lunes, 29 de octubre de 2012

SEPARATISMOS

Mientras los catalanes zarandeados por Arturo Mas se preparan para sus próximas elecciones, los vascos  se encuentran ya en la digestión de las suyas. Vascos y catalanes a lo largo de los años se han hecho carantoñas políticas por tratar de emparejar sus pretensiones nacionalistas al menos, sino separatistas. Pero su situación es diferente por lo menos hasta ahora. En las tres provincias vascongadas como una consecuencia de la triste labor de Zapatero en el Gobierno que lo ha facilitado, el triunfo de los separatistas ha sido rotundo, masivo puede decirse, y esto, al menos, asusta.

El problema es viejo y  para comprender algo hay que remotarse hasta 1839 cuando, terminadas las guerras carlistas con el Convenio de Vergara, se mermaron algunas libertades de las que gozaban los vascos, en la actualidad, sin duda, acrecentadas. Pero después de esa fecha, con el tiempo, en los albores de la República sobre todo, políticos y eclesiásticos aferrados a sus extremismos carlistas y teniendo como meta la segregación,  maquinaban de forma   poco clara, apoyándose unas veces en las izquierdas cuando se pretendían temas políticos  o bien en la derecha si se  tocaban asuntos religiosos.

El PNV ha liderado siempre esa estrategia tortuosa y poco franca que no debe chocarnos teniendo en cuenta quien fue su creador: un impresentable vasco de nombre Sabino Arana Goiri que echaba la culpa de todos los males del pueblo vasco al resto de los españoles, "una raza inferior" -decía- que "no sabe ni andar" y que si resulta  "apuesto es tipo feminil", mientras añadía   que "el español es corto de inteligencia y carece de maña para los trabajos más sencillos". Así que vamos listos. Pero lo malo no es que haya aparecido un pobre imbécil capaz de decir  tantas tonterías, lo verdaderamente penoso es que entre los vascos haya tantos, todos los seguidores del PNV que continúan en tal formación. Unos señoritos estos peneuvistas que ahora tendrán que seguir con sus marrullerías políticas para poder gobernar, teniendo a una izquierda de desarrapados indeseables para la gente de bien, proveniente de las tenebrosidades de un terrrorismo que no condenan  pisándoles los talones, como se desprende del claro y triste resultado que han dado las urnas. Y más allá, las minorías: el  PSOE, una organización más apegada a una ideología ya superada que   decidida a solucionar de manera conveniente los problemas que se le van presentando al país. Y un PP acaso más claro en su postura política como conservador que es, pero que con sus escasos votos poco podrá decidir.

Ese es el panorama preocupante que se presenta con los apoyos de siempre,  políticos y  eclesiáticos, a los que hay que añadir otros extremismos que abrazan los seguidores de los del tiro en la nuca. Sin embargo, lo verdaderamente triste es que  a tan indignas tendencias, las han encumbrado una mayoría del pueblo vasco.

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