domingo, 22 de junio de 2008

CURIOSIDADES HISTÓRICAS

Visto que no nos quitamos de encima esta realidad que nos gobierna, he decidido sumergirme en la Historia, en el pasado ya que, superado por la acción del tiempo, ha quedado ahí, inerme, a nuestra disposición. Y le visito:

Primero a los de mi tierra. Allá me voy con la imaginación y de la mano de Estrabón, el griego que tuvo la amabilidad de dedicar u n tomo entero, el tercero de su "Geografía" a España en el que incluía, como no, dentro de España a los vascos y los igualaba al resto de los habitantes del norte peninsular, a los maquetos. ¿Qué pensaría Arana si se hubiese enterado de que Estrabón no veía diferencia entre todos ellos? ¿O en la actualidad Ibarreche?.

En fin, el griego al hablar de los cántabros exactamente, "los que sujetó César Augusto", les acusa de ser los que "ejercitan más los pillajes, y también a sus vecinos". Lo que viene a dar abolengo a esa palabra, raquero, tan santanderina. De casta le viene al galgo... Raqueros se llamaban a los que más modernamente se dedicaban a desvalijar a los barcos surtos en el puerto de esa ciudad, mayormente a los ingleses, estos también maestros en el arte de la piratería. Pero los cántabros de entonces a los que se refiere Estrabón, tenían otra costumbre que es la que yo quería resaltar aquí. Una costumbre que a veces se ha endosado a gentes de países axóticos alejados de nosotros, pero según observó el griego, allá en la época romana cercana a nuestra era, la observaban aquí nuestros antepasados. Copio a Estrabón: "Las mujeres labran los campos y cuando paren, hacen acostar a sus maridos y ellas les sirven". Qué menos, digo yo que también soy cántabro.

DE MOROS
Otra curiosidad que nos brinda esta vez un tal Aben Adhari, se refiere a lo prolíficos que resultaron los califas cordobeses, junto con detalles de su aspecto físico. Así nos enteramos de que de diez califas que considera, la mitad no mostraban el tradicional aspecto árabe, vean:

Abderraman I era rubio y alto, y tuerto eso sí, lo que no le impidió tener 20 hijos.
Hixen I, pelirrojo, tuvo que conformarse con sólo 11 descendientes.
Adahla las enamoraba con sus ojos azules, su nariz aquilina y sus cabellos rubios, así que procreó a 22 infantes.
Abderraman III, también de pelo claro, dice de él que era hermoso de cuerpo y elegante. Pero a pesar de eso no nos indica la cantidad de hijos que trajo al mundo que, acaso, no fueron muchos pues según lo que yo conozco se dedicó a zurrar la badana a los cristianos, y no hay tiempo para todo.
Alhaquem II era de un rubio rojizo. Tenía las piernas cortas y los brazos largos. El pobre.
Hixen II es descrito también como rubio. No nos dicen cuantos hijos tuvo. Sí que era muy religioso y se dedicaba a la lectura de el Corán.

MAS DE MOROS
Parece ser que los que habitaban en la Córdoba de Abderraman II no tenían muy claro qué había que hacer con los borrachos. En teoría, los jueces debían condenarlos, pero la norma era de muy dudosa aceptación, especialmente en una tierra latinizada con una población, en gran parte, de habla romance por lo que solían buscar subterfugios para dejarlos libres.

He aquí parte de un juicio cierto: Llevado un borracho ante el juez, éste ordena a un secretario que huela el aliento al acusado:

--¿A qué huele? -preguntó-
--A vino, claramente -fue la respuesta.
--Compruébelo usted -ordenó el juez a otro ayudante.
--Huele a una cosa rara, pero ignoro a qué - respondió este último-

Entonces no hay pruebas suficientes para condenarle, concluyó el juez. Queda libre.

Por eso, un tal Abubéker al tiempo de morir se lamentaba:"Lo único que me preocupa es una cosa: la pena que se merece el que bebe vino, por ser cuestón que dejó sin resolver el Profesta, y es uno de los asuntos sobre el cual no hemos pensado hasta después de que murió Mahoma".

Esto de la bebida lo dejó Mahoma en el aire por lo que se ve, no así otras afirmaciones, por ejemplo, según puntualiza el Corán el que "los hombres son superiores a las mujeres...los maridos que sufran desabediencia de sus esposas pueden castigarlas... y hasta golpearlas". La defensa que tienen las mujeres es la sumisión. Todo esto lo apunto para que se entere Zapatero y pueda seguir con su diálogo de civilizaciones.

LA PULCRITUD DEL INCA
Esto se refiere al jefe inca del tiempo de la conquista del Perú. Lo cuenta un tal P. de Torres, uno de los conquistadores encargados de custodiar a Atahualpa. Destaca de él "lo bien dispuesto, sabio, animoso, franco y muy limpio y bien traído" que era, hasta el punto de que "no escupía en el suelo, sinó en la mano de una señora muy principal, por majestad", lo que ya es decir. Esto, sin embargo, no impidió, claro, que matara a su hermano Huescar que debía ser otro pájaro similar, aunque quizá no tan limpio.

Mañana más.

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