domingo, 18 de abril de 2010

PROBLEMA CON UN PSICÓPATA

Zapatero psicópata, incluso psicópata desalmado. ¿Qué es un psicópata?. Dicho pronto, un sujeto que conociendo el mal que hace no tiene inconveniente en seguir haciéndolo. Por eso cuando delinquen se les aplica la pena correspondiente sin más contemplaciones.


Zapatero, al menos a los ojos de un no profesional en medicina puede parecerlo, porque el presidente que nos ha tocado en suerte, o mejor en desgracia, está poniendo a España patas arriba a conciencia y sabiendo lo que hace; en todos los órdenes, política y económicamente; cara al exterior y de puertas adentro. Entre otras cosas, como es un fracasado en su cometido político trata de tapar sus fracasos con artimañas, sin importarle el daño que crea.


Ahora está acabando, parece, con el gran éxito de la normalización nacional finalizada la dictadura. Izquierdas y derechas se pusieron de acuerdo en aquellas fechas. El esfuerzo encomiable de Felipe González por mantener ese equilibrio alcanzado entre las llamadas dos Españas, lo resquebraja este Zapatero valiéndose de la morralla sindical y de los detritus "artísticos/intelectuales" de pacotilla. Ahora ha sido Garzón la disculpa cuando el Gobierno se siente incapaz de reflotar la economía. Había que distraer a la gente, crear otra tensión, sistema al que tanto acude ZP para evitarse más críticas directas. La escena: un fondo de banderas republicanas y necrófilos recuerdos de un franquismo inexistente, útiles para resucitar los lamentables y tristes momentos de una Segunda República cabalgando hacia el 36 cuando ya Stalin era el ejemplo. Mover y remover lo más despreciable de nuestro pasado reciente. Hay que intentar que no se piense en el hundimiento económico y en los fracasos de allende las fronteras nacionales. La fórmula, resucitar el rencor de las dos Españas utilizando a los grupos más despreciables.


Antes fue el aborto el tema empleado para alejar la mirada de los auténticos problemas del momento. La Bibiana, ministra de la desvergüenza, fue la utilizada. También, en otra ocasión, se aireó el espinoso y doloroso tema de la eutanasia para encrespar al personal el tiempo necesario en el que ocultar algo impresentable.


Y por debajo de esa política disolvente, promoviéndolo, surge ese carácter psicopático, alentado todo con el pobre ideario de un hombre atascado en unas fórmulas superadas ya en el mundo, las de un izquierdismo, el suyo, que se agiganta y maniefiesta con el rencor sobre el que pretende que la derrota sufrida en el 39 se convierta en su victoria personal tan vengativa, y vuelvan a votarle que es de lo que se trata, ayudado en esa tarea por el pueblo más encanallado, al que piensa que puede atraer.


Y lo peor es que consigue que la tensión crezca. Una prueba son estas líneas que algo encolerizado escribo y las que aparecen en tantos periódicos y que llenan las conversaciones del día a día. Los parados, los sin techo, mientras, dormitan casi en un segundo plano, refugiados en un rincón de la sección de economía.

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