jueves, 6 de noviembre de 2008

LA ADMIRADA Y DENOSTADA AMÉRICA

En realidad me refiero a Norteamérica y ni siquiera a toda ella. Hoy dejo fuera a Méjico y Canadá y me fijo en los Estados Unidos que tan repetidas veces nos dan ejemplo de esa unidad que proclama su nombre a pesar de su verdadera y auténtica diversidad; no como la nuestra tan cacareada y tan exagerada y cultivada, además, con perversidad, interés y traición.

Bien, esa América o porción de ella parece haberse ideado una realidad imperial de nuevo cuño sin mancillar las fronteras del mundo, dejando a tantos países que admiten su superioridad y buscan su beneplácito, disfrutar de sus banderas e himnos, pero acércándoles al resaltar con inteligencia la necesidad de su ayuda y protección al menos en los momentos de intranquilidad.

Y en eso estamos otra vez, necesitándolos. Y ahora, en medio de la crisis económica tan asustadora que se agiganta, esos Estados Unidos dan un paso más de progreso y eleva hasta ese original trono imperial, pero demócrata (primero el ciudadano, luego el Estado) a un negro que digamos parece tener el alma tan blanca ( si es que eso es mejor) o digamos tan limpia como el ciudadano más blanco. Y el mundo se fija en él con esperanza.
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Ya sé que ese país, EE.UU., no siempre ha sido el noble protector que ahora queremos ver en él porque nos conviene. España puede echarle en cara hechos censurables. Digamos algunos para que los antiyanquis, esos que se dicen progresistas malhumorados, no nos acusen de parcialidad. Ahí van algunos de los que me acuerdo: recordemos a nuestro conde de Gálvez, general y gobernador de Luisiana que tan eficazmente lucho contra Inglaterra ayudando muy eficazmente a la independencia estadounidense. Los eruditos de ese país lo recuerdan, pero se han cuidado bien de que su agradecimiento no llegue a calar a nivel popular. La labor colonizadora de España en América había que denigrarla un poco por intereses políticos, lo intentaron y lo consigueron bastante. Otro ejemplo, La Florida fue arrancada de España militarmente y luego se quiso atenuar el despojo con una venta que España se vio obligada a aceptar en Versalles. Otro más: el presidente Jefferson comunicó a su sucesor Monroe, por escrito, "la necesidad" de adquirir Cuba para hacer suyo todo el Golfo de Méjico, lo que llevó a realizar la voladura del "Maine" para justificar la guerra con España. No se quedó con Cuba, aunque si la dominó durante unos años con la llamada Enmienda Platt; a cambio se apropió Puerto Rico.
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Pero eso es agua pasada que sirve para ilustrarnos cuando hacemos un paseo por la Historia. Hoy es hoy y si tan solo retrocedemos con la memoria al cercano ayer, vemos la labor bienhechora -sí, bienhechora- y heróica de los Estados Unidos cuando Europa ardía por la soberbía del imparable nacionalsocialismo alemán. Salvó a Europa y salvó al mundo. El fascismo patriótico y dictatorial implantado en Italia en 1922 como una solución equivocada a la decadencia, se endureció hasta niveles atroces con Hitler ya en 1933. Y ahora Europa y el resto del mundo, otra vez perdidos, con la realidad económica imparable que tanto asusta, quedan espectantes. El advenimiento del nuevo director de orquesta mundial, tendrá que esforzarse en buscar un remedio ante el desastre, creciente al parecer.

Pero hay más, para oponerse a otros peligros existentes o que puedan surgir, de la amenaza de ciertos sectores enardecidos musulmanes por ejemplo, solo hay una fuerza decisiva, la de EE.UU.
La propuesta de diálogo que alguien propuso parece que no tiene respuesta.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Saludo a la Horadada desde Cantabria, o mejor "La Montaña", como le gusta llamarla al propietario de este "blog".

Anónimo dijo...

Agradezco el saludo de este anónimo que puede no lo serlo tanto si son auténticos los efluvios callealteros que me llegan. Vaya para él también un saludo junto con un abrazo aunque me tenga que poner de puntillas para dárselo.
Si no es éste que insinúo el disfrazado de anónimo, que recoja igualmente abrazo y saludo y paso al no tener que ponerme de puntillas, al más descansado de "en su lugar descanso".