jueves, 3 de julio de 2008

CUANDO EL ESTADO LLANO TOMA LA PALABRA

Ahora que el español es un concepto a perseguir como vemos en las Vascongadas, donde la dictadura se manifiesta tan duramente o en Cataluña o en Galicia o en Baleares donde van a destacar policías especiales para que en los bares se utilice el catalán, se me ocurre una pregunta: ¿dejarán cantar en español "Asturias patria querida" que es lo que se suele entonar cuando los efluvios alcohólicos alcanzan el nivel adecuado? En fin, ahora que nos ocurren todas esa cosas tan estúpidas no tengo más remedio que acallar no sé si mi risa o mi ira desahogándome con el futbol, cosa que no pensaba hacer, para agradecer con toda la efusión de que soy capaz, a este deporte en su versión campeonato europeo, la manifestación espontanea de afirmación nacional -y que perdonen los que condenan las frases antes de fijarse en los contenidos- realizada en todos los rincones de España. Igual en Huelva que en Madrid, en Bilbao o Barcelona que en Cáceres. "España, España, España", "Somos españoles", "Esta en nuestra bandera". Y tengamos en cuenta que tanta exaltación no la provocaba la defensa, por ejemplo, de una vida o de unas haciendas, la provocaba tan sólo, un juego. ¿Cómo sería, pensemos, si de una vida y una hacienda se tratara, si otro 2 de Mayo alterara nuestra convivencia?

Viendo tanto patriotismo, sí patriotismo y tan libremente manifestado, la mente se nos va a los manipuladores, a los envenenadores, a los que difrazados de benefactores cobran buenos sueldos y sólo se preocupan de su triunfo personal, es decir, la mente se nos va a tantos políticos que tratan que sus elucubraciones para justificar el sueldo, calen y sean aceptadas por el pueblo confiado.

No obstante, como se trata de un juego lo que ha motivado tanta exaltación (qué más dará si lo que se debatía era el triunfo de España) algunos como César Vidal, maestro en tantas cosas, interpreta lo acaecido de otra forma más pesimista y facilona. "Panem et circensses" escribe haciendose eco de Juvenal sin tener en cuenta las diferencias de lo que entonces se denominaba plebe y ahora empleando también otro término antiguo, podemos llamar estado llano y no tan llano, a Dios gracias. Y más cuando lo que se coreaba llevaba una admirable carga e intencionalidad facilmente detectables; cuando los manifestantes multitudinarios gritaban con excitación "esta es mi bandera" y mostraban con energía la roja y gualda. De ese gesto tan repetido se puede hacer una lectura muy optimista; puede tomarse facilmente como un rechazo a tantas doctrinas destructivas que nos aquejan.

Y como no es descabellado juzgar así la exaltación del sentimiento español tan libremente manifestado, yo me acojo encantado a esta interpretación que me llena de alegría y de esperanza y además me da pie para, aceptando tanto patriotismo que es lo que se ha manifestado si nos atenemos a lo que entiende por ese sentimiento el diccionario, para meterme no con sus madres
que a lo mejor son unas santas, sino con ellos directamente: con Urcullu (lo escribo así porque quiero), con Madrazo (el más traidor de todos y del que me ocuparé otro día), con Llamazares (el indeciso ¿me afeito o me dejo la barba?), con Puig, con Ibarreche (que sabe que lo único que puede conseguir es sembrar el odio a España, su patria también) y tantos otros que nos llevan a problemas tales como no saber qué cantar y cómo cuando tomemos la última copa de la tarde.

En fin que se preparen los tipejos y lo tengan en cuenta: hay muchos que saben cual es su bandera.

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