Es buen momento este año de 2008, doscientos después de aquel 2 de mayo tan importante entonces como en los tiempos sucesivos, ya con su recuerdo nos enorgullecemos, lo que está muy bien, para agigantar más ese orgullo, rememorando las palabras que Napoleon pronunció en Santa Elena, quizá al hacer balance de su vida. Más o menos fueron estas: "Los españoles se portaron como hombres de honor", lo que no es poca ponderación así reconocido por el propio invasor ni poco mérito para nosotros cuando la desgracia nos cercaba cada vez más; cuando un rey, el nuestro, Fernando VII felicitaba al propio emperador por su actuación en España; cuando sin dirigentes y sin un ejército regular organizado por tanto, la mayoría del pueblo mantenía la cabeza alta ante la adversidad que acarreaba la presencia francesa y la de Wellington y sus ejércitos que aunque luchaban contra Napoleón, también avasallaron al pueblo español tantas veces. (Algún día habrá que airear su actuación de entonces y poner los puntos sobre las íes).
Pero hoy sólo nos fijaremos en lo que pueda enorgullecernos para regodearnos y no olvidar quienes somos. Por eso recuerdo ahora a Fredrich Nietzsche, el filósofo que describió al superhombre y que Hitler, quizá por eso, lo adoptó como su pensador de cabecera. Fue Nietzsche, además de un señor que, como ven, acumulaba excesivas consonantes en su apellido, ¡qué barbaridad!, un buen brujuleador de las características del hombre cuando escribió "Humano demasiado humano" y, por eso, a mí se me antoja que sus juicios adquieren más valor, sobre todo cuando afirmó aquello de, "¡Los españoles! ¡los españoles! ¡Eh ahí hombres que han querido ser demasiado!".
Querer ser demasiado, efectivamente así fue, así fuimos en varios momentos de nuestra historia. América es la demostración más conocida cuando con la Reconquista, después de ocho siglos de continuo entrenamiento en la labor de ensanchar fronteras , conquistando y sobre todo repoblando amplias extensiones, haciendo normal la azarosa existencia de una constante vida fronteriza, se lanza España a comenzar o continuar en otras latitudes lo que con tanta aplicación desarrolló en su propio solar. E hizo América, y ahí está mal que les pese a algunos. No así, por ejemplo, al norteamericano Charles F. Lummis cuando describe nuestra labor en "Los exploradores españoles del siglo XVI" en medio de elogios y alabanzas y compara tan ventajosamente lo que aquellos conquistadores consiguieron con lo que hicieron los ingleses.
En fin, luego, o a la vez, viene Europa dominada en parte, y nuestra lucha contra lo que Lutero alumbraba con una Contrarreforma emprendida por esos hombres que se creían demasiado, que podían con todo, eran los españoles de entonces. "Ahí vienen los Tercios, barbados valientes, firme el paso, decidida la actitud, imparables" y lo cuenta el cronista flamenco Hainaut.
Y para acabar escuchemos, porque en esto al menos tuvo razón, a Adolfo Hitler, el dictador, el que quería o creía, vaya usted a saber, en una raza superior, cuando en un discurso, al referirise a los voluntarios de la División Azul, decía, más o menos, "Si veis venir a un soldado, con el gorro ladeado, la guerrera desabrochada y un cigarro en la comisura de los labios, cuadraos y saludad, es un héroe español".
Distintos momentos, las mismas actitudes y tan repetidas. Así fuimos y así somos me gusta pensar.
martes, 15 de julio de 2008
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3 comentarios:
Si, así fuimos, más me cuesta creer que sigamos siendolo. O mejor dicho que la gran mayoría siga siendolo.
Además se me antoja difícil pensar que exitan, de nuevo, oportunidades en que podamos confirmar si fuimos o somos.
¡Resignación, padre!.
Mi querido hijo y �nico lector reconocible:
Es l�gica la duda, pero el heroismo surge de pronto, quiz� de forma inesperada muchas veces, aunque otras sean reflejo de una postura meditada y admirable, como la adopt� el general Palafox en la defensa de Zaragoza. (Alg�n d�a ha blaremos de ello). Mas para que haya heroismo tiene que haber un motivo y los motivos cambian con el tiempo y las situaciones.
Creo que fue Napole�n (ahora tengo mucha relaci�n con �l como ves) el que dijo m�s o menos, que llegar�a el d�a en que ser�an las ideas m�s que el sentido de patria, el que motivar�a a las gentes. Se percibe ya, la CE es un ejemplo.
En nuestra guerra hubo muchos h�roes y lo fueron por defender sus ideas. Actualmente tambi�n se pueden adivinar muchas actitudes en tantos que les llevar�a a lanzarse al cuello de sus oponentes ideol�gicos, con heroismo, si llegara el caso. Pero conviene fijarse que en esta exaltaci�n de las ideas preconizadas por "Napo", hay un matiz que hace de motor: la defensa de la Patria, su salvaci�n, porque se la ve amenazada por ideas que se juzgan perjudiciales.
Naturalmente, que ante el problema, muchos preferir�an pasar de �l, son los pancistas. Los ha habido siempre. Los hubo en medio de tanto heroismo durante la Guerra de la Independencia; los hubos a manta en la Francia invadida por Alemania, etc.
Y ahora una cita curiosa y meditable. Es otra actitud, la de Jerem�as, uno de los cuatro mayores profetas del Antiguo Testamento. Este buen se�or de unos 600 a�os a.de C. dijo a Sedec�as, rey de Judea y a todo su pueblo: "Someteos a Nabucodonosor, rey de Babilonia, para que vivais. �Por qu� quereis perecer y hacer de esta ciudad un desierto?".
En fin, ahora se le tachar�a de cobarde sin m�s. Entonces acaso de pr�ctico, de acomodaticio. �Cual ser�a el sentido de patria en aquella �poca?. Desde luego el tal Jerem�as debi� ser un llor�n, por eso escribio las Lamentaciones y los llorones no suelen ser h�roes.
A pesar de tus comentarios, en los que sin duda tienes razón, me mantengo en mi opinión de que nos encontramos en una sociedad (no solo la española) acomodada, "pancista" como tu la calificas, adocenada, dormida, conformista, "barrigona", suave, floja, y sobre todo pusilánime; una sociedad que se encuentra muy lejos de ser capaz de enfrentarse a nada y de mantener comportamientos no ya heróicos, sino solamente dignos...
Mira lo que ocurre en Vascongadas.
Efectivamente para que afloren comportamientos heróicos, tiene que haber un motivo, pero aún y cuando te admito que pudieran sobrevenir en el futuro, creo que seguira faltando el otro gran componente que entiendo es necesario para que una sociedad se movilice y que a mi entender no es otro que el "espíritu".
Un espíritu que hoy es conformista y que se encuentra dormido por la anestesia del confort de la vida actual y sobre todo por la ausencia de valores en los que apuntalarse firme.
No creo que hoy haya ningún motivo por el cual la sociedad europea se movilizaría para luchar y hacerle frente, no ya de una manera digna, sino simplemente hacerle frente.
Yo, entre otras razones, corro para mantener mi espíritu en tensión, acostumbrarlo al sacrificio, al esfuerzo y a la superación.
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