sábado, 15 de enero de 2011

JUSTICIA

No es que pida justicia como parece indicar el título de esta nueva divagación. Es simplemente que al considerar en la hora de ahora que eso de los valores absolutos se aleja de la consideración de las masas, me ha venido a la mente esa palabra, Justicia, así con mayúsculas. Un concepto tan necesario en todo momento y que con los tejemajes de los políticos se conculca tantas veces.

Si la tarea de la que se encarga la Justicia debe de ser la de conservar el orden o restablecerlo o defenderlo, exactamente el que marca el Derecho o las costumbres, las buenas costumbres por supuesto que nos acercarán a lo que se denomina bien común, poco parece importarles a nuestros políticos de ahora que acaban, despues de árduas discusiones, de renovar parte del llamado Tribunal Constitucional, tan lento y sospechoso tantas veces, eligiendo a cuatro magistrados, dos por cada partido, socialista y popular. Con lo que hasta en esto de definir, aplicar, desarrollar y restablecer la Justicia con mayúsculas, mangonean los intereses políticos, consiguiendo con esto que, asombrados, veamos tan a menudo, que las sentencias de tan altos tribunales resultan un apaño en el que cada grupo de magistrados decide según su inclinación política. Y luego suman los votos: 5-1, ganaron los socialistas en un caso; 4-2 ahora pudieron los del PP. Como en el futbol los partidos, los políticos en este caso (menos entretenidos, por supuesto), nos tienen también partidos, es decir, divididos a los españoles en algo tan trascendente como es el sentido de la Justicia.

Y así en casi todo, por lo que tantas veces se sobrepasa el espacio de lo justo con el fin de invadir otros campos. A veces los de la mera organización administrativa, pero que puede resultar muy dañino también. Me refiero, por ejemplo, ahora que surge al menos como tema de discusión, al batiburrillo de las autonomás, de las 17 posibles españas si Zp siguiera por el camino que con su llegada al Gobierno emprendió. En este momento descubren, por fin, que tanta división afecta al boslsillo y como consecuencia a nuestra deseada salida del abismo de esta crisis que nos atenaza. Por lo que se oye, esto lo entienden todos mejor que al mero concepto histórico de nuestra Patria tan cuarteada en apariencia.

La Constitución, se sospechó en su momento y se comprueba actualmente, dejo abierto, en el aire, el concepto del Estado de las Autonomías por complejo de algunos, por sentido de la reivindicación de otros y por falta de la mesura necesaria después de una dictadura que permitía fingir a algunos que la Guerra Civil, no había acabado. Se comprueba nítidamente en Zapatero y su perversa actuación como gobernante.

Un camino en fin el recorrido por la organización autonómica que abunda incomprensiblemnete, ridículamente en la separación y la diferencia real o inventada de cada zona, con un sentido centrifugo dañino para todos y alejado de los verdaderos ideales de la mayoría de los ciudadanos. No se ha realizado una mera organización administrativa, sino que se inyectado con odio tantas veces, o por un ruin interes político, cuando no crematístico, la idea falsamente federal a la que le falta el sentido de la cohesión de cualquier organización de este tipo y que se manifiesta muy bien en algo tan fácil de entender como se descubre en tan sólo dos palabras: Pueblo Español. Ese pueblo que se reconoce perfectamente y que los políticos lo conculcan y desatienden por sus intereses particulares tan a la vista muy a menudo.

En resumen, para acabar, hemos barajado tres conceptos: Justicia, Pueblo Español y políticos. Añadamos otro más imprescindible que de abundar acabaría con muchos de nuestros males. Esa concepto, bastante en desuso se denomina Patriotismo.

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