miércoles, 30 de diciembre de 2009

AMOR SE ESCRIBE CON EFE

Ya sé que la frase es "amor se escribe sin hache". Tenía razón el bueno de Jardiel, pero a mi, que he brujuleado ahora sobre el tema, me parece que lo correcto sería añadirle por algún lado una efe, una efe de fin, por su corta vida tantas veces.

Todo empezó cuando el otro día que andaba yo un tanto pesimista, se me ocurrió decir, aquí en esta misma Horadada, que el amor era una trampa de la Naturaleza con objeto de hacer realidad el mandato de creced y multiplicaos. Y quiero ahora matizarlo para que los tres o cuatro optimistas que se acercan hasta mi roca no me tachen de cenizo. Para ello echo mano de Stendhal, (que se pasaba el tío haciendo frases, dicho sea entre nosotros) y que aseguraba que "el amor es un milagro de la civilización", lo que es más exagerado todavía y más fácil de rebatir que mi ocurrencia, aunque no hay que olvidar ninguna de las dos, dejémoslas aparcadas hasta que vea lo que viene. Parece ser que el primer filósofo que utilizó la idea del amor, un tal Empédocles, el pobre que se quitó la vida arrojándose al cráter del Etna, quizá, digo yo, por alguna desilusión amorosa, consideraba -casi 500 años a.de C.- precisamente al amor y a la lucha como principio de la unión, pero también de la separación. Cuatro etapas en la aventura del enamoramiento, lo que se ajusta a tantas uniones y separaciones como nos atosigan sobre todo actualmente, ya que el amor se hace, a menudo, volcánico, eruptivo como ese Etna.

Esto es así, lo comprobamos todos los días, pero si queremos recorrer un poco más del amplio concepto amoroso, hay, como en tantas ocasiones, que llegar hasta Platón que, entre otras cosas, calificó al amor como una locura, lo que muy bien podemos suscribir todos. Una locura, dijo, tan notoria que lleva a veces al enamorado a cometerla de verdad, incluso físicamente. Claro que él, Platón, que no se le escapaba una, humaniza la perturbación amorosa al verla como una mezcla de las sensaciones que pueden originarse en el cuerpo, dulcificándolas con las que provienen del alma.

San Agustín, otro al que me acerqué en busca de luz porque se ocupó también del amor, creo, más bien, que se pierde al considerarlo, y que me perdone. Parece ser que cree aceptable el amor cuando es por amor de Dios. (Una limosnita por amor de Dios, se decía antes cuando la piedad se exhibía públicamente). Consideraba el de Hipona un mal al amor cuando sólo se basa en una inclinación puramente humana. Humana, señor Obispo, me atrevo a subrayar, no animal ¿A que más podemos aspirar que a comportarnos como humanos, tal como nos hizo el Creador?

Para aclararme algo tuve que volver a los griegos, a Empédocles y a su unión del sentido amoroso con el de lucha y completarlo, creo, con el de siempre, con Platón que a mi entender considera al amor como una aspiración que oscila entre "el poseer y el no poseer, el tener y el no tener". El que ama no posee eso que ama, porque si lo posee, no habría ya amor, parece que dijo. Oigan, si esto es así ¿podría radicar aquí la causa de los fracasos matrimoniales? En realidad, ese amor descrito por Platón se ajustaría más a la palabra querer que empleamos más los españoles que a la de amar y estaría más al alcancer de la mayoría. El te quiero denota deseo de posesión.

¿Qué hacer entonces? Recordemos mi frasecita del comienzo y la de Stendhal dejadas aparcadas más arriba. Considerándolas con lo dicho por los griegos, creo que la solución esté en echar mano de la palabra cariño, más reposada y duradera que además lleva, tantas veces al que quiere hasta el sacrificio de una entrega total. Así que ya lo saben, amor y lucha que desemboca en la unión, pero después conduce a la separación. Se ama lo que no se tiene, luego hay que dejar entrar en juego , antes de que llegue la etapa de la lucha que nos arrastra a la separación, al cariño que es, por lo que se ve, más duradero y seguramente más profundo e íntimo.

--Así que Paquita, cariño , dame la mano y vamos a pasear con nuestra bendita tranquilidad -oí decir a mi lado.

Lo que me confirma todo lo comentado.

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