sábado, 20 de febrero de 2010

ENTRE EL DESMADRE Y LA HORTERADA

El Ministerio de Cultura ha autorizado una nueva clasificación de las películas atendiendo a las edades de sus posibles espectadores. Y aquí nació la polémica, porque según los periódicos
"Cultura califica aptos para mayores de 12 años los filmes con contenido sexual". La nueva norma ya está publicada en el BOE. Aquí comenzo la polémica.

Ni entro ni salgo porque casi no conozco de que va la cosa en realidad, sus matices y alcance en general, pero si hay que ponerse en guardia y estudiarlo. Porque con eso de la represión sexual, concepto del que tanto abusan en la actualidad los pedagogos más al día para condenarla, se ha pasado a una desnaturalización de la vida sexual, llevándola y mostrándosela así a los niños, como si se tratara a una mera gimnasia o simple cuestión de higiene, despojándola de toda su naturalidad y alejándola de su verdadero camino, una consecuencia que arranca, que nace con el amor. La dichosa educación sexual que ahora se brinda a la infancia, aún antes de que esa infancia la demande, por parte de esos progres que también tergiversan el concepto natural de la familia, lo hacen, parece, guiados por un afán de acabar con esos momentos infantiles en que se van descubriendo realidades de todo tipo. Con ello introducen a los niños a destiempo y de lleno en una madurez artificial y triste y terminan de esa forma, con la ilusión de ir abriéndose a tantos horizontes como la vida brinda a los menores.

Inculcan, sí, estos progresistas a la infancia de hoy una especie de la sexualidad mecanizada alejada del amor, su fundamento. El desmadre sexual llega también a las escuelas. La nueva España en fin.


HORTERADA MADRILEÑA

No sé si en la nueva Cataluña esa que nace -o muere- con el nuevo estatuto que el inoperante e inservible Tribunal Constitucioinal ni acierta a prohibir ni a aceptar, dejarían que su semana de la moda, si la tuvieran, pudiera denominarse "Fashion Week" como los horteras y acomplejados madrileños de la cosa, han bautizado a la que sólo, y era suficiente, se llamó desde su creación Pasarela Cibeles. Quizá, pienso ahora, la Generalidad sí lo permitiese, ya que al menos no está en castellano que es de lo que se trata.

Por otro lado viendo las mamarrachadas auténticas, risibles horribles, sorprendentes, que los jóvenes diseñadores presentaron como sus propuestas para el próximo otoño-invierno, pueden llamar a la muestra por lo que a mi respecta, como les parezca, en inglés, en japonés o en chino.

Sin embargo, observo que en la televisión a esa visión de la "fashion week" la siguen nombrando Pasarela Cibeles. Será que no saben idiomas o que la gente, en general y de manera espontánea corrige a tantos tontos como tratan de administrárnos la vida.

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