miércoles, 15 de junio de 2011

MARTINGALAS POLÍTICAS

Llegó el calor sofocante y despejaron bastante, no totalmente, la Puerta del Sol esos "indignados" de baja estofa que deberían estar agradecidos de que la Policia al mando del turbio Rubalcaba no les haya expulsado con la contundencia requerida en el momento adecuado. Estas son las novedades que llegan, porque la otra, la esperada, quiero decir, la marcha de Zapatero previo el anuncio de las elecciones generales para cuanto antes, no llega. Todos barruntan -se lee en los periódicos- que podrían promulgarse en otoño, en noviembre exactamente, pero el interesado se reafirma en su decisión de acabar su mandato en el momento para él adecuado, allá para marzo del año que viene. Está en su derecho, aunque no creo que resista tanto. Quiere -dice-implantar las medidas económicas necesarias, imprescindibles que ayuden a salir de la oscura situación económica que sufrimos. Sabemos que serán medidas duras si se atiene a lo que mandan desde Bruselas y a lo que aconsejan los entendidos. Si lo hace y acierta con las adecuadas, que lo dudo, a Rajoy le beneficia. No pueden ser muy populares y cuando don Mariano acceda a la Moncloa -echémos mano del mayor optimismo- ya estarán implantadas con lo que se evitará las críticas de tantos perjudicados como habrá.

Claro que el PP quiere aprovechar este momento tan dulce que está disfrutando y que Rubalcaba, en su campaña, tratará de amargar con sus tejemanejes y maniobras inconfesables en las que ha demostrado ser maestro en su tan larga trayectoria política. Sin embargo mucho tiene que envenenar el ambiente para que los españoles se olviden tan pronto de la desgracia que ha supuesto el zapaterismo en el que, el de Solares, además, tan pringado se encuentra.

Conviene fijarse en que hasta muchos militantes de Izquierda Unida, partido que en su pequeñez tanto ha beneficiado siempre al PSOE, se ha negado esta vez a evitar el triunfo del PP en la composición en muchos de los nuevos Ayuntamientos y en los gobiernos de las Comunidades, apoyando a los socialistas con las coaliciones imprescindibles de siempre. Llamazares y otros gerifaltes de ese Partido han puesto el grito en el cielo; pero hasta el cordobés Anguita, viendo el hartazgo de tantos, ha hecho oidos sordos para que intervenga y ayude. Córdoba ahora es del PP despues de 30 años de hegemonía de las izquierdas.

Zapatero ha sido el artifice de la hecatombe de su partido, todos lo sabemos, y el que ha hecho crecer el número de indignados por todos los rincones del país. Indignados que no tienen nada que ver con esos impresentables que ensucian las plazas de tantos lugares de España y que Rubalcaba permite que campen por sus respetos, por si se definen de una vez y se dedican a atacar a las instituciones ya administradas por el PP. Quizá esa sea la intención de su sucia labor para envenenar el ambiente. Una manera muy suya de comenzar su campaña política cara a las próximas y definitivas elecciones.

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