salida al exterior. Libros y periódicos, páginas y páginas escritas, alternando en aquellos principios, vestido como iba con mi uniforme caqui de la honrosa "mili", el alegre esfuerzo a que me empujaba la vocación, con al necesario valor que se me suponía según rezaba una de las observaciones de mi cartilla militar, para seguir, risueño siempre, mundo adelante.

Y actualmente, ya sin uniforme distinguible, pero intentando conservar al menos el suficiente valor sin duda también exigible actualmente por tantos motivos, prosigo, intento hacerlo, por mi camino. Y ustedes, si se topan con algo de mi autoría en esta red o en el tradicional papel, se enterarán de mis nuevas reflexiones o ideas expuestas en prosa o en verso que de todo puede haber, todas, eso sí, aptas para su publicación. Las otras me las guardaré para mí solo como he hecho siempre y no pasarán a esa eternidad de las bibliotecas ni al desconocido tiempo de vida que les pueda conceder esta red que tan transitada se haya.

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