Tiempo de Navidad, un corto paréntesis esta vez para el recogimiento y vuelta a los interrogantes, los miedos y la esperanza. Sobre todo a la esperanza quiero pensar. Un fin de año movido con unos políticos, los del PP, satisfechos con el reparto de cargos que Rajoy ha presentado y otros decepcionados.Pero para decepción la de Llamazares por la decisión de su partido: no será su portavoz en el Parlamento. Se queda de simple diputado y le sabe a poco: "Lo acato -dijo- pero no acepto ni me callo". El que tampoco se calla es Rubalcaba que airea su pequeñez y su ánimo rencoroso de auténtico perdedor como el personaje de segunda fila que siempre ha sido, al referirse a la investidura de Rajoy como presidente: "Ya va siendo hora, puede ser interesante o mejor, original". Y dicen que el de Solares es inteligente.
Por su parte el Rey en su puesto dando siempre una lección en la que resume, con un solo gesto,el sentir de la mayor parte de los españoles. Con el representante de Amaiur fue claro: la sonrisa la dejó para los que la merecían. Incluso hubo grados en el calor del encuentro por parte de don Juan Carlos según era cada cual. Con él, con el Monarca, la esperanza revive, conoce el camino a seguir, los modos y la manera de la andadura conveniente. El aprendizaje y el entrenamiento lo tuvo desde muy pequeño, sabe bandear los temporales y cuando hay que usar la energía necesaria. Lo ha demostrado siempre que ha sido necesario.
Ahora le toca a Rajoy estar a la altura exigida tan necesaria. Su historial le avala, pero a los problemas que España debe resolver y que posiblemente lo consiga, se unen los continentales: el euro que dicen tambaleante y todo el sistema en que se sustenta Europa que hace pensar en la necesidad de un cambio tan profundo que los de Bruselas son incapaces ni siquiera de intentar.
Y para terminar una crítica al nuevo Presidente al que también le llegó con el nombramiento el tiempo de soportarlas: antes de su investidura -lo que hace más incomprensible su actitud- se apresuró a falicitar al nuevo gobernador de Gibraltar por su triunfo electoral ¿Va a seguir Rajoy la misma política, vergonzosa me atrevo a calificarla, de Zapatero con respecto a la colonia? Si Castiella, tan duro en la reivindicación, se entera desde las alturas en que se encuentre, le lanza el chaparrón merecido, con truenos y relámpagos incluídos. Con rayos no que Rajoy acaba de empezar y debemos concederle la posibilidad del arrepentimiento o, al menos, de alguna explicación convincente. Que así sea.
viernes, 16 de diciembre de 2011
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