Desde mi Roca Horadada resulta imposible aceptar la orden de todo avante como no sea utilizando la imaginación. Aunque incluso a la imaginación le cuesta moverse si no la acompañan los vientos favorables. Y los vientos, a veces tormentosos, resultan tan contrarios que ni el más diestro de los patrones es capaz de ir avante, por lo que seguramente buscará el cobijo de un puerto hasta que la tempestad amaine.
Y otras veces con la mar en calma absorta mirándo a un cielo plácido y hasta ausente, a la imaginación, al fin y al cabo tantas veces tan sólo comparable a un patache quejumbroso que únicamente es capaz de cortas singladuras de cabotaje, le cuesta moverse mientras intenta desplegar unas velas flácidas por la ausencia de la más ligera brisa, es decir, de las más ligera idea.
--Oiga, ¿pero no le sugiere nada lo que le rodea?.
Ni lo que me rodea ni el socorrido horizonte que a veces, tantas, ahora mismo, se disfraza con una neblina que no admite contemplar nada concreto. Y en eso estamos. No queda más remedio que, como anunciaban Tip y Coll, hablar del Gobierno, eso tan cansino. Sobre todo del que sufrimos que nos ha llevado a un desbarajuste incontroaldo "de las tierras y los pueblos de España" en frase del difunto ese que el pesado de Garzón dudaba de que hubiera muerto hasta que no viera su acta de defunción.
Y así andamos, detrás de Obama como máxima aspiración de los hasta ahora tan antiyanquis.
Y con la única propuesta, como gran novedad, el aborto libre sin importar la vida del que ya palpita. Jon Juaristi, tan acertado siempre, nos describe la realidad que tanto lamentamos: "Partimos del supuesto -escribe- de que una mayoría electoral legitima a cualquier imbecil para decidir sobre cuándo y como una vida adquiere condición humana".
¿Qué más decir? Sólo cabe mantener desplegadas las velas por si la fortuna nos brinda una cierta brisa que aclare el horizonte para poner proa hacia él, hacia lo distinto.
--Oiga y si la brisa se resiste, conténtese con el partido del miércoles en Turquía...
--Gracias por recordármelo, porque si el futuro se nubla nos queda el pasado, así que contra Turquía me refugio en Lepanto que eso sí fue una gozada. Arrío las velas.
lunes, 30 de marzo de 2009
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