miércoles, 20 de enero de 2010

!AY¡ HAITÍ

Sarkosy se ha puesto gallito frente a los EE.UU. por su intervención en Haití. Los franceses en realidad se ponen gallitos muy a menudo y lo hacen muy bien y hasta su quiquiriquí se oye por todas partes e, incluso, consiguen que el emisor de tal onomatopeya parezca un gran gallo, mayor al menos de lo que es. Sin embargo todos conocemos el refrán, "quiquiriquí mucho, quiquiriquí nada" y los dejamos con sus vanidades.

Pero la verdad es que Sarkosy es un tío listo y con sus aciertos parece también que su talla se agranda. Aquí, en España se le ha escuchado y hasta copiado en algunas de las exigencias políticas y sociales que ha tratado de imponer en su patria. La derecha española ahueca la voz para imponer disciplina, por ejemplo, en el ámbito de la educación, tan necesaria por otra parte. Lo misma que Sarkosy exigió durante su campaña electoral en su país.

Actualmente, el presidente francés ha levantado la voz -decimos- porque EE.UU. ha mandado a Haití a unos cuantos miles de soldados para poner orden en tan desgraciada tierra. Es el único país que puede hacerlo y Francia lo sabe. Pero el gallo francés no sería el que es si no lanzara su quiquirquí de protesta, aún teniendo la seguridad de que se va a perder en un eco sin respuesta.

¡Estos gabachos! Les hubiera bastado con haber hecho mejor su labor en ese trozo de La Española cuando les tocó, durante los 107 años que lo tuvo en su poder, y no haber abandonado a los míseros esclavos sin preparación a su triste suerte. Ahora allí no tienen nada, sólo un idioma francés maltrecho frente a un lenguaje, el criollo, elemental.

Además, para EE.UU. la labor de ahora no es nueva, aunque sí más árdua y trabajosa. Ya estuvo allí 19 años para detener el caos político reinante, desde 1915 hasta 1934. Y luego otra vez tuvo que intervenir militarmente, fue en 1994 por mandato de la ONU. Labor de ONG en realidad. La bauxita, la mayor riqueza de Haití, ya está en manos de industrias estadounidenses desde hace tiempo, para necesitar por el momento protección especial. Ahora hay que organizar el país y distribuir las ayudas tan generosamente donadas por todos y evitar que los problemas se acrecienten más aún, si esto fuera posible. Que no renazca algo parecido a los tristemente famosos "toton macoutes", la guardia del bárbaro dictador Duvalier, el Papa Doc de tan lamentables recuerdos. O incluso que eso que llaman el socialismo bolivariano de Chávez, no intente poner su tentáculo en su afán imperial tan barriobajero e ineficaz que tiene. Entonces la pobreza quedaría establecida permanentemente y después de la tragedia del terremoto, ya no quedan lágrimas para más emociones. Sólo cabe el deseo esperanzado de un final más feliz, imposible para tantos, pensamos.

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